Malabo, 8 de Noviembre de 2014.-

Obiang y  sus ministros no pueden hacer otra cosa más que engañar. Aunque no necesiten engañar. Aunque no tienen que hacer trampas, siempre hacen trampas. Y siempre mienten. Es una enfermedad.

Que eso le pase al dictador y sea una enfermedad hereditaria, lo puedo entender. Lo que no puedo explicarme es que esa conducta haya contagiado a todos los que están con el dictador.

De todos los fraudes que monta Obiang, el de la mesa de diálogo es de los mayores y más graves. Y es grave porque ha vendido a la gente la idea de que la situación en la que se encuentra el país, se iba a arreglar a través de un concierto con todas las fuerzas políticas, logrado en una mesa de diálogo.

Una vez más se confirma lo que ya viene siendo una regularidad del sistema dictatorial, a saber, la intolerancia, el cinismo, el despotismo, la arrogancia y la estupidez. El discurso del dictador nada tenía que ver con la situación que vive el país. Y delante de los embajadores, volvió a arremeter contra las potencias occidentales, a las que acusa de depredadoras y desestabilizadoras.

Obiang y su familia han robado miles de millones de dólares al pueblo guineano, que vive en su mayoria en la miseria. Y aun así se atreve el dictador a acusar a Occidente de desestabilizadores de Africa y de Guinea en particular.

La mesa de diálogo, tal como ha sido diseñada e implementada por la dictadura, está muerta. O mejor digamos que es un fraude monumental, porque se trata en realidad de un monólogo de la propia dictadura,  escenificado en la villa de Sipopo. Es un monólogo porque no dejan hablar a nadie y porque todos los que estan ahí son la propia dictadura en su mayoría.

A estas alturas del fraude, los grupos del Manifiesto de Madrid que han acudido a Sipopo, han  abandonado, por coherencia y porque asi se decidió.
El monólogo ruidoso de Obiang es una continuación de su fracaso como persona cuerda. Porque escenificar un fraude de forma tan ruidosa es un suicidio político. Obiang es un gran mal para Guinea Ecuatorial. Nadie se explica qué ha hecho con los dineros, nadie se explica por qué teniendo a la vista la solución de los problemas del país, es incapaz de utilizar tales soluciones.

Con lo que se ve aqui en Malabo, podemos aventurar que Obiang, ademas de ser prisionero de sus demonios internos, es prisionero también de algunos de sus colaboradores, entre los que se encuentra Clemente Engonga Nguema Onguene, el inefable ministro del Interior que se cree por encima de la Ley. Y el llamado Ale Nvoro, que planta sus casas en medio de la calle hasta obligar al ayuntamiento a desviar esa calle, o el cartero que nunca repartió cartas, Demetrio Elo Ndong Nzefumu, promotor de las obras de Annobón y Corisco, que costaron mas de 600 millones de dólares y todavia estamos esperando que aterrice un avión en la pista ganada al mar del aeropuerto internacional de Corisco. Obiang es prisionero de sus esbirros. Ellos esparcen la tiranía del tirano sobre los guineanos, mientras se quedan con comisiones multimillonarias.

Las empresas ECOCSA-SOGECO, SOGEA, BOUYGUES, PAC INTERNATIONAL, SETRACO SOMAGEC, ARAB CONTRACTOR, SEGUIBAT, y otras del ramo de obras públicas y construcción habrán despedido hasta el final de este mes unos 11 mil trabajadores. La cifra exacta no se sabe y podría ser más.  El Estado adeuda a estas empresas varios cientos de millones de dólares. Se ha declarado en quiebra, a menos de dos años del discurso del dictador mofándose de la crisis económica de Europa. La crisis que se está instalando en Guinea, donde algunos expatriados empiezan a abandonarla, solo puede resolverla la oposición o el concierto de la dictadura con la oposicion, creando entre otras cosas un marco real de respeto a la Ley y de respeto escrupuloso a las libertades políticas y económicas.

Todas esas empresas de Obras públicas se han beneficiado del otorgamiento, fuera del marco de una ley de contratos del Estado, de obras multimillonarias y por tanto susceptibles de ser objeto de grandes corrupciones. Por esa via, algunas han sido forzadas a comprar servicios de alquiler ruinosos de propiedades de la familia del dictador. Son prisioneras del capitalismo familiar del dictador.

El dictador no parece, en apariencia, preocupado por todo lo que ocurre. Al parecer ha puesto mucho dinero a buen recaudo fuera de nuestras fronteras y de ahí provendría la crisis de liquidez que se suma a la crisis deficitaria de la Hacienda Pública guineana. En su discurso de apertura del monólogo nacional excluyente, llegó a advertir: "si vienen con violencia, no encontrarán nada". La conducta del dictador no es de un autista sino de un irresponsable.

Hay un plan soterrado, ante la crisis, de expulsar a técnicos expatriados, promoviendo falsas doctrinas de un nacionalismo trasnochado. Si se llegara a  implementar, asistiriamos a otra crisis; la de la mano de obra especializada. Y el país se paralizaría más aún de lo que está.

Y todo ello porque el dictador no sabe conjugar el verbo dialogar en plural. Solo sabe monologar y de forma muy ruidosa.