El precio del barril de crudo de la OPEP ha continuado con la séptima caída consecutiva al venderse el viernes pasado a 58,65 dólares, la primera vez que se sitúa por debajo de los 60 dólares en más de 5 años, informó hoy en Viena el grupo energético.

Respecto a la jornada anterior, el "oro negro" de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) se depreció un 1,4 por ciento, acentuando así hasta el 46 por ciento la pérdida de valor registrada desde junio pasado.

Un exceso de la oferta mundial petrolera es la causa principal del sostenido descenso, acelerado por la decisión de los ministros de la OPEP de no reducir el nivel de su producción conjunta, adoptada el 27 de noviembre en Viena.

En el espacio de unos pocos meses, el precio del crudo ha caído más de un 40% desde por encima de 100 dólares por barril a menos de  60 por barril. ¿Cómo ha afectado y afectará esto a África y a Guinea Ecuatorial en particular?

Veamos en primer lugar, algunos antecedentes. La producción de petróleo de Estados Unidos alcanzó un máximo de 10,6 millones de barriles por día en 1985. A partir de entonces disminuyó lentamente hasta alcanzar en 2004 un plateau de 6,9 millones de barriles al día. Luego, en 2009, apenas cinco años después, una combinación de técnicas de perforación horizontal y la fracturación hidráulica (fracking) permitió que algunas bolsas de petróleo y gas que no eran rentables antes, fueran accesibles y la producción comenzó a subir de nuevo, hasta que en 2013 los EE.UU. produjeron más de 10 millones de barriles diarios, que representa más del 10% del total mundial. Este aumento ha coincidido con una fuerte desaceleración en el crecimiento económico en todo el mundo, con el resultado de que el consumo de petróleo se ha estancado. En el pasado, la OPEP ha contrarrestado la caída del consumo al reducir la producción de los estados miembro con el fin de mantener los precios altos. Esta vez, a pesar de las diferencias de opinión internas, la OPEP ha decidido mantener la producción para tratar de echar del mercado a los productores del fracking estadounidense, que incurren en costes altos y se encuentran muy endeudados. La situación podría empeorar si las conversaciones sobre los proyectos nucleares iraníes dan lugar a la cancelación de las sanciones, de manera que Irán pueda volver a comercializar abiertamente su crudo. Con todo, esta no es una situación que pueda resolverse por sí solo a corto plazo.

Durante el período de 1985 a 2010, la producción de petróleo de África ha crecido más del doble, hasta alcanzar más de 10 millones de barriles por día, aunque ha caído de nuevo a alrededor de nueve millones de barriles por día en 2013. Los mayores productores africanos son Nigeria (2,2 millones de barriles por día), Angola (1,8 millones), Argelia (1,6 millones), Libia (un millón) y Egipto (700.000). En 2013, el petróleo africano se vendió por valor de más de 330 mil millones de dólares; a precios de hoy ese mismo petróleo sólo se vendería por 180 mil millones, sin tener en cuenta que el costo de producción, si ha variado, ha sido al alza. Esta diferencia de 150 mil millones, es una pérdida que han incurrido conjuntamente las empresas productoras de petróleo y los gobiernos de los países productores. Por ahora el naira nigeriano se ha devaluado en un 8% y el ministerio nigeriano de Hacienda ha reajustado las previsiones del presupuesto dos veces en un par de semanas. Estados Unidos ya no importa ni un solo barril de petróleo nigeriano. La crisis ha comenzado a sacudir a Nigeria.

Las compañías petroleras, junto con los proveedores de servicios de exploración y perforación, han respondido de inmediato. El personal ha sido despedido y los proyectos especialmente complejos en climas extremos, se están revisando y aplazando. Las arenas bituminosas canadienses de alto costo, junto con el oleoducto asociado, y las instalaciones del pesado crudo venezolano estarán bajo presión. En África, las compañías de exploración estarán reevaluando las posibles inversiones en nuevas áreas de como Kenia, Uganda, Sudán y Zambia. A su vez, los gobiernos africanos que esperaban tomar parte de forma desproporcionada de la riqueza petrolífera, bien podrían encontrarse con las manos vacías. Los gobiernos de Oriente Medio, cuyos enormes fondos fueron invertidos en proyectos no petrolíferos a lo largo de África, también se tiran de los pelos.

Por supuesto no todo es pesimismo. En 2013 los africanos consumieron mil trecientos millones de barriles de petróleo, sobre todo en forma de gasolina, gasoil y combustible para aviones. Todo eso costó 130 mil millones de dólares entonces; hoy costaría sólo 80 mil millones. El costo del transporte de las exportaciones, de las importaciones y de los turistas debería caer, dando así un impulso al turismo en África y al comercio, salvo que, por supuesto, muchas de las empresas de transporte se hubieran comprometido a unos precios de futuro de sus combustibles, temerosos de que éstos fueran a subir, como no ha sido e caso. Todos los generadores de electricidad diesel, incluidos los de la compañía sudafricana Eskom que deben mantener el suministro eléctrico, serán ahora menos costosas de mantener. Los nuevos proyectos fracking de todo el mundo es probable que lleguen a parar, para dar tiempo a que los investigadores realicen una evaluación de los peligros medioambientales de las operaciones actuales, como están exigiendo activistas medioambientales.