Prof Celestino Okenve Ndo
Madrid
Dicen los libros cristianos que cuando el gobernador Poncio Pilato presentó a las masas para que eligieran a quién querían que se liberara, o a Jesús a Barrabás, la gente exclamó: A Barrabás, a Barrabas.
Si en lugar de liberar, se hubiera tratado de unas elecciones presidenciales, Barrabas hubiera sido presidente en lugar de Jesús.
Y esta es la cuestión inquietante. Al parecer las masas han sido desde tiempos antiguos, en ocasiones, electores de equívocos, promovedores de malhechores al poder, creadores de mitos sobre sujetos insanos.
Jesucristo era Dios, dicen esos libros. No había matado a nadie, ni robado. Y predicaba el amor. Era la persona ideal para ser líder, por sus más que nobles virtudes, divinas virtudes. Y sin embargo era denostado por las masas y negado por sus seguidores.
Calígula fue el arquetipo de tirano cruel y perverso, pero reinó como emperador de Roma 4 años antes de ser asesinado por su guardia palaciega.
Y Hitler llevó a Alemania a crear una de las etapas más bárbaras de la Historia de Europa, a una guerra donde murieron más de 50 millones de personas y a un exterminio de un pueblo, el judio, que al correr del tiempo, está exterminando al pueblo palestino con mayor saña, si cabe, que lo hicieran los seguidores del nazismo.
Las masas por lo tanto no constituyen a veces un símbolo de ecuanimidad y democracia, cuando actúan como masa, sin reflexionar.
Para aquellos que quieren ver en el fervor popular un ejemplo de popularidad deseada y modélica, decirles que es un error grave.
Y ciertos pueblos actúan con acción irreflexiva, carentes de la necesaria templanza y conocimientos para decidir con justicia y mesura.
El ejemplo de eso es aquella masa que en diciembre de 1968, en el Estadio de Santa María de Bata, aplaudió vigorosamente cuando Macias les pidió in voce la desaparición de los partidos políticos. O esa otra masa que sale a vociferar con Nicolás Maduro contra el imperialismo occidental.
Seguramente que si Maduro fuera Barrabás, también sería aclamado como presidente en el fervor patriotero que se ha instalado en Caracas.
Hoy en día hay muchos ejemplos de Barrabás for President y es inquietante. Son tiempos revueltos y sombríos, donde la racionalidad está dando paso a las pasiones que se pasean desde el griterío de las masas hasta los hombres patrioteros erigidos como salvadores.
Fuente: propia