¿Cuáles serían las condiciones para que regresarais a Guinea y pusieseis vuestros conocimientos al servicio del país?
Esta fue la pregunta que Purificación Angue Ondo, una mujer curtida y enlodada en las filas de Obiang hizo a los intelectuales guineanos en la diáspora en el congreso de Hoftra University sobre Guinea Ecuatorial. La pregunta tiene una doble arista: por una parte, un deseo de que los intelectuales guineanos regresen y hagan ciencia en sus terruños y qué contrapartida requerirán para cumplir tal apetito. La primera pregunta que nos sale ante esa jugosa propuesta es ¿Hay que volver? ¿Para qué y por qué hay que volver?
Partimos de la idea de que a cualquier país le van bien las cosas cuando acepte la individualidad dentro de la diversidad, y por otro lado, la soberanía del hombre está oculta en la dimensión de sus conocimientos, Guinea no será libre hasta que acepte con buena gana a todas sus cabezas pensantes. Esta primera acepción nos aguarda una clara e inalienable premisa: si Guinea rechaza el saber, está condenada al vasallaje, sumisión, a la manipulación. Todos sabemos, de sobra la importancia que poseen los intelectuales para un país; por tanto, voy a ahorrar tiempo y espacio al indulgente lector de detallarle el grado de influencia que los hombres que aportan virtud y ciencia poseen en cada país.
Por consiguiente, hay que regresar al país por razones de necesidad urgente, porque la necesidad no conoce leyes ni melindres. Pero es importantísimo saber que la causa de la mayoría de los problemas de relaciones humanas, está en la falta de reconocimiento mutuo. Gobierno e intelectuales tienen que empezar valorándose entre ellos mismos. No todo es azufre en Guinea, no todo es baboso en la diáspora.
¿Eso supone regresar así, sin más? Claro que no. Haremos un esfuerzo de desglosar, y espero que tenga lucidez mental para acotar los requisitos para que pueda realizarse un regreso agradable y aprovechable.
La relación gobierno de Obiang y los intelectuales guineanos, ha sido siempre insólita y muy curiosa. A nadie se le escapa el hecho de que grandes personas del régimen de Malabo ridiculizan y se mofan del saber, mientras hacen alardes de comportamientos irracionales. Muchos critican con dureza las ‘buenas maneras’ y entran frontalmente en enemistad con los intelectuales guineanos a los que consideran enemigos encubiertos. Muchos no separan el binomio política/intelectual, para ellos cualquier erudito guineano es opositor al régimen.
Si Purificación Angue Ondo, una mujer que ha demostrado un cierto equilibro y ha sabido llevar con entereza sus cometidos en el régimen, una de las mejores dentro de esa caterva, desea invitar al retorno de los intelectuales; tendrá que pedirle a su gobierno y a su jefe, un enjuague total de las viejas rencillas, prepararles un escenario además de libertad y de desarrollo, como señala Donato Ndong, con estímulo económico que sea capaz de subsanar los proyectos que deban realizar. El gobierno y sus colaboradores, deben demostrar una recta intención para que esa invitación sea viable y aceptable. Sin querer anticipar nuestro escepticismo, esto último antoja difícil creerlo; ya que la ignorancia el atraso y la tosquedad pastan en los modos y formas de un nutrido número de personas del régimen de Obiang.
Las acciones arbitrarias, como la detención y el encarcelamiento de Rodrigo Angüe Nguema, no allanan el camino para un posible retorno de los intelectuales a Guinea, al contrario aumenta el escepticismo y la sospecha y deja cada vez más al descubierto el cinismo con que se aporrea ciertos círculos del gobierno de Guinea Ecuatorial.
Con eso, no estoy afirmando la privatización de los derechos y obligaciones de los intelectuales guineanos, la ley actúa para todos por igual, pero sí, una cierta tolerancia y comprensión por el trabajo y el bien que generan a la comunidad. Pero la realidad nos dice lo contrario; son los que más sospechas levantan, más recelos causan, más desconfianza provocan a los del gobierno, y por eso, son siempre el blanco de las críticas, persecuciones, detenciones, encarcelamientos y torturas.
Purificación Angüe Ondo tiene una peliaguda tarea; higienizar la rencorosa actitud de los de su régimen para aceptar honestamente la llegada de los eruditos, investigadores, cultos, letrados a las orillas de ‘la guinea mejor’. Pero todo eso es soñar despierto, quien cree que eso pueda ocurrir en esa Guinea Ecuatorial de hoy.
En el imaginario colectivo guineano pulula la idea de que cualquier intelectual es político y cualquier político es intelectual, cosa bastante lejos de la realidad; no tiene por qué ser así. Estamos acostumbrados a valorar a los individuos por el número de atuendos universitarios que lleva. Las grandes virtudes políticas no han sido siempre las grandes virtudes intelectuales, dicho de otro modo, no siempre los grandes intelectuales han triunfado en la política. Pero no inhibe el valor de la política como ciencia donde la virtud y las letras se encuentran.
Es difícil negar la política a un pensador, pero no siempre un político es un pensador. Esto significa que los intelectuales guineanos dentro de su profesionalidad, tienen derecho y obligación de cultivar su sabiduría en la política guineana también.
Para ese trueque de deseos, gobierno/intelectuales ¿Qué habría que pedirle a nuestros intelectuales guineanos? Primero dosis de humildad coherencia y realismo; la gran enfermedad de los grandes intelectuales guineanos, es pensar que España es Guinea y Guinea es España, acuden continuamente a las comparaciones entre España y Guinea. Una vez más, habría que decirles que no podemos baremar con el modelo, no es justo establecer cuadro gradual para evaluar nuestros méritos comparando constantemente con España. España es un país milenaria, Guinea fue ayer colonia española y tiene escasos 41 años de existencia como nación. Dicen que las comparaciones son odiosas, las de España con Guinea lo son todavía más.
De lo que se come se cría, nada mejor que hacer ciencia en tu contexto.
Otra postulación que Sra Angüe Ondo debería requerir a sus invitados, es la humildad y coherencia. Sobre la humildad se fundan todas las demás virtudes y quien carece de humildad carece de las más elementales actitudes intelectuales. Además de ser la humildad nuestro contacto con la realidad, se alcanza cuando se acepta que los obstáculos que se tienen enfrente no van a desaparecer. Para eso se han educado en las mejores universidades, para enfrentarse con prudencia a las dificultades y superarlas con elegancia.
Otro aspecto a subrayar es el compromiso social equilibrado y sin partidismos que el intelectual guineano debe asumir sin remilgos, además de aportar un trabajo creativo y atractivo. Creo sinceramente que no se trata de quién gana a quién; sino de buscar que nuestro país GUINEA ECUATORIAL y los guineanos podamos llevar orgullosamente la simbólica herencia de un pueblo trabajador, abierto, culto, servicial, hospitalario, solidarios, entusiasta, voluntarioso, etc.
Fuente: PROPIA
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