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Editorial

NZALANG NACIONAL, ”LA ROJITA NEGRA”. Crónica futbolística


publicado por: Crispin Mba el 26/01/2012 11:27:59 CET

Voy buceando y sigo en ello escudriñando encontrar una glosa futbolística digna de la hazaña que la “ROJA”, si, la de Guinea está realizando en la Copa de África, en Bata, la segunda ciudad más importante de Guinea Ecuatorial. No encuentro nada, no hay nada. Esta vez las críticas y politiqueos a parte, estrictamente hablemos del fútbol, de sus sentimientos y consecuencias. Hoy me he sentido triplemente guineano: en el Espíritu, en el cuerpo y en el alma. La cosa no es para menos, Guinea Ecuatorial, la “rojita” de África negra, el Nzalang nacional, se ha clasificado para los octavos de finales de la copa de África, arrojando a la calle al potentísimo equipo senegalés (2-1) ¡increíble, pero cierto!.

Señores las palabras no pueden relatar la emoción la alegría, el entusiasmo, las vibraciones que vivo dentro, con esta inapelable victoria de la Selección de Guinea ecuatorial (el Nzalang) sobre la potente Senegal de los Ba, Cissé y Compañía que endosan las camisetas y esas marcas que dejaron los Jules Bocande, Diop, Camara, Diouf y un larguísimo elenco de estrellas curtidos en las mil y una batalla en Europa, donde el fútbol nació y avanza unos kilómetros más adelante, que en los otros continentes.

Nada que objetar a la alegría, el empuje, osadía , griterío, la bulla de una afición poco acostumbrada a esos recitales futbolísticos de sus muchachos. Hoy no cabe ningún consejo de enfriar el balón y devolver a la tierra los sueños de grandeza, ya están escritas. Los que mejor saben del fútbol, sabrán ajustar los juicios futbolísticos. Pero me paro a pensar que renacemos vigorosamente de esos sueños silenciosos que administran con exquisita sabiduría los tiempos oportunos, revivimos de la ceniza futbolística y nos alisamos alborotados ante el júbilo de dos victorias incuestionables de unos muchachos que además de saber amortiguar el balón, tienen muy bien amuebladas las cabezas. Si señor chicos, en fútbol muchas veces hay que correr menos y pensar más y eso lo hacéis de mil maravillas.

Valientes muchachos del Nzalang, braman los resucitados por este asuntos que nos tienen que unir, sí o sí. Javi Balboa, tímido, sangre guineana de pura cepa nacido en Madrid, España, con la calidad, elegancia futbolística de la Castellana, levantó la mirada y en una exquisita eficacia mandó el balón al fondo de las mallas cuando corría el minutos 87 (EQG-Libia) y puso en pié a todos los guineanos, con la mano izquierda agarró el escudo de la camiseta la llevó en sus labios para sentenciar una vez por todas que ama a este país y que también es suyo; hoy una película rodada en el mismo escenario, Randy y Kily Álvarez hicieron lo suyo. Valiente unos y otros. Estos muchachos han llegado a Guinea Ecuatorial para hacer historia, para hacernos reflexionar, y para que algunos con sinceridad pidan perdón por la división que se han trazados en esa pequeña República y que quieren seguir desmembrando, hiendo, contra la historia.

Este país del que hemos trabajado a contrarreloj para enterar su vida, su historia, su presente y su futuro, se renace, una conciencia nueva surge en este pueblo. Estas banderas condenadas permanentemente en los armarios, inundan las calles, las plazas, los coches de nuestro país. Ahora que podemos sacarlas sin levantar sospechas, vamos con ellas con dignidad, con criterios y con la inteligencia que merecen.

Hoy muchos guineanos nos sentimos felices, Guinea Ecuatorial bordó el fútbol, encajonó al bravísimo equipo Senegalés; derrochó talento ofensivo y defensivo, brilló en algunas individualidades y brilla por encima del resto de los equipos de este campeonato, con el permiso de Costa de Marfil y Gabón que de momento están sufragando un fútbol de altísimo nivel. Juvenal, volvió a ser el de siempre, Rui mostró su grandeza en la línea de defensa, Randy y Kily confirmaron su excelencia con exquisitos goles, y Gilson planteó magistralmente el partido. Tanto el sábado pasado, como este miércoles, la mayoría de los guineanos demostró que tiene hambre de nación, hambre de unidad, que se ha visto momentáneamente saciada a través del trabajo de unos hijos y nietos nuestros expatriados en su día, hoy vestidos de rojos que demostraron que se puede trabajar conjuntamente siendo de tribus, etnias y ideologías diferentes, exhibiendo prudencia, solidaridad, generosidad, compañerismo, humildad. Y no sólo eso, sino que se puede conquistar grandes logros cuando aparcamos las indecencias y los absurdos. Once Guineanos, de todos los colores, etnias y lugares compiten a la vez cada uno en su sitio y en estado de gracia técnica para que esta población se eche a la calle, vitoreen sus nombres sin el presentimiento ni distracción, hacía un objetivo.

Es para pensar que podemos sentirnos guineanos de una día para otro, por el trabajo de otros, sin mesura ni complejos. Primera vez que los guineanos olvidamos el Barça-Real Madrid, para salir en la calle como gente corriente a celebrar éxito colectivo canturreando el himno. No se trata sólo de deporte, no es sólo fútbol, es Guinea Ecuatorial, que deja de ser esa dolencia permanente e incómoda, para ser un orgullo normalizado merced al trabajo de unos chicos nacidos todos ellos en la década de los ochenta y fuera de los pueblos de sus padres. Basta de lamentos y melancolías: hoy Guinea Ecuatorial entera es una avenida adornada de fiesta. Algún día tenía que llegar un amanecer y un despertar como este que tenemos era sólo cuestión de tiempo.

No cabe ninguna cautela, ni tergiversaciones; hablemos de fútbol y sus consecuencias, una de ellas es la unidad, no perdamos esta oportunidad para plantear con seriedad cómo absurdamente hemos podido llegar hasta aquí, qué más tiene que pasar para que este pueblo olvide sus diferencias, sus discriminaciones étnicas y codicias y apetencias personales desmesuradas, repartiendo las responsabilidades, exigencias y las soluciones. Los grandes personajes de todos los tiempos, son destacados no por los problemas que causan, sino por las soluciones que dan a esos problemas. Tenía que llegar y ha llegado, no perdamos esta emoción, este sentimiento, esta unidad, esta nación para sentar las bases y fumigar ese odio que en tiempo demasiado largo nos come y nos ha empequeñecido. Allí estará la historia para juzgar nuestro tiempo y nuestros actos, sólo es una reflexión futbolística de lo que vivo con Nzalang Nacional


Fuente: reflexión

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