Guinea Ecuatorial: Regresar o morir en el exilio, de Humberto Riochí
On 23 jul, 2013 internacional
exilados guineanos
“Empieza a ser aburrido, hasta cansino, repetir que el Monstruo de Akoakam ha universalizado el vacío político con sus bellaquerías, desgobiernos, asesinatos… poniendo en almoneda la viabilidad futura de generaciones enteras. Idénticas consideraciones habría que dar a los subrayados que se harán en pocos días, glosando la irrecuperable pérdida, en parte consentida, de treinta y cinco años de historia que contemplarán a Obiang el próximo 3 de agosto, jalonados con un poder omnímodo que cada vez va a más y con una retracción salvaje de los elementos imprescindibles que deberían ser utilizados para recrear un Estado fallido.
Sin embargo, la preocupación imperativa, más allá de anatematizar a un “Iletrado patológico” por sus desmanes, está en encontrar la solución a la integral político-jurídica de una dictadura, cuya duración en el tiempo empieza a ser comparable a la que tiene la humedad. Y la diagnosis solo podrá ser operativa, desde el ejercicio sereno de una autocrítica y una enmienda de errores. Así, tendríamos que admitir, aunque nos cueste, que el primero y el más significativo de nuestros desaciertos ha estado en el empobrecimiento, a veces plácidamente aceptado, y otras, inducido o impuesto, de la fragmentación de toda la oposición. Un disparate garrafal que ha mermado considerablemente las probabilidades de éxito en la lucha contra una dictadura mortífera, por la atomización y la creación de diferentes reinos de taifas, cada uno haciendo la guerra por su cuenta.
Por eso la primera urgencia reparadora debe estar focalizada en acometer, sin dilaciones, la auto organización de todos los frentes de disidencia, aparcando diferencias hasta cristalizar alianzas y constituirse en alternativa unitaria con capacidad de frenar el efecto deletéreo y socializado delcaudillismo de TONM. Dicho en otras palabras: cerrar filas, potenciar y renovar sinergias con vistas a colmar las exigencias populares de cambio, neutralizando los demoledores efectos del miedo, las prebendas y el ruido de talonarios que Obiang está utilizando como mecanismos de cooptación para desactivar interna y externamente a todos los que se le oponen.
Superado este primer envite, el segundo objetivo estaría directamente relacionado con la oposición y todo el tejido asociativo disconforme con los abusos de la dictadura, localizados en el exilio. Su misión sería la de enfocar todas las estrategias y el itinerario discursivo en levar anclas para el retorno a Guinea Ecuatorial, sin exigencias de condiciones de seguridad que apriorísticamente ningún Estado, ni institución nos garantizará a miles de kilómetros del epicentro del volcán. Estamos ante una cuestión de cálculos y de convicciones. Si se produjera un compromiso real de la oposición exiliada -así lo demandan muchos potenciales aliados- , este sería uno de los caminos para concitar los apoyos y avales imprescindibles en vías a la creación de corrientes internacionales de compromiso democrático con nuestro país. Con este logro, las seguridades demandadas, cuya realización solamente puede ser compresible por una comunidad internacional que vea actuaciones sobre el terreno, (se) facilitarían mucho más (aunque solapadamente), las coberturas mínimas exigibles.
El tercer peldaño, una vez superados los dos anteriores, estaría en recuperar y aprovechar lo que queda de una oposición interior colocada en situación de hipoxia política. Así, oposición interna y exiliada, en simbiosis, irían desplazando el centro de gravedad desde las posiciones de la dictadura hacia el despertar de una sociedad civil (ahora) anestesiada, con movilizaciones pacíficas que, más temprano que tarde, darían al traste con todos los postulados del totalitarismo imperante.
La envergadura de esta pretensión está totalmente contraindicada a los creyentes en neutralidades políticas, y peor todavía, a los nihilistas perpetuos que transitan por los trenes de la utopía con discursos grandilocuentes, carentes de acciones, o para los indignados invisibles con prontuarios de salón confeccionados y previstos para la cura de sus males, pero a través de terceros. Los señalados, sin pontificar, son presupuestos básicos cuya validación exige compromiso, seriedad y altura de miras. Lo que no vaya, más o menos, en esta dirección, supondría un engorde del descrédito acumulativamente cosechado desde el inmovilismo. El desenlace, si se eligiera la huida hacia adelante, supondría firmar el acta de defunción de la oposición en el exilio. La oposición interna, si no lo remediamos entre todos, está dando, también, sus últimos estertores…
Aunque falta un largo trecho por recorrer, en aras a completar las convicciones de personas y grupos, no se está arrancando de cero. A tenor de los resultados del trabajo encarado en las últimas semanas sobre el particular, puede hablarse de una coyuntura favorable, indicativa de que los consensos son posibles. En el mismo sentido podríamos afirmar que las plataformas de soporte necesarias están siendo trabajadas. Otro factor favorecedor en lo que respecta a la armonización de los diferentes intereses en liza, podría simplificarse tirando instrumentalmente de la Coalición de Pueblos y Ciudadanos de Guinea Ecuatorial, CEIBA, que sin ser la panacea, está en condiciones de ayudar a reducir costes en tiempo de creación de nuevas estructuras, suprimiendo de paso, otros tantos en proyección y marketing.
Sea como fuere, la máxima del momento es: regresar o morir en exilio”.
Humberto Riochí es miembro de Ceiba
Fuente: LD