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Editorial

UNA COMPRENSIÓN DE LA “NO-NACIÓN” GUINEOECUATORIANA.


publicado por: Antonio Miko Abogo el 24/07/2013 18:29:23 CET

UNA COMPRENSIÓN DE LA “NO-NACIÓN” GUINEOECUATORIANA.

Por: Antonio Miko Abogo

”SI VAS A SALIR DE FRENTE A DESCRIBIR LA VERDAD DEJA LA ELEGANCIA PARA EL SASTRE”(Albert Einstein).

Si es acertado hablar de ”estados fallidos”, mas acertado sería hablar de ”no-naciones”, en referencia a la realidad social de los ”estados fallidos”. Nuestros estados nacieron a golpe de reparto de tierras, reuniendo, bajo el techo de una misma y nueva realidad, identidades humanas conformadas lejos de la idea moderna de los estados naciones. En ese nuevo panorama, la función política debía servir de máximo referente para el proceso cohesivo y la conformación de un nuevo imaginario relacionado con la idea de nación. Lejos de ese necesario anhelo, políticos e intelectuales han hecho de su discurso un arma de división, recurriendo a la idiotización de los grupos identitarios a favor de intereses propios.

UN ACERCAMIENTO A LA NOCIÓN

La idiotización es el fenómeno por el que se adopta en el discurso una figura estereotipada, o no, que produzca, en el público al que es dirigido, sentimientos de rechazo, de miedo o de odio, conduciendo a un acto de repliegue frente a dicha figura. Cuando la figura no es rescatada de la historia (por ejemplo, “colono español”), el político o intelectual de turno suele crearla previamente. El objetivo último de la idiotización es la superposición de la emoción a la razón en el público objetivo, promoviendo, de esta manera, la visceralidad, en detrimento de la racionalidad.

IDIOTIZACIÓN CON FIGURA HISTÓRICA
En los acontecimientos políticos inmediatamente previos a nuestra independencia, mas concretamente, los que se desarrollaron en torno a los actos electorales(o electoralistas) que resultarían en la proclamación del primer presidente de la nueva República Independiente, se dio, por primera vez, la utilización de una figura (histórica) comúnmente denostada, para la obtención de réditos políticos. Macías incorporó en su discurso la figura del “colono” enfrentada a la propia idea de “independencia”. Los colonos se marcharían o serían expulsados, y los ”nativos” asumirían su “statu quo”, en términos de poder político y tenencia material. Ese discurso caló en los “nativos”, siendo asumido incluso en su totalidad, pero no como consecuencia de una composición fruto de la inteligencia, sino como un reclamo mas bien “natural”, dirigido a personas muy cercanas a la dura y deshumanizadora experiencia de la colonización. En ese panorama, todo discurso, mas comedido en lo relativo a los grados de ruptura con el colono(o con la Metrópoli), y mas consecuente con la complejidad de la “cosa” que nacía, en términos de gestión de esa “cosa”(como el discurso de Ondo Edu y, sobre todo, el de Ndong Miyon), se hallaba en clara desventaja. El resultado fue una clara victoria de Macías sobre sus dos contrincantes, como consecuencia del repliegue producido por la utilización de la figura histórica del “colono”, en oposición total, y hasta trágica, a la idea de independencia..

IDIOTIZACIÓN CON FIGURA ESTEREOTIPADA CREADA A PARTIR DE DISCURSO

Vamos a ilustrar este punto descubriendo dos figuras no preexistentes, creadas a partir del mismo discurso político, y utilizadas en sendos procesos de idiotización contra grupos poblacionales concretos en la nueva República Independiente.

La primera es la figura estereotipada del “Nkua”, que representaba en forma genérica la disidencia al régimen de Macías. Los “Mikua” eran generalmente de la familia de Ondo Edu y de Ndong Miyón, y, por extensión, todos aquéllos que pertenecían a sus provincias, o se habían revelado rebeldes sin pertenecer a ellas. Esa figura fue creada durante el régimen de “Triste Memoria” para favorecer el repliegue del resto de los fang en torno a Macías, en contra de los fang de Centro Sur y Litoral: Evinayong y Mibni, mas concretamente, distritos respectivos de Ondo Edu y Ndong Miyón. La explicación de los acontecimientos electorales que dieron acceso a la independencia, y la de aquéllos que describen la deriva tiránica del régimen de Macías son oficialistas, y adolecen de un profundo sesgo debido al enorme perjuicio creado en torno a la figura del “Nkua”. Tanto es así que la victoria electoral de Macías se ha explicado siempre desde el “apoyo” recibido de Ndong Miyón, obviando dos detalles importantísimos:

-Que era muy alta la probabilidad de que, en la segunda vuelta, Macías saliese victorioso en una confrontación con un Ondo Edú que contara con el apoyo de Ndong Miyón, por su discurso mas “natural”; no en vano superó claramente a ambos, contra pronóstico, en la primera vuelta.

-Que Ndong Miyón no fuera el que catapultara a Macías hacia la presidencia, sino que fuera ése segundo el que supusiera una verdadera tabla de salvación para el primero, de modo que no quedara apeado de la carrera política, ya que, previamente, su ofrecimiento de apoyo a Ondó Edu fue rechazado. Se cuenta que Ondó Edú se creía autosuficiente.

Asímismo, en base al perjuicio creado en torno a esa figura, se ha explicado el declive del régimen hacia la tiranía desde el supuesto intento de golpe de Estado del 5 de marzo de 1969, sin tener en cuenta los numerosos indicios de declive anteriores al mismo. Versiones muy verosímiles indican que, si bien hay sospechas de que pudo haber alguna conspiración, lo que tuvo lugar aquel 5 de marzo no fue un intento de golpe de Estado, sino una encerrona de Macías a Miyón, en una maniobra suya de anticipación. Esos sucesos ponderaron el estigma del “Nkua” sobre los originarios de Mbini, distrito natal de Ndong Miyón. Es también desde el estigma del “Nkua” que se quiere explicar la muerte de Miyón no como un asesinato, sino como un estúpido y patético suicidio, o intento de suicidio.

La presunta trama golpista no se ha explicado en ningún momento, como por otra parte es lógico, como consecuencia de los numerosos indicios que ya advertían de la deriva del régimen hacia un sistema sanguinario y totalitario. El asesinato de dos diputados del partido de Ondo Edú es uno de esos numerosos indicios.

El proceso de idiotización a partir de la figura del “Nkua” es, probablemente, el mas profundo y de largo alcance de nuestra corta historia como “nación”, favorecido por el carácter continuista del régimen de “Alegre Memoria” sobre el de “Triste Memoria”. Alcanza a muchos intelectuales y políticos, acentuando la predisposición a la discriminación (por motivos que van desde lo étnico a lo regional), latente en su intramotivación hacia la política y cuestiones relacionadas con el poder. Ejerce su impronta, de forma muchas veces descarada, en la actitud crítica hacia/contra el secretario general de CPDS, Plácido Micó(no es poco frecuente que sus críticos lo comparen con Miyón, pariente suyo), afectando el liderazgo político de esa formación opositora en forma de “daño colateral”; una organización política de arquitectura institucional no monolítica, de implantación y decidida vocación nacional.

Hay que tener en cuenta que Macías accedió a la presidencia a través de mecanismos democráticos, y era el máximo responsable de un sistema técnicamente democrático. En ese contexto, si un ciudadano es sospechoso de atentar contra el Estado, ha de ser formalmente acusado y enjuiciado según las garantías del Estado de Derecho y Democrático. En lugar de pensar que Ndong Miyón desató la deriva tiránica, es mas lógico concluir que fue víctima de un sistema que ya se predisponía a ella, y a la que habría llegado mas bien temprano que tarde. El proceso de idiotización a través de la figura del “Nkua” ha impedido, en buena medida, poner especial énfasis en esos extremos, nada rebuscados, en la crítica de aquéllos acontecimientos políticos.

La segunda figura es la del “bubi anti-fang”, el bubi vengativo y sediento de sangre fang, promocionada y utilizada en la coyuntura de los acontecimientos del 21 E de 1998; la, en mi opinión, por tendencioso, a veces mal llamada “revuelta bubi”.

Puede hablarse en este punto, sin incurrir en distorsión alguna, de la figura estereotipada del fang acorralado por el conjunto de las minorías. En efecto, el fang acostumbra a cerrar filas frente a la idea de apoderamiento de las demás etnias. Considero que esa actitud es una victoria de la dictadura, que ha sabido explotar esa tendencia a la exclusión inscrita en la dinámica misma de los grupos humanos que se estiman como diferentes, por razones que pueden variar de lo étnico y tribal (más exclusivistas), a lo provincial y distrital (menos exclusivistas). Cuando Obiang se encuentra en la provincia de Wele Nzas, o más concretamente en Mongomo, utiliza un discurso del miedo, convirtiendo Wele Nzas, o Mongomo, en el objetivo de una especia de ira y envidia por parte del resto de las provincias y/o distritos, convocando, de esa manera, el repliegue frente al ‘enemigo’. La tiranía utiliza una versión adaptada de ese mismo discurso situando a los fang como ‘objetivo de caza’ frente a las otras etnias. Es un discurso ‘hitleriano’, que trata de romper el espíritu solidario y corporativista de la reivindicación frente al desastre de la dictadura.

Los actos de rebeldía (armada o no), protagonizados por miembros de las etnias minoritarias se perciben como una ‘emergencia’ contra la supervivencia de los fang, frente a los protagonizados por fang, que son evaluados como ‘atentados contra el régimen o contra el PF’. He leído y escuchado(con frecuencia, lo que se escucha es bastante mas significativo y representativo) mucho sobre el 21 E que apunta en ese sentido. Nada más lejos de la verdad.

Luba es una pequeña ciudad y en 1993, mi último año de estancia en la misma (pasé un par de años allí), ya había muchos fang instalados en ella y era frecuente cruzarse con fang en sus calles. Supongo que el número de fang residentes, o visitantes en Luba en 1998, que es cuando se producen los hechos, habría aumentado. ¿Alguien podría explicar, razonablemente, siendo habituales los fang en las calles de Luba, y fácil localizar sus viviendas, cómo fue posible que no hubiera habido ninguna víctima fang que fuera “ciudadano de a pie”, si el motivo de la revuelta era exterminar a los fang? La revuelta del 21 E no fue motivada por un sentimiento anti fang. Fue un levantamiento contra el sistema. Sin embargo, la idea del móvil anti fang provocó un repliegue, e hizo ignorar la dolorosa experiencia del pueblo bubi, cuyos miembros sufrieron torturas, o murieron, sólo porque eran familiares de algún rebelde, o porque se encontraban en el lugar y momento equivocados. Se cuenta de bubis que acabaron siendo asesinados cuando se encontraban faenando en sus fincas, como consecuencia de las incursiones militares en busca de los fugitivos.

¿Qué diferencia hay entre aquélla incursión armada del 21 E y el asalto presidencial de 17 de febrero de 2009? ¿Por qué fue muy mayoritariamente concebida entre los fang la incursión armada del 21 E como una emergencia por su supervivencia? Porque no estuvo liderada o dirigida por fang, echo sobre el que se llevó a cabo (en torno a la figura del “bubi anti-fang”), un proceso de idiotización de los fang contra los bubis, desde los círculos del poder, principalmente, pero también desde la mayoría social de la población fang. El resultado fue el vergonzoso repliegue fang, y una notable falta de solidaridad en el dolor del pueblo bubi.

PRESENCIA DEL REPLIEGUE EN EL DEBATE SOCIOPOLÍTICO ACTUAL

En el debate sociopolítico actual se recurre al repliegue de manera reiterada. Se produjo repliegue con el artículo “Wele Nzas no existe”, del escritor Juan Tomás Ávila Laurel. El artículo era una negación del “Wele Nzas” mítico, construido a partir del “mito de mongomo” y su predicción de las “once presidencias”, un “Wele Nzas” fabricado a partir de la sicología compartida de la superioridad y la preeminencia. Algo debió pasárseles por alto a los críticos del artículo, que coincidieron mayoritariamente en calificarlo de sectarista, e incluso de incitar a la violencia y al exterminio de los oriundos de Wele Nzás. En aquélla ocasión hubo un cierto grado de corporativismo fang con los “naturalmente” afectados. La explicación de ese grado de corporativismo fang, que normalmente no se produce cuando el objeto de la crítica es Wele Nzas o Mongomo, se hallaba en la condición de annobonés del autor del artículo.

Ahora prestemos atención a dos actos de repliegue, desarrollados en el marco de dos debates, cuyo elemento común es el autor de los artículos (o serie de artículos) desencadenantes. Se trata de Fernando Abaga Edjang y los debates generados a partir de la publicación de sus artículos “Bataman , Go Home”, y la “Trilogía”(todavía en onda).

Al margen de consideraciones periféricas(pero que no por periféricas menos importantes), que no vienen al caso, el fondo de la discusión de los dos debates consistía en: ?antes democracia, y después la cuestión étnico-territorial?, que defendían Fernando y otros, en el primer debate (originado en torno a ?Bataman, Go Home?), mientras que sus críticos exigían el orden inverso de la cuestión; y, ?antes actos de justicia histórica, no necesariamente judicial, y después democracia?, de Fernando y otros, en el segundo debate (originado en torno a la ?Trilogía?), mientras que sus críticos en esta ocasión seguirían decantándose por la inversión del orden de prioridades sugerido por Fernando e, incluso, con frecuencia, defendiendo el “olvido”.

Uno de los elementos que atrajo mi atención fue la identidad predominante, e incluso total, de los bloques de defensa en confrontación por el “orden de prioridades” en ambos debates que, aun cuando los intervinientes se servían de perfiles que garantizaban el anonimato, la entrega emocional al debate de los mismos los delataba. En el primer debate, la defensa del orden de prioridades “democracia, y después cuestión étnico-territorial” era fang en su casi totalidad; ¿puede haber mayor y esclarecedora demostración de repliegue? En el segundo debate, los que defienden “primero democracia y, después, justicia histórica, u olvido”, son, mayoritariamente, afectos por cuestiones de pertenencia al distrito de Mongomo y, en muy menor medida, los afectos por el alcance sistémico que pudieran tener los delitos. Hay que matizar que el repliegue se produce por parte de los grupos que, viéndose en posición de cierta ventaja, prefieren obviar el tratado de cuestiones que pudieran ocasionar pérdida de “privilegios”.

Otro de los elementos que atrajo mi atención es el papel de Fernando en los debates. Resulta curioso; curioso y divertido. Curioso por lo contradictorios que pueden llegar a ser los posicionamientos ocasionales que adoptan los actores según la oportunidad del debate; divertido por la “picaresca” intelectual desarrollada en la oportunidad, en el “gran teatro” del debate de los máximos y delicados intereses nacionales. Fernando ha pasado de formar parte, en el primer debate, del grupo que protagonizaba el repliegue y, por tanto, defensor del tratado a posteriori de la cuestión de las minorías, que se sienten en desventaja(“democracia primero, y después la cuestión “étnico-territorial”), a formar parte de otro grupo que, si bien mayor en cuantía, parco en posiciones de poder y privilegios, exige el tratado a priori de otra cuestión de no menos interés: Justicia histórica a nivel de sistema, antes que democracia.

A MODO DE CONCLUSIÓN

Creo que se hace necesario exponer aquí algunas verdades de Perogrullo. En Guinea Ecuatorial hay una dictadura, y no es una dictadura de partido. Más bien es una dictadura familiar y tribal. Puesto que el núcleo duro de la dictadura en Guinea Ecuatorial lo integran miembros de la tribu y de la familia (añádanse amigos incondicionales) del dictador, se inicia, a partir del mismo, una espiral de espacios de poder (dígase también de influencia), caracterizados por la pertenencia y la cercanía. Esos espacios se distancian del núcleo, al mismo tiempo que giran en torno a él, siendo el poder o la influencia de los mismos inversamente proporcional a la distancia que guardan del núcleo. Podemos decir, sin lugar a equívocos, que los espacios más próximos al núcleo –y por tanto, con mayor poder o influencia- están constituidos por parientes de la familia presidencial y oriundos de Mongomo y Wele Nzás. Ésta es la lógica que siguen las etnias minoritarias (lógica acertadísima), cuando sentencian que los fang somos los beneficiados de la dictadura, en su detrimento, o cuando califican la dictadura de “étnica”, puesto que el espacio que ocupamos en la espiral de espacios de poder está más próximo al espacio que ocupa el núcleo del poder dictatorial. Ya. Ya estoy viendo a algunos mascar la eterna objeción… Que sí; sabemos que muchos de Mongomo o WN han sufrido y siguen sufriendo, igual que todos… Que sí; sabemos que muchos fang han sufrido y siguen sufriendo, igual que todos. Si es que hasta sabemos que una “abrumadora mayoría” del PDGE también padece, como los que mas, los estragos de la dictadura… La cuestión es que, en condiciones de igualdad, un sujeto de Mongomo o WN, frente a otro que no lo es, tiene bastantes mas opciones ante una oportunidad de vida. Lo mismo que un fang frente a un miembro de una etnia minoritaria, etc. Cuestiones de pertenencia y proximidad relacionadas con la espiral de espacios de poder, que produce un sistema de interrelaciones con “referencias” basadas en la desigualdad.

La generalización es un recurso del método científico, y no debe conducirnos a levantar barricadas autoafirmativas, puesto que su utilidad no es la de la culpabilización indiscriminada, sino la elevación de la experiencia al grado de conocimiento empíricamente contrastable. Es imprescindible combatir las figuras y estereotipos sociopolíticos utilizados en procesos de idiotización, que favorecen el repliegue de grupos de población, alimentando la visceralidad por encima de otros componentes nobles y constructivos de la condición humana.



Fuente: Propia

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Véase también la declaración sobre el uso de seudónimos

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