Mentiras, Trampas, Ignorancia y Caos. PRIMERA PARTE

5 de agosto de 2013.-

En el año 1985, cuando tuve mis primeros contactos con guineanos que venian del interior y descubrí la horrenda conducta de engañar que poseían muchos de ellos, me llevé una gran decepción. Yo había vivido toda la dictadura de Macias en Madrid, salvo unos meses pasados en Camerún en 1978 y los tres meses vividos en Malabo en 1980 para testear las tendencias democratizadoras del nuevo régimen de Obiang Nguema.

Yo recordaba que antes de la dictadura de Macias, viviendo en Ebibeyín en 1965, nos divertiamos de los cameruneses por su manía de exagerar lo propio. No eran todos los cameruneses los que mentían, pero como todo, tenían fama entre los guineanos de ser unos mentirosos. Posiblemente fuera una fama inmerecida y cometíamos el error de atribuir a todos ellos, lo que observabamos en nuestros vecinos que venían de Ambam. Por aquel entonces, la ciudad de Ebibeyin, que era pequeña, sin embargo era más grande y estaba más y mejor urbanizada que su vecina Mbam, por lo que, pienso, aquellos que venian de Ambam tenían que exagerar sus virtudes. Y cuando descubrias que Mbam no era ni siquiera una ciudad entonces, se confirmaba la fama de mentirosos o exagerados que tenían los cameruneses.

Quince años después, ahora resultaba que los guineanos, por una extraña combinación de azares, se habían vuelto bastante mentirosos, tanto como los cameruneses y gaboneses. Unos decían que el exilio vivido en paises vecinos había contagiado esas malas costumbres a los retornados, quienes a su vez lo contagiaron al resto de los guineanos tras el regreso masivo de los exiliados en los años 80. Otros atribuían la enfermedad de la mentira no al azar sino a la impronta que varios años de régimen dictatorial marcaron en los guineanos. Durante Macias, muchos murieron acusados de delitos inexistentes, otros fueron asesinados tras ser acusados de ser opositores o votantes de Ondo Edu y de Ndong Miyone. Aquellos que acusaban y mataban, a su vez fueron acusados más tarde de falsos macistas que camuflaban su verdadera oposición con unas pasiones patrióticas que les hacian ver enemigos por todos los lados. Todos acusaban a todos. Macias se dió cuenta de que tanta falsa acusación y tanta mentira habian debilitado su poder. Y todos acabaron cansandose de aquellos aquelarres en los que se sacrificaba todos los dias a los guineanos en una orgía de infinitas acusaciones. El mismo Macias sufrió en su propia carne la enfermedad que él habia promovido cuando Obiang mató a su gente de confianza acusandoles falsamente de haber intentado dar un golpe de Estado.

Obiang Nguema era el campeón de la mentira ya entonces. Acusó falsamente desde 1968 hasta 1978. Y cuando se vió en peligro porque pasó a ser acusado o porque sus mentiras quedaron a la luz, engañó a los reclusos de Black Beach para que fueran a combatir a Macias y se corrigiera así el ”error” que les llevó a la carcel. Estos presos habían sido recluidos por Obiang y el clan de Mongomo en ese escenario de inflación de acusaciones realimentadas que tuvo su paroxismo con el baile de Mokom.

Se cuenta que Marcelo Asistencia Ndong Mba, periodista, escritor e intrigante empedernido, consiguió engañar a los dirigentes de MUNGE para que se enfrentaran a Ondo Edu, su jefe, en el verano de 1968. En ese verano hubo una reunión en Bata de los directivos de MUNGE para elegir al candidato del partido para las elecciones presidenciales que tendrían lugar en Septiembre de 1968. Ante la falta de acuerdo, la reunión tuvo que prorrogarse para la tarde, para disgusto de Ondo Edu, Presidente del gobierno autónomo, líder máximo de MUNGE, que se creía el candidato natural. Aquella mañana, Marcelo Asistencia Ndong Mba voló de Bata a Santa Isabel, para volver 3 horas más tarde. A su regreso fue a verle a Ondo Edu, comunicándole que había tenido una entrevista secreta en Santa Isabel con el Comisario General, representante de España en Guinea, quien le instruyó para que le dijera a Ondo Edu que no debía preocuparse ya que le pondría como candidato de MUNGE y por tanto no debía tener lugar la reunión para decidir al candidato. Le aconsejaba que se fuera a descansar fuera de Bata para evitar ser importunado y que se desbarataran los planes del Comisario, que eran, cómo no, los planes de España. Después, cuando se aseguró que Ondo Edu ya estaba fuera de Bata, Ndong Mba llamó a algunos barones de MUNGE a los que comunicó que habían sido traicionados por su jefe Ondo Edu, pues éste había acordado con el Comisario General que sería él el candidato, sin importar la resolución que tomara la directiva de MUNGE, en consecuencia no iba a acudir a la reunión. Cuando los barones llegaron a la reunión, efectivamente Ondo Edu no apareció y cuando le llamaron, no estaba en Bata. Parecía entonces que Marcelo Asistencia tenía razón. El enfado de los barones de MUNGE fue tal que muchos de ellos decidieron abandonar a Ondo Edu y aliarse al grupo Secretariado Conjunto, que era el que preparaba la candidatura, sin partido, de Francisco Macias Nguema. El engaño fue total.

Marcelo Asistencia Ndong Mba había montado una gestoría en Bata, a donde pasaban todos los políticos para que les redactara los documentos. De esta forma tenía información puntual de todo lo que acontecía o era programado en Bata. Pero Ndong Mba era un nacionalista que tenía sus predilecciones. Desde que el Gobernador General, en represalia por la carta de Mikomeseng, le quitó sus bienes y a su mujer e hijos, confinándole en Annobón, había jurado vengarse de España.

El engaño de Marcelo Asistencia fue decisivo para la historia de Guinea, ya que antes de eso el Secretariado Conjunto no tenia tantas posiblidades de triunfar. La defección de los rebeldes de MUNGE, inclinó la balanza a favor del Secretariado Conjunto. Sobre todo porque se fue difundiendo entre los guineanos la idea de que Ondo Edu iba a entregar el poder de nuevo a los blancos y la independencia no sería tal.

Tras la primera vuelta de las elecciones, Macias y Ondo Edu quedaron en liza para la segunda vuelta el domingo 29 de septiembre de 1968. Macias llegó a un acuerdo con Atanasio Ndong, que le daría sus votos, a cambio de algunos ministerios como el de Exteriores. Macias también llegó a un acuerdo con el partido Unión Bubi. Este acuerdo preveía alcanzar primero la independencia de España y conceder la autonomía o la independencia a la isla de Fernando Poo. Macias se quedó con el original del acuerdo, pero no pensaba cumplirlo, como así fue. Este acuerdo ayudó al triunfo de Macias ese domingo 29 de septiembre de 1968. La vicepresidencia de la república otorgada al líder bubi Edmundo Bosió Dioco, era un mandato de la Constitución y no fruto del acuerdo de Macias con Unión Bubi. Aquí vemos de nuevo cómo otro engaño mediatizó de forma inexorable el futuro del país, beneficiando siempre al campo macista.

Al ver mi gran decepción por los guineanos que venían de dentro en la década de los 80, un amigo mío me explicó la situación con una fábula:
Había un joven atleta que entrenaba todos los días para poder ganar una carrera. Aquello le suponía grandes esfuerzos y gastos. El joven tenía una gran fuerza de voluntad y su familia confiaba que al final iba a lograr sus propósitos. El dia de la carrera solo se presentó él y un cojo que se ayudaba con un bastón para caminar. El joven se sonrió, seguro de su éxito, al tener como único contrincante a un cojo. Cuando sonó el pistoletazo de salida, el cojo entrecruzó su bastón en las piernas del atleta cuando éste iba a iniciar la carrera, cayendo éste de bruces y rompiéndose la cara, con lo que no pudo proseguir. El cojo en cambio comenzó a andar con ayuda de su bastón y fue el primero y único que llegó al final de la carrera, ganándola. Luego se supo que el cojo había envenenado a los demas corredores con purgantes. Cuando la familia se quejó de las trampas del cojo, le dijeron que no había una autoridad para evitar las malas prácticas, otros dijeron que no existen tales malas prácticas, otros dijeron que ellos eran unos pijos exigiendo cosas raras y otros dijeron que había que ser tolerantes. Total, que el cojo ganó inmerecidamente la carrera. Mi amigo me dijo que eso es lo que ocurre en Guinea.

Mi amigo me dijo que en cualquier otra parte del mundo, las virtudes son valoradas, pero en Guinea no lo eran. Que el país se había transformado en un caos donde todo valía, donde un analfabeto discutía con un escritor la forma de escribir, donde una persona sin preparación era el jefe de empresas estatales, siendo su único mérito su capacidad para hacer daño, que ponía al servicio de la dictadura.

Mi amigo insistió que había que tener mucho cuidado con los ignorantes o los ineptos de Guinea, pues como ellos creen que también pueden llegar lejos, harán trampas o cometerán delitos para competir con aquellos que tenían capacidades. Y la prueba era que desde 1968 ellos se habían adueñado del poder mediante la mentira, el engaño y la violencia. Y eso había sucedido porque Macias impuso su régimen con la mentira, el engaño y la violencia, en una Guinea donde nadie tenía ninguna autoridad y todos eran sospechosos, no importaba la trayectoria o los conocimientos que tuvieran.

Nvo Zang Okenve


Fuente: propia

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