Malabo, 29 de septiembre de 2014.-

By Celestino-Nvo OKENVE NDO

Hoy, la  lectura de la sentencia que tenia que haber comenzado a las 10 de la mañana, ha comenzado a las 13:00, en una mañana lluviosa y triste que parece una clonación de la mañana de ayer. Estamos en época de lluvia.

Varios juicios militares que tuvieron lugar hace varios meses algunos, han tenido sentencias hoy. Los inculpados de estos juicios son casi todos militares. Pero hay casos de civiles enjuiciados por la vía militar solo por el hecho de que estuviera implicado un objeto bélico, como es el caso de un camerunés, que al ir a robar en un coche rompiéndole una luna, se encontró con dinero y con una pistola metida en un sobre. Al ir a vender la pistola, fue descubierto. Le han condenado a 18 años de cárcel, por el robo de una pistola de un militar. Se llama Ndong y su vida ha cambiado trágicamente.

Tenemos el caso de un joven cuyas facultades mentales parecen no estar plenas. Tiene serias deficiencias y nunca debió dársele un arma. Dio el alto a un vehículo que no paró en otro control. Una vez que el coche quedó parado, sin mediar palabra, abrió fuego con su AK-47, alcanzando en el homóplato al taxista e hiriendo mortalmente a un expatriado que murió finalmente tras ser operado de urgencia. Ha sido condenado a 18 años de prisión menor y separado del cuerpo.

Un comandante de la policía ha sido condenado  a dos años por haber firmado los permisos de residencia de extranjeros. Se llama Carmelo Ondo Okomo y era Director General Adjunto de Seguridad de la región continental. Alega que nunca tuvo instrucciones por escrito que le indicaran que no debía hacerlo y él seguía operando con el procedimiento administrativo vigente. Tiene 60 años y se le condena por abuso de autoridad y uso indebido de atribuciones. Parece que Teodorín, el hijo del dictador, había prohibido sin más la expedición de documentos a extranjeros y este castigo desproporcionado debe ser producto de la voluntad del hijo del dictador.

Un alférez que azotó personalmente con 50 azotes a un soldado en Annobón, provocándole la muerte al día siguiente, ha sido castigado solo con 2 años.

Finalmente Cipriano Ngiuema y sus compañeros han sido condenados a muy duras penas, tras leer una descripción de los hechos fruto más de una novela que de hechos reales probados. A Cipriano le han condenado a 27 años de cárcel por atentado contra la forma de gobierno y por atentado a la integridad física del jefe de Estado, de su familia y de otras autoridades.

Emilia Abeme, la mujer que dicen acudió a marabús para realizar ritos mágicos contra el dictador ha sido condenada también a 27 años, junto con Antonio Nkoni, el jefe de escala de Ceiba en Benin, por haberle acompañado y actuado de intérprete.

A falta de una revisión de la lectura hecha por Liborio, que no se entendía apenas, podemos avanzar que todos han sido duramente castigados a 27 años de cárcel.

La sentencia es desproporcionada, sin fundamento jurídico, dictada en un marco equívoco porque debían haber sido juzgados por un tribunal civil y claramente aberrante. Los militares están acostumbrados aquí a hacer lo que les da la gana. Y es un mal síntoma de una sociedad enferma de injusticia prolongada. Un general del arma de aviación que no ha querido dar ninguna explicación sobre la forma en que se puede recurrir esta sentencia aberrante al serle preguntado, es un exponente del grupo de gente que campa aquí a sus anchas ignorando los derechos más elementales de las personas.

No existe aqui y ha quedado patente, un ambiente de distensión mínima que permita un diálogo nacional incluyente y franco. La ley aqui no se respeta, sobre todo por parte de los militares, a cuya cabeza se encuentra el dictador, a quien los militares siguen nombrando capitan general, y en cuyo nombre han cerrado esta sesión lúgubre de lectura de aberraciones.