GUINEA ECUATORIAL/ DERECHOS HUMANOS
El presidente de la CNDH niega que los reclusos padecen de torturas:“en Guinea Ecuatorial no se violan los derechos humanos“, según Salomón Nguema Owono
Pedro Nolasco. Malabo, miércoles 26/06/02
Las declaraciones del presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), Salomón Nguema Owono, no se evaden de la coherencia del régimen guineano, que trata de justificar ante la opinión pública nacional e internacional que los implicados en la hipotética trama golpista no fueron brutalmente torturados, pese a las evidentes pruebas presentadas durante el juicio que se celebró del 23 de mayo al 9 de junio.
El martes 25, la CNDH visitó el penal de Black Beach y su presidente, Salomón Nguema Owono, declaró a la radio televisión estatal que únicamente constató dos pacientes, de entre los más de 50 sentenciados, cuyas síntomas no se deben a las torturas que sufrieron sino al „mal estado del edificio“ que alberga la cárcel pública de Malabo. Al respecto, mantuvo que „en Guinea Ecuatorial no se violan los derechos humanos“, porque „el estado de salud que registró en los reclusos contrasta con las informaciones difundidas en el exterior“.
Las declaraciones de Nguema Owono, a quien se debe la frase „Hitler tampoco trató así a los judíos en los campos de concentración“ [en alusión a los abusos de violación de derechos humanos que cometen las autoridades nacionales], han producido un verdadero escándalo en círculos de la oposición guineana y en la sociedad capitalina, que reprochan el carácter gubernamental de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, cuyas opiniones en caso de graves violaciones de derechos humanos cometidos por el poder „no pueden escaparse de la consideración del gobierno central“.
Durante su visita, la Comisión aportó unos lotes de medicamentos y artículos de primera necesidad, y se ha comprometido en realizar visitas periódicas de 15 días a todos los centros penales del país. En medios de la oposición consultada por este periodista, la visita del martes ha sido considerada de „lavado de imagen“. Su excesiva tardía y el hecho de haber producido tras numerosas críticas sobre la grave situación que atraviesan los sentenciados en el juicio de la tentativa de golpe de Estado, no hace sino creer que el gobierno trata únicamente de escaparse de las críticas de la prensa, de los donantes y de la comunidad internacional, indicaron.
En sus declaraciones a la radio televisión estatal, el presidente de la CNDH no corroboró con las críticas y denuncias de los observadores imparciales, no obstante, reconoció, al igual que ellos, las condiciones infrahumanas en que transcurre la vida de los reclusos de la cárcel de Black Beach, que precisan tratos mucho más humanos que degradantes, al abogar por el establecimiento de un sistema sanitario que vele por el cuidado de su salud.
En diversos círculos capitalinos, sorprende que el interés de la CNDH se suscite después de casi cuatro meses, pero mientras se esperaba que pronunciara sobre el acceso que le fue denegado a esta Comisión en dicha cárcel durante los días de la reciente represión política, Nguema Owono se limitó en objetar que „esperaba que iba a encontrar una situación mucho más dramática a raíz de las informaciones difundidas a nivel internacional“. Tampoco se refirió a cuestiones fundamentales, como el acceso libre a los presos, ya que sus familiares y amigos tienen que hacer frente a serias dificultades para visitarlos. Incluso, se plantea el caso de „preceptiva“ autorización de la dirección de la seguridad presidencial.
El penal de Black Beach se encuentra ubicado en la zona presidencial, por lo que el director de la Seguridad tiene más poderes que ninguna otra institución reconocida por la ley; y a él se ha dirigido la ejecutiva de la CPDS para poder visitar a su Secretario General y principal líder de la oposición guineana, Plácido Mikó Abogo, quien cumple una condena de 6 años. En las reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos aprobados por el Consejo Económico y Social, y la Asamblea General de las Naciones, se recoge que la „vigilancia de los centros de reclusión, así como el orden interno y las normas disciplinarias internas, deben asegurarse por un cuerpo civil y profesional, especialmente entrenado para ello“. A pesar de esta evidente prueba de trasgresión, el presidente de la CND- un pro-comunista con fuertes convicciones antidemocráticas- afirma llanamente que „en Guinea Ecuatorial no se violan los derechos humanos“.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos, concebida de la propuesta de Naciones Unidas sobre el establecimiento de oficinas de „ombusdman o defensor del pueblo“ en los países democráticos, se instituyó en Guinea Ecuatorial a principios de los 90 con el objetivo de promover y proteger los derechos humanos de los ciudadanos. Si bien más administrativo, ésta comisión muy poco impacto ha tenido en relación a los persistentes abusos de violación de derechos humanos que se registran en el país, y pesa sobre ella numerosos casos de denuncias que no ha sido capaz de resolver ni mover la ficha. En sus húmedos archivos se encuentra la denuncia presentada a finales de 1998 por el periodista Sinecio Ngua Esono, quien fue vilmente torturado y encarcelado arbitrariamente durante un año, sin proceso judicial alguno. También a mediados de 2001 la ASOPGE presentó una denuncia a esta comisión a raíz de la interpelación intempestiva que sufrió su presidente en el aeropuerto de Malabo tras su regreso de una Conferencia Internacional. La policía le requisó varia documentación y 100 dólares USA.
En regímenes democráticos, en los que se auto-incluye el guineano, la actuación de una Comisión Nacional de Derechos Humanos no se reduce en defensa de los intereses gubernamentales [como es el caso de Guinea Ecuatorial], mientras la preocupación general está denegada y los derechos colectivos están a menudo en juego si no pisoteados. En cualquier caso, la función esencial de una CNDH consiste en garantizar la imparcialidad y la legalidad de la administración pública y en desarrollar actividades diversas a fin de proteger y promover los derechos humanos.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos no tiene por qué ser una institución progubernamental, mientras se espera que guarde una distancia real y perceptible con respecto al gobierno del momento, porque un órgano de ese tipo puede aportar una contribución insustituible y crear una cultura respetuosa de los derechos humanos y las libertades fundamentales. Esta fue, pues, una de las observaciones que obligó al Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas a aprobar en 1960 una resolución sobre la creación de instituciones nacionales [no gubernamentales] sobre la protección y promoción de los derechos humanos, aunque invitó a los gobiernos a que estimulasen [ y no controlasen] a dichas instituciones.


Fuente: LD

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