Convergencia Para la Democracia Social, sale al paso del Comunicado de la Oficina Nacional de PDGE del 08/07/2002 difundido por internet, sustituyéndose como de costumbre y confundiéndose con el Gobierno para justificar las acciones de éste; CPDS no lo hace con animo de polemizar sino para responder a las alusiones hechas en dicho comunicado contra este Partido y para aclarar algunos extremos del mismo;

EN EFECTO:

Por haber denunciado la muerte de Juan Ondo Nguema por consecuencia de la tortura sufrida en la cárcel de Black Beach, el PDGE trata a CPDS de ¨partido irresponsable, tendencioso, con lenguaje carente de ética, de comunicado inmaduro, etc.¨. Esta sarta de calificativos nos deja cuanto menos indiferentes cuando son los mismos que utiliza el regimen de Guinea con respecto a instituciones y personalidades de gran prestigio internacional como Amnistía Iternacional; Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Parlamento Europeo, etc.

Llama la atención, que el comunicado del PDGE lamente la pérdida de una vida humana, calificándola de ¨desgracia¨, de ¨hecho serio¨, de ¨lamentable suceso¨, etc. Nos parece muy lamentable el ejercicio de hipocresía de gentes que en privado reconocen las atrocidades del régimen y su impotencia para influir positivamente en el sistema, pero que se libran al ejercicio de elaborar este tipo de comunicados para aparecer como chicos buenos a los ojos de sus mentores, lo que les hace corresponsables los actos deleznables que CPDS denuncia; este ejercicio de hipocresia constituye una injuria suprema a los guineanos que caen bajo la dictadura y a sus familias.

Conmueve mucho al partido CPDS que ¨tanto el Gobierno como las instituciones penitenciarias no tengan intención alguna de perpetrar acciones de represión ni molestia contra los reclusos de Black Beach y que se esfuercen tanto por prestarles la máxima asistencia¨. Ni falta hacía que lo dijera, pues todo el mundo se ha dado cuenta de que lo que dice el PDGE significa lo contrario para el resto de los mortales; pues, en un comunicado reciente, el PDGE ya había afirmado que todos los procesados en el macrojuicio de Malabo se beneficiaron de condiciones de detención humanas, y no fueron ni torturados ni maltratados, expresando así con total descaro la realidad contraria y escandalosa vivida y difundida por todos los observadores presentes en Malabo, y arremetiendo contra la Resolución del Parlamento Europeo que condenaba la actuación del régimen de Malabo. Por otra parte, ¿puede alguien creerse que un Gobierno que no da comida a los enfermos de sus hospitales pueda ¨esforzarse tanto por prestar la máxima asistencia¨ a unos reclusos que ha torturado vilmente antes de condenarlos sin pruebas? El hecho de que el PDGE salga negando la represión que practica el régimen que apoya, y las torturas inflingidas a los recientemente juzgados en el cine marfil, y que estaban a la vista de todo el mundo, no resulta extraño en un Partido heredero del PUNT de Macías, pero sí que resulta un insulto tanto a los observadores que estuvieron en el juicio, como a la inteligencia y dignidad humanas.


En este descarado intento de darse buena imagen, el PDGE publica las informaciones contenidas en el expediente médico de un paciente-recluso que ha fallecido en manos de su régimen, olvidándose así de que, normalmente, esta información es confidencial y protegida por el concepto legal y deontológico de secreto profesional. El secreto médico, que se impone a todo médico normalmente instruido y a toda institución sanitaria, ha sido instituido para que el paciente pueda confiarse al sanitario sin riesgo de ver divulgados los elemnetos relativos a su salud.

¿Cómo y con qué derecho ha llegado al PDGE el certificado médico de un enfermo fallecido en un contexto medicolegal?. ¿Qué médico firma el certificado, a requerimiento de qué instancia legal y para qué fines?

Pero bueno, analizando de cerca estas inoportunas revelaciones, constatamos simplemente que el PDGE enumera una serie de síntomas y signos clínicos constatados en el moribundo, pero que en modo alguno explican su muerte. Finalmente nos saca pomposamente tres impresiones diagnósticas vagas, ninguna de ellas confirmada por exploraciones paraclínicas simples como hubiera sido profesionalmente lógico: no se habla de radiografía pulmonar para confirmar la supuesta neumopatía bilateral; ni de ecografía hepática para confirmar el pretendido enorme absceso hepático mixto que ocupaba los dos hipocódrios (sólo el PDGE sabe lo que es un absceso hepático mixto), valorado dos veces por cirujanos pero sin ser operado (¡vaya!), y ni siquiera de un banal hemograma para argumentar la infección y la anemia. Naturalmente, se olvida de precisar qué tratamiento recibió el desgraciado.

Queremos recordar al PDGE que Juan no murió en su cama; que Juan no murió porque tenía tos productiva ni porque tenía ligera palidez mucosa, como les gustaría hacer ver. Juan murió de la tortura sufrida en la cárcel de Black Beach, como ha ocurrido con otros; como otros seguirán muriendo. Y esta es la obra que este pueblo reconocerá al régimen del PDGE que hoy gobierna Guinea Ecuatorial, al régimen que persigue y tortura sin tregua a sus compatriotas.

Lo fundamentado de nuestras denuncias, además de que las torturas estaban a la vista de todo el mundo, es que algunos de los que ayer denostaban contra CPDS, siendo entonces miembros importantes del PDGE, son hoy víctimas de las arbitrariedades, persecuciones y represión del régimen que otrora defendieron.

El partido político CPDS, siempre fiel a su compromiso con el pueblo de Guinea Ecuatorial de luchar contra la injusticia, la arbitrariedad y la intolerancia del régimen que gobierna nuestro país, hasta la consecución de un Estado de derecho, defendería mañana a los que nos insultan a diario, por lo que queremos recordarles, como queda demostrado, que nadie está a salvo en un régimen represivo como el de Guinea Ecuatorial.


CPDS recuerda a la opinión pública nacional e internacional que varias decenas de inocentes siguen siendo torturadas hoy día en el penal de Black Beach, esperando su hora, expuestos a acabar como Juan Ondo. Entre estos reclusos se encuentra Plácido Mico, Secretario General de CPDS. Nadie, ni siquiera el propio PDGE, portavoz de las acciones del Gobierno, puede explicar porqué lo tienen detenido.


MALABO 26 de Julio de 2002
LA COMISION EJECUTIVA NACIONAL




Fuente: ASODEGUE

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