Severo MOTO NSA
A nadie que haya pisado Guinea Ecuatorial en sus 34 años de independencia le puede sonar extraña esta pregunta: «¿Sabes con quién tratas?» Una vetusta herencia colonial que los dirigentes del país africano han asimilado y trasladado a su propia naturaleza de gobernantes. La pregunta lleva una potente carga de amenaza y de alerta a quien, por ignorancia o por simple e inocente prueba, trata con cierta despreocupación o falta de respeto a una autoridad no bien identificada. Recuerdo ahora la única y procelosa visita que realizó el presidente Adolfo Suárez a Guinea Ecuatorial, en un difícil y arriesgado papel de asesor del presidente Obiang Nguema... En su encuentro con jóvenes de diferentes partidos políticos democráticos de la oposición, estos le dijeron sin tapujos (muy acorde con su edad): «Don Adolfo, por favor, cuando hablen con Obiang no le traten como a un ser humano normal, sino como un animal». ¿Demasiado fuerte! Era una espontaneidad juvenil, conectada, en todo caso con las multiples conclusiones a las que la ciudadanía guineoecuatoriana había llegado en su desesperación. ¿Con quién se trata en Guina Ecuatorial? No es, desde luego, con un simple animal. Es, evidentemente con un ser humano. Un presidente. Un hombre que, para lo que yo conozco, es de las personas mas coherentes consigo mismo que Dios ha podido crear en Guinea Ecuatorial (aunque otras aseguran que es gabonés). El presidente Obiang Nguema Eneme es un militar-político que centra su «servicio» a Guinea Ecuatorial en tres premisas inamovibles. En primer lugar, Obiang Nguema repite con frecuencia que, en su paseo por Guinea Ecuatorial dios (no sé muy bien qué dios; quizás el gran brujo...) entregó el bastón de mando, del poder y de gobierno al Distrito de Mongomo. Ese legado dividido debe permanecer «in aeternum» en el Distrito de Mongomo. En un apologético desarrollo de esta tesis y legado divino, algunos han decidido pactar el turnarse en el poder de Guinea-Ecuatorial en un número bíblico y apostólico de 12 presidentes consecutivos, sin solución de continuidad. Todos oriundos de Mongomo. Macías Nguema duró en el poder 11 tétricos años, durante los cuales desarrolló y asentó las bases de lo que iba a ser y sigue siendo el modelo de gobierno de Mongomo.
La segunda tesis que alienta el poder de Obiang Nguema, segundo presidente de los 12 juramentados, es la tesis de que no se puede entregar el Poder por hermosas palabras de negociación, ni por procesos electorales dignos y limpios, sino por medio de la violencia pura y dura. («La política ¬repiten¬ es vida o muerte»). El presidente Obiang Nguema-Eneme es todo un paradigma del fiel cumplimiento de esta tesis. No dudó en hacerla realidad material a la hora de tomar el poder de manos de su tío al que fulminó en un certero y cruento golpe de estado, el 3 de agosto de 1979. Y mantiene el poder a base de certeros golpes electorales o inventando y denunciando a bombo y platillo golpes de estado atribuidos a rivales políticos; un viejo sistema de abrirse camino y barrerlo de «enemigos» o rivales políticos.
La tercera tesis sobre la que se asienta el poder del presidente Obiang Nguema Eneme es el tantas veces repetido mensaje a la población de que la riqueza de Guinea-Ecuatorial es suya y de sus hijos. Por un logrado esfuerzo de completar esta tesis, hoy se puede asegurar que los derechos humanos con que Dios engalanó al pueblo de Guinea Ecuatorial (derechos humanos, económicos, políticos, culturales, el derecho a la vida...) son patrimonio de un solo administrador: Obiang Nguema Eneme. Como es fácil de notar, ninguna de estas tesis es asumible o defendible en el más mínimo entorno de normalidad. Ninguna aguantaría el más debil examen o justificación. Precisamente por eso las tres tesis sólo pueden defenderse desde la violencia y la fuerza bruta e institucional.
No necesitamos traer ahora y aquí todos los detalles o hechos que avalan la verdad de la existencia y vigencia de estas tres tesis o de-cisiones. Al margen de los once años que «trabajó» a la sombra de Macías Nguema, al que abatió en un cruento golpe de estado, el presidente Obiang Nguema Eneme ha demostrado una aplastante coherencia, fidelidad y firmeza militar en el cumplimiento y ejercicio impenitente de las tres tesis. Si el poder, el gobierno y el mando de Guinea-Ecuatorial pertenecen, por designio de dios, a Mongomo, su desarrollo pasa por situar en ese poder a 12 presidentes consecutivos de Mongomo; si su traspaso o mantenimiento sólo puede ser por métodos violentos, es muy normal que ese traspaso (que sólo pudo ser a otro de Mongomo) no sea por una acción fortuita, casual o de previo sometimiento del siguiente canditado a la casualidad de las urnas. Quien diseñó el plan de turnar en el poder a 12 presidentes de Mongomo no supuso nunca que tal traspaso fuera como efecto de unas elecciones libres, limpias y justas. Uno tras otro proceso electoral, Obiang NGuema Eneme ha demostrado ser coherente con ese propósito. Si la alternancia del poder de Mongomo no se puede llevar a cabo por las urnas libres, si Guinea-Ecuatorial no es una monarquía ni se rige por un sistema constitucional hereditario, siendo así que el poder de Mongomo no se entrega por elecciones o buenas palabras de negociación, resulta altamente incoherente que se le pida a Obiang Nguema Eneme una alternancia del poder por elecciones libres, limpias y justas. Si lo hiciera, incurriría, por evidencia, en una incoherencia y una flagrante «traición» a su Mongomo y a sus convicciones. Desde un análisis frío, parece una pretensión poco menos que suicida la de todo el resto de hombres, mujeres, jóvenes, grupos políticos y partidos que, sin ser de Mongomo, sin ser fieles a Obiang Nguema-Eneme pretenden la alternancia del poder de Guinea Ecuatorial por la vía de las elecciones libres, limpias y justas. Es más, resulta incoherente y fuera de sitio que lo pretendan por las mismas vías que utiliza el presidente Obiang: la violencia pura y dura; ni siquiera yendo de la mano de un Mongomo desgajado de Obiang Nguema, la violencia lograría abrir paso a la normalidad democrática en la Guinea-Ecuatorial de Obiang Nguema-Eneme. No es en vano ni de casualidad que los intentos de golpe contra el presidente Obiang, procedentes de los disidentes de Mongomo, crispan y desazonan con más virulencia a Obiang Nguema Eneme; los castigos a sus disidentes son incomparablemente más duros y despiadados. Puede decirse que Obiang Nguema reconoce que sóo sus dididentes de Mongomo tienen «legitimidad» para sucederlo y para hacerlo violentamente. Son ellos, los «suyos» los únicos que de verdad entienden y saben cómo hay que hacerlo. Por eso Obiang tiembla cuando llegan los suyos y castiga con crudeza. Impresiona y casi aterra oír con tanta frecuencia como los de ese especial Mongomo de Obiang Nguema llaman y califica a todo el resto del país como «extranjeros». Estamos asistiendo, hoy, a la ceremonia tantas veces anunciada. La pelea por el poder, por la sucesión en el poder de Mongomo por la única vía que admiten como válida: la violencia. No podemos pasar de aquí sin hacer la obligada justicia al Distrito de Mongomo. Tanto el primer presidente, Macías Nguema, como el segundo de los doce que quieren sucederse, Obiang Nguema-Eneme, han conducido al Distrito de Mongomo a una situación de terrible injusticia. Han conducido los destinos del país desde una concepción étnica, tribal, distrital y familiar del podeer. En esta concepción y práctica dislocada, aberrante del poder han quedado afectados injusta y despectivamente, la etnia fang, el distrito de Mongomo y todas las tribus que habitan ese distrito, donde, por otra parte sólo una familia, la célula familiar de Obiang Nguema Eneme tiene y maneja a su beneficio el mango de esa candente sarten del poder. De paso y para no sentirse únicos en el banquillo que un difícil futuro guarda para el país, Obiang Nguema ha ligado su suerte a la de todo el Distrito de Mongomo. Mongomo, su gente, sus pueblos son una verdadera presa atrapada en las manos del Presidente Obiang que pretende desesperadamente ligar su suerte y sino a la de ese vilipendiado rincón de Guinea-Ecuatorial. Cualquiera de ese Distrito que se proponga zafarse de ese destino es objeto del brazo demoledor de Obiang Nguema. Hay, por tanto, que desligar el entorno de Obiang Nguema, conocido como «Clan Mongomo»: (Obiang, familia y familiares, el cinturón de incondicionales y amigos juramentados, esos que se llenan la boca con la triste frase: «Donde muere Obiang ahí muero yo» del resto de hombres, mujeres, jóvenes, pueblos, distritos y familias que el clan denomina «extranjeros». Este resto de «extranjeros» que sabemos que la verdadera razón de la guerra particular e interna que libra el clan en solitario, está en el miedo a las elecciones libres, limpias y justas. Que unas eleciones en Guinea Ecuatorial puedan cumplir esas tres condiciones aterra al clan y a todos los que se han afianzado en la tesis de que el poder debe permanecer en Mongomo y por mecanismos de violencia pura y dura. Parece que en ese horizonte tan cercano (finales de 2002 y principios de 2003) tocan elecciones presidenciales. Si las municipales y las legislativas son tan violentadas y cargadas de acontecimientos , ¿que no lo serán las presidenciales! En ese horizonte se asoman voces y noticias sobre posibles presiones internacionales para que de una vez para siempre el pueblo guineoecuatorial disponga de libertad (censo), limpieza (desarrollo) y justicia (resultado justo). No basta con que se frenen todos los intentos de golpe de estado inventados o reales que se han ido sucediendo en el país y que llevan camino de institucionalizarse, mientras las soluciones sigan siendo sólo los juicios sumarísimos, condenas alocadas y muertes imosibles de averiguar. No volcarnos todos en la exigencia de unas elecciones libres, limpias y justas en Guinea es revolcarnos en una tediosa gazmoñería, cuando todos conocen y saben ya la respuesta a la pregunta.

http://www.larazon.es/tribunalibre.htm

Fuente: La Razón (30.07.02)

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