UNA PRIORIDAD GEOESTRATÉGICA
Ofensiva sobre el oro negro africano
Región prescindible hasta hace poco a los ojos de Washington, Africa se está convirtiendo en una prioridad estratégica para los Estados Unidos. En la preparación de su guerra contra Irak, la administración Bush reelabora el mapa de sus aprovisionamientos de petróleo. El continente negro, con sus reservas de buena calidad, resguardado de los grandes conflictos, podría proporcionar de aquí al 2020, el 25% del bruto americano. En los principales países petroleros – Nigeria, Guinea Ecuatorial, Angola... – Washington multiplica los gestos, sitúa consejeros militares y compañías petroleras.
JEAN-CRISTOPHE SERVANT, periodista.
Mientras los Estados Unidos preparan sus armas contra Irak, están empeñados en otra batalla, también estratégica, a varios miles de kilómetros del Golfo Pérsico. Esta ¨ofensiva tranquila¨, de acuerdo con la expresión del diario nigeriano The Vanguard (1), está dirigida ¨a no molestar, por un lado, a los aliados del Oriente Medio y por otro a corregir una idea generalizada, según la cual a América sólo le interesan de Africa, sus recursos naturales (2)¨ y hace referencia al petróleo subsahariano. Según Walter Kansteiner, subsecretario de Estado norteamericano encargado de los Asuntos Africanos, el petróleo del continente negro ¨se ha convertido en un asunto de interés estratégico nacional para los Estados Unidos (3)¨. Por su parte el influyente senador republicano de California Ed Royce, presidente del Subcomité para Africa del Comité de relaciones exteriores de la Cámara de Representantes, ha declarado que ¨el petróleo africano debería considerarse como una prioridad de la seguridad nacional tras del 11 de septiembre (4)¨.
Resta por oficializar esta política en el Congreso y en la Casa Blanca. A la espera de que tal cosa se produzca, el proceso parece confirmado por múltiples intervenciones, discretas pero significativas, en los países productores, entre ellas el apoyo proporcionado a las conversaciones de paz en Sudan, a comienzos del 2002, y la invitación discreta, dirigida a Nigeria para que abandone la Organización de Paises Exportadores de Petróleo (OPEP). Además, Colin Powell ha realizado en 2002 una visita histórica a Gabón – la primera de un Secretario de Estado norteamericano –, mientras que el presidente George Bush ofreció un desayuno, también emblemático, el 13 de septiembre de 2002, a diez jefes de Estado del Africa Central. Por último, un alto responsable del comando militar de los Estados Unidos en Europa, el general Carlton Fulford, se desplazó en julio de 2002 a Sao Tomé y Príncipe, para estudiar los problemas de seguridad de los operadores petroleros en el golfo de Guinea y la posibilidad de instalar en esta zona un nuevo subcomando militar regional americano, inspirado en el que existe en Corea del Sur.
Este rebrote de interés por Africa – respecto a la que el candidato Bush explicaba en el 2000 que ¨no era una prioridad estratégica nacional¨ – se explica por los optimistas cálculos de producción previstos. La Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (CNUCED) estima las reservas totales del continente en 80 mil millones de barriles de petróleo, es decir el 8 % de las reservas mundiales de bruto (5) y según las previsiones del National Intelligence Council americano, los Estados Unidos podrían importar del Africa subsahariana el 25% de su petróleo frente al 16% actual.
Control sobre Guinea Ecuatorial
En este momento el Africa negra, con más de 4 millones de barriles de petróleo diarios produce tanto como Irán, Venezuela y México juntos. Su producción ha aumentado un 36% en los últimos años, frente a un 16% en otros continentes. Sudán que ha empezado a exportar su petróleo hace tres años, extrae actualmente 186.000 barriles por día (6). Nigeria – primer exportador africano de bruto – debería aumentar su producción diaria de 2,2 a 3 millones de barriles de aquí al 2007, antes de conseguir 4,42 millones en el 2020. Angola, segundo gran productor continental, que ha salido en la primavera de 2002 de quince años de guerra civil, debería de aquí a esa misma fecha, multiplicar por dos su producción y alcanzar los 3,28 millones de barriles. En este mismo periodo de tiempo, las aguas de Guinea Ecuatorial, que detentan hoy el récord mundial (junto con Angola) de permisos de investigación petrolera en curso, podrían permitir a este país, de aquí al 2020, convertirse en el tercer productor africano de bruto (por delante del Congo y de Gabón) y proporcionarle 740.000 barriles/día.
Prometedores, los yacimientos africanos presentan también ventajas políticas ciertas: por una parte, todos los países, excepto Nigeria, están fuera de la OPEP ¨a la que Norteamérica, empeñada en una estrategia a largo plazo, busca debilitar privándola de algunos de los países emergentes (7)¨. Por otra, como señala Robert Murphy, consejero para Africa del Departamento de Estado, estas reservas petroleras son fundamentalmente ¨offshore... a cubierto de eventuales conflictos políticos y sociales. Las tensiones políticas o cualquier otro tipo de desordenes que pudieran darse en los países africanos productores de petróleo tienen pocas posibilidades de adquirir un carácter regional o ideológico capaz de desembocar en un nuevo embargo¨.
El golfo de Guinea, que cuenta con unas reservas de 24 mil millones de barriles de petróleo, debería alcanzar el primer puesto en la producción mundial en offshore de aguas profundas. Por último, las reservas del interior del continente alcanzarán directamente la costa atlántica – con la excepción de las que procedan de la de los campos sudaneses – por medio del oleoducto Chad-Camerún que drenará 250.000 barriles diarios hacia el Atlántico.
Para las petroleras americanas (tanto las dos gigantes Exxon-Mobil Corporation y Chevron-Texaco Corporation como las más modestas Amerada Hess, Marathon u Ocean Energy) que deberán invertir allí en 2003 más de 10 mil millones de dólares, el Africa petrolera era ya claramente una prioridad geopolítica mucho antes del 11 de septiembre de 2001. Lo hicieron saber, en marzo de 2000, al Subcomité para Africa de la Cámara de Representantes durante una reunión dedicada a las potencialidades energéticas de ese continente. El Institute for Advanced Strategie and Political Studies (IASPS) (8) tomó buena nota de ello. Creado en 1984 en Jerusalén, este think tank está próximo al partido de la derecha israelí Likud, favorable a una estrategia de desimplicación respecto al petróleo sudanés, y a los neoconservadores norteamericanos.
La victoria de George W. Bush fue también la de los petroleros tejanos y, tras el 11 de septiembre, las ideas del IASPS empiezan a abrirse camino entre los consejeros de energía de la administración y, más ampliamente entre los ¨halcones¨ de la Casa Blanca. El 25 de enero de 2002 el IASPS organizó un seminario al que asistieron Walter Kansteiner y varios miembros de la administración Bush (tales como Barry Schutz, especialista en Africa, o el teniente coronel Karen Kwiatkowksi, oficial del ejército del aire dependiente de la oficina del Secretario de Defensa), miembros del Congreso (por ejemplo William Jefferson, representante de Luisiana) y también consultores internacionales, representantes de la industria petrolera y de grupos de inversores. En esta sesión nació el African Oil Policy Initiative Group (AOPIG), interconexión entre las esferas pública y privada, así como un Libro Blanco titulado African Oil. A Priority for US National Security and African Development (9).
El mensaje dirigido por los petroleros a la administración Bush es en este caso particularmente claro: ¨If you lead, we´ll follow (Si vosotros mostráis el camino, nosotros iremos detrás)¨. Tras este seminario la política energética del gobierno americano muestra signos evidentes de la influencia de este lobby. Una vez explicada esa política, en mayo último, por Richard Cheney esto se ha hecho evidente. Para el vicepresidente norteamericano, ¨el petróleo africano por su alta calidad y su baja tasa de azufre supone una notable ampliación del mercado para las refinerías de la costa este¨. Más recientemente, la AOPIG ha vuelto a jugar sus buenos oficios en Nigeria – donde se suceden incidentes políticos y sociales en la región norte del país – en el marco de una misión conducida en Lagos por ¨el evangelista petrolero (10)¨ Michael Wihbey a mediados de julio. Oficialmente habría estado destinada a promover una Comisión del Golfo de Guinea destinada a reunir a todos los estados petroleros de esta subregión, oficiosamente su objetivo habría sido plantear la salida de Nigeria de la OPEP, rumor que fue desmentido finalmente por Abuja.
¨Para evitar los errores cometidos en el Golfo Pérsico¨, el Libro Blanco de la AOPIG plantea, entre otras medidas, prestar más atención a la transparencia en la declaración de los ingresos obtenidos del petróleo y ampliar las facilidades aduaneras ofrecidas anteriormente por Norteamérica a los países africanos. Plantea también una prudente implicación y control por parte de los Estados Unidos a favor de la anulación de la deuda. Si estas intenciones hubieran de ¨convertirse un día en una autentica política americana (11)¨ habría muchas otras cosas por hacer. Petróleo y ¨buen gobierno¨ siguen siendo efectivamente antinómicos. En un texto publicado en julio de 2002, la Asociación de las Conferencias Episcopales del Africa Central (ACERAC), recuerda ¨la complicidad existente entre las compañías petroleras y los responsables políticos de la región¨ y también la forma en la que ¨los ingresos procedentes del petróleo se utilizan para mantener los regímenes en el poder (12)¨. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), en Angola, país en el que la empresa Chevron controla el 75% de la producción petrolera, los futungo (camarilla compradore cercana al poder) habrían desviado en su favor, en 2001, más del 30% de los beneficios del maná petrolero. Sin embargo, es uno de los más pequeños países productores de petróleo el que resume más claramente la forma en la que los Estados Unidos están en vías de redistribuir sus cartas petroleras: Guinea Ecuatorial. En este ¨Kuwait africano¨, en el que el Producto Interior Bruto (PIB) ha crecido un 70% en 2001 y que dispone de unas reservas estimadas de dos mil millones de barriles de petróleo, los Estados Unidos se disponen a reabrir un consulado (cerrado bajo la administración Clinton por razones presupuestarias) y a excluir a Guinea Ecuatorial de la lista de 14 países africanos con malas notas en materia de derechos humanos.
Es cierto que este país, descrito por el informe anual de la CIA como una nación gestionada ¨por unos dirigentes sin ley que tienen secuestrada la economía nacional¨, dispone de un embajador en Estados Unidos (cuñado del presidente Teodoro Obiang) que asistió al forum del IASPS. Es cierto también, recuerda una notable investigación de The Nation(13), que dos tercios de las concesiones petroleras en Guinea Ecuatorial han sido concedidas a operadoras norteamericanas que tienen ¨lazos estrechos con la administración Bush¨. El patrón de la petrolera CMS Energy, William McCornick, contribuyó con 100.000 dólares a la ceremonia de la investidura presidencial de George W. Bush. Por su parte, Ocean Energy, otra sociedad petrolera activa en el Golfo de Guinea cuenta como consultor en Malabo a Chester Norris, que fue embajador de los Estados Unidos con el gobierno de Bush-padre. Para completar este marco, digno de una república bananera, los yacimientos offshore de Guinea Ecuatorial serán defendidos próximamente por guardacostas formados por la Military Professional Ressources Inc, empresa privada por altos cargos retirados del Pentágono (presente en América Latina como subcontratista en el marco del Plan Colombia). Tal como resume la embajada de Guinea Ecuatorial en Whashington, ¨son las compañías petroleras las que informan al Departamento de Estado sobre lo que sucede en nuestro país¨. La visita que George Bush tiene previsto efectuar a Africa en la primavera del 2003 – que comenzará por Nigeria – podría ser histórica en más de un aspecto.
(1) The Vanguard, Lagos, 30 de septiembre 2002.
(2) James Dao, ¨In Quietly Courting Africa, US Like the Dowry: Oil¨, The New York Times, 18 septiembre 2002.
(3) Conferencia del IASPS, 25 de enero de 2002, www.iasps.org.
(4) Conferencia del IASPS, op. cit.
(5) Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo: ¨Los servicios energéticos en el comercio internacional y su incidencia en el desarrollo¨, junio 2001. http://www.unctad.org.
(6) Ver Gérard Prunier: ¨Paix introuvable au Sudan¨, Le Monde diplomatique, diciembre 2002.
(7) Roger Diwan, de la Petroleum Finance Company, The New York Times, 18 septiembre de 2002.
(8) http://www.iasps.org.
(9) Que puede consultarse ampliamente, junto con las críticas de los internautas, en http://www.marekinc.com/BustEcolUSAO61301.html.
(10) Leer ¨US Leads Oil Boom in ¨Other Gulf¨, Associated Press, 19 septiembre 2002.
(11) Malcolm E. Fabibyi, The Wisdom in Remaining with Opec, en http://www.gamji.com.
(12) Conferencia Episcopal de las Iglesias del Africa Central: ¨L´Eglise et la pauvreté en Afrique centrale: le cas du pétrole¨, julio de 2002. http://www.eireview.org.
(13) Ken Silverstein, ¨Oil Politics in the Kuwait of Africa·, The Nation, Nueva York, 22 de abril de 2002.
Fuente: Jean-Christophe Servant, ¨Le Monde diplomatique¨,