En el acto conmemorativo del XX aniversario de su fundación, celebrado en Madrid, dirigentes y militantes del Partido del Progreso, flanqueados por un cálido grupo de amigos españoles, dejaron constancia de la presencia, pervivencia y plena vigencia del Partido del Progreso, a pesar de las múltiples vicisitudes con que esta formación política ha tropezado y tropieza ante la implacable persecución del régimen imperante en Guinea Ecuatorial.
20 años de actividad política, a caballo entre un exilio multitudinario y persistente y una actividad política en el interior del país, marcada por la prohibición, las leyes otorgadas que sólo obligan a lo que no han tenido que ver nada en su elaboración, citaciones en la policía, encarcelamientos, torturas, muertes y asesinatos parecía efectivamente que son (los 20 años) muy escasos para dar como resultado un análisis y balance positivo y fecundo.
Si al llegar a Guinea Ecuatorial, tanto en el año 1988, como en 1992, las delegaciones del Partido del Progreso, en busca de diálogo con el régimen dictatorial y de legalización, hubieran encontrado un alfombra carmín en el camino, quizás una mínima atención o, incluso, un abrazo de bienvenida por parte del general Obiang y su régimen, estamos muy seguros de que el fracaso del Partido del Progreso y de su delegación hubiera sido tan rotundo como inmediato e irreversible. Nuestro rotundo fracaso hubiera sido directamente proporcional al “cariño” que nos hubiera dispensado el régimen... A estas horas no estaríamos hablando de 20 años de existencia, sino de 20 años de desaparición.
Sin embargo, como lo constan no sólo los propios, sino especialmente, los extraños, el crecimiento espectacular, la proyección y el afianzamiento del Partido del Progreso en Guinea Ecuatorial es directamente proporcional a la dureza, enfado y persecución con que nos recibió y sigue tratándonos el régimen del general Obiang Nguema.
En los días de máxima virulencia persecutoria, cuando el entonces Secretario General de la Presidencia, Ricardo Mangue Nfubea, se divertía tendiéndose lazos a los pies para acabar en manos de Armengol Ondo Nguema (hermano de Obiang Nguema), para someternos a los interrogatorios de turno, el súper jefe de la policía y de seguridad, Ondo Nguema, me preguntaba con su voz aflautada: “Si hay tantos partidos en este país, ¿por qué es el tuyo el que más ruido hace?”. Mi respuesta no podría ser sino otra pregunta: “Si hay tantos partidos en este país, ¿por qué es el mío el más perseguido?”.
Era incluso notorio el enfado y la desazón de algunos partidos “colegas” de la oposición al considerar que con esta tozuda y ciega persecución contra el Partido del Progreso, Obiang Nguema y su régimen se constituían en un equipo propagandístico y de campaña para el PP, absolutamente gratis...
20 años después, el régimen de Obiang Nguema podría estar en estos momentos contando una “evidente” victoria sobre el Partido del Progreso. Ha culminado su implacable persecución y castigo inmisericorde con nuestra “ilegalización” y prohibición en el país. Apostados en las fronteras del país y en las puertas de sus almas, Obiang Nguema y su régimen tienen el ojo avizor para evitar que, de nuevo, abandonemos nuestro exilio y retornemos en libertad al encuentro de nuestro pueblo y de la libertad de nuestro partido.
Precisamente, a propósito de XX aniversario que estamos celebrando, ha escuchado una de las más acertadas y serias críticas al régimen de Obiang Nguema, y una de las más encumbradas loas al Partido del Progreso. Se dice que el presidente Obiang y su régimen han perdido una incalculable oportunidad de ejercer su capacidad de diálogo y concertación, al no haberlo hecho el Partido del Progreso.
El carácter de sus dirigentes y militantes, que han hecho de la ideología democristiana (poniendo al hombre en el centro de sus programas y actividad política) ley de vida, es un evidente aval de moderación, humanismo y serenidad. Su integración plena en el IDC supone un compromiso internacional con un modo de hacer política con serenidad, y con un modelo político, económico y sociocultural contrastado por su eficacia en importantes y numerosos países del mundo. La amistad con el Partido Popular español y la fecunda cadena de partidos europeos, americanos y en general del mundo occidental del mismo signo, constituye un inapreciable soporte y aval para una intermediación en un diálogo conducente a serenar y reconciliar a nuestro pueblo. La hoy más que constatada y real avalancha de la población guineoecuatorial afiliándose al Partido del Progreso, paradigma de moderación, temple humanista y vocación abierta al hombre como centro, supone, más que razones para el miedo, hondas razones para la confianza en una solución pacífica y humanista de los problemas que aquejan a nuestro país.
Todos estos valores del Partido del Progreso, despreciados, obviados, incluso perseguidos por el presidente Obiang y su régimen, quedan, sin embargo, guardados en el mejor de los rincones más preciados del alma, corazón y voluntad del Partido del Progreso y sus hombres, mujeres y jóvenes, para ejercerlos cuando las puertas de la libertad se abran para nuestro pueblo. Es de esperar que sea en breve.
El XX aniversario de la fundación del Partido del Progreso es todo un mensaje de serenidad, de esperanza y de preparación. Porque, más bien pronto que tarde, el Partido del Progreso asistirá con todos esos valores conquistados a unas elecciones generales, trasunto de libertad, justicia y limpieza; necesario portalón de entrada al desarrollo, el buen gobierno y la transparencia.
SEVERO M. MOTO NSÁ
Presidente del Partido del Progreso.
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Fuente: Gabinete de Prensa del Partido del Progreso