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DE LA OPOSICION, NO, GRACIAS publicado por: Communication Hope el 21/07/2003 16:39:54 CET
¿DE LA OPOSICIÓN?... NO, GRACIAS Por Cándido Ondo Nchama. Subdirector de Cita Internacional Revista de los países con representación diplomática en España No es cierto que el hecho de vivir en España implica inexorablemente pertenecer a la oposición ecuatoguineana en la diáspora. Con toda rotundidad, debo subrayar, sin embargo, que ni todos somos de la oposición, ni muchos comulgamos con sus ideas. Incluso algunos, hasta hace poco, hemos pasado olímpicamente de ella, todo por entender que su actuación tan innecesaria como absurda, a la par que rematadamente perjudicial para los intereses del pueblo ecuatoguineano en su conjunto. Pero antes de que el silencio de muchos de nosotros dé pie a la suposición de una solapada complicidad con esos elementos, me niego a seguir callado ante una situación que se me antoja sobremanera dañina para mi país. El pueblo ecuatoguineano, dueño y señor de su propio destino, con sus errores y con sus aciertos, no necesita ni de salvadores de pacotilla, ni de iluminados de tres al cuarto. Si hay algo a lo que cualquier ecuatoguineano de bien debe sentirse obligado, es de infundir en nuestra ciudadanía una actitud mental positiva, a fin de afrontar, con optimismo e ilusión renovados, el devenir de la Guinea Ecuatorial. Nuestro país lleva casi 24 años de paz y de seguridad, circunstancia esta reconocida hasta por sus más furibundos detractores en el extranjero, condiciones ambas indispensables para el desarrollo integral de cualquier sociedad humana que se precie. Y es responsabilidad de todos los ciudadanos y amigos de la Guinea Ecuatorial para que este statu quo se mantenga, si queremos hacer de ella un país donde todo el mundo pueda vivir con dignidad. Me gustaría que no se me malinterpretara por entender que estoy atacando a la oposición. Quiero dejar claro que entiendo que todo sistema político democrático, como lo hay en la Guinea Ecuatorial, precisa, por su misma razón de ser, de una oposición política ejercida por algún que otro partido político democráticamente elegido por los ciudadanos. Lo que no me parece de recibo, empero, es que la oposición tenga como finalidad la destrucción de la instituciones votadas por los mismos ciudadanos del país. Quiero decir que toda oposición política ha de ser, a todas luces, constructiva, haciendo comprender a los ciudadanos que en el noble ejercicio de la Política no deben existir enemigos políticos sino, más bien, adversarios políticos. Y yo me pregunto: ¿Son adversarios políticos o simples y vulgares enemigos, invadidos por el resentimiento, éstos que se hacen llamar líderes políticos, cuya actividad supuestamente política, se desarrolla más allá de las fronteras geográficas de la Guinea Ecuatorial, agolpe de talonario del mejor postor? Pienso que ya es hora de que llamemos a las cosas por su nombre, y que sepan algunos, que de esto han hecho ya su medio de vida, que el buen nombre y el prestigio de nuestro país nos incumben a todos. Que su actitud, acompañada de discursos tremebundos, basados en falsedades y en mentiras, daña gravemente el buen nombre que, muchos como un servidor, intentamos a diario que tenga la Guinea Ecuatorial, más allá de sus fronteras. Si alguno de esos señores piensa que lo que acabo de decir no se ajusta a la verdad, entonces, sólo ha lugar dos posibilidades: o ese individuo es mentiroso patológico o, peor aún, es tan bobo que no se da cuenta de lo que ocurre a su alrededor. Pues, hasta el más ingenuo se percata ya de que, cada vez que sale alguno de estos pseudopolíticos, esgrimiendo sus habituales proclamas apocalípticas, contra las instituciones ecuatoguineanas y contra los que las dirigen, lo que provocan es un soberano aburrimiento en el ciudadano español de cualquier clase o condición, con el subsiguiente y absoluto desprestigio para nuestro país, y el mayor de los desprecios hacia todos los ciudadanos ecuatoguineanos que residimos en España. Produce una sensación casi nauseabunda, verles a unos y otros de esos políticos en miniatura, coquetear con uno y con otro partido de los que hay aquí -sin que les hagan el menor de los casos-, dando una tan pobre y denigrante impresión de auténtica “ prostitución ” política. Es de todos sabido, que la República de la Guinea Ecuatorial, único país de habla hispana en la África subsahariana y orgullo de sus nacionales, nunca estuvo mejor en toda su historia. Su actual bonanza económica y el funcionamiento de sus instituciones, son algo que debería incentivar tanto a los ecuatoguineanos de acá como a los de allá, para contemplar el futuro con sobrado optimismo, hacia una reconstrucción a la que todos nosotros tenemos obligación, a fin de que nuestro país sea un referente en todo el continente. Sin embargo, cuesta creer que algunos no vean, en todo ello, nada más que errores. Errores que, dicho sea de paso, son inherentes al se humano, que los pueden cometer los de aquí, los de allá y los de acullá. Sin embargo, cuando el número de aciertos supera con creces el de los posibles errores cometidos, cual es el caso de la Guinea Ecuatorial, creo que es razón más que suficiente para afrontar el futuro con justificada esperanza. Lo que no es de recibo, a estas alturas, es tratar de alimentar mentalidades que lleven a luchas intestinas, tan absurdas como destructivas. Y, por respeto al dolor y el desasosiego de muchos hermanos africanos, los cuales en la actualidad padecen la sinrazón de esas luchas intestinas a las que he hecho mención hace poco, no diré ningún nombre. Pero en nuestras mentes circulan, inevitablemente, los nombres de países de nuestro entorno, que, hasta ayer, eran modelo de desarrollo económico, cultural y ejemplo de convivencia. Sin embargo, actualmente, sin saber por qué extraña razón, se encuentran abocados en la más absoluta de las miserias humanas: la guerra. Para terminar, sólo me gustaría invitar a una pequeña reflexión, recordando aquellas elocuentes palabras que, un día en su despacho de Madrid, me dijo el anterior embajador ecuatoguineano en España y actual ministro de Asuntos Exteriores de la Guinea Ecuatorial, el Excmo. Sr. D. Pastor Micha Ondo Bilé –hombre, por cierto, moderado y de gran sensibilidad en la praxis diplomática, a la vez que excelente persona y gran conversador-. Al referirse a esas difamaciones de que, a menudo, es objeto nuestro país, por parte de ciertos elementos desaprensivos, dijo, pensativo: “Qué fácil es hacer daño, y cuán difícil resulta tratar de reparar el daño ocasionado...”. Y casi lamentando, añadió: “¿Es que ellos no se dan cuenta del daño que están haciendo a su propio país?” ¡Qué razón tenía el Señor Embajador!, por Dios, ¡qué razón tenía!
( Artículo aparecido en el número 73, del 16 de julio del EBANO, enviado por su autor desde España)
Fuente: EBANO
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