Por Samuel Mbá Mombé (Responsable de La Diáspora)



Cualquier observador imparcial y equilibrado puede fácilmente darse cuenta que el Presidente Teodoro Obiang Nguema lleva la batuta y marca el rumbo de la llamada “sentada” de Mbini entre el Gobierno y los llamados Partidos Políticos de la Oposición.

Tanto el discurso del Presidente Obiang en la apertura del Encuentro Gobierno-Oposición como todos los demás comentarios oficiales no dejan ninguna duda que la “oposición” sigue siendo simplemente la reserva india para conseguir o hacer mayorías. Las alabanzas, exaltaciones, enaltecimientos, vanaglorias al Presidente de la República, Jefe de Estado, Presidente Fundador del Partido Democrático de Guinea Ecuatorial (PDGE), Árbitro y Moderador del proceso democrático en curso por su “voluntad de diálogo y concertación con todos los actores políticos de la Nación” confirman lo anteriormente dicho. Obiang y su Gobierno utilizan a la “oposición” (y que me perdonen por las comillas) como mercancía para sus propios intereses y con el único propósito de permanecerse en el poder por casi un tiempo ilimitado.

Es puro cinismo político el convocar un Encuentro cuando líderes políticos y demás opositores siguen purgando condenas injustas en las cárceles del país algunos de ellos en condiciones inhumanas y además, no se haya incluido en el orden del día la situación de esos compatriotas.

No creo que sería una exageración si llego afirmar que los participantes en el Encuentro de Mbini no representan al Pueblo de Guinea Ecuatorial en su conjunto sino sus propios intereses tanto personales como partidistas. El proceso llamado de democratización comenzó mal y continúa por ese mal camino por la nula voluntad del presidente Obiang de llevar a cabo una verdadera apertura política en la que deben estar implicados y representados todos los sectores sociales del país. El entreguismo de la “oposición” a las maniobras del régimen también ha contribuido en el estancamiento del proceso de democratización.

No quiero cuestionar la actuación de alguno que otro partido de la oposición en este bochornoso espectáculo ya que con mis opiniones sobre la actuación de la oposición he ganado muy pocos amigos. A pesar de ello, y considerándome parte del Pueblo, quiero seguir opinando sobre los eventos políticos de Guinea Ecuatorial no para ofender ni desvirtuar a nadie sino tratar con la máxima objetividad y responsabilidad posible de poner el acento en cuestiones que considero fundamentales a fin de que todos sin exclusiones, seamos conscientes de la opulenta responsabilidad que pesa sobre nosotros cual es, afrontar el gran desafío de hacer de Guinea Ecuatorial un país modélico no sólo en la construcción de infraestructuras sino y en el establecimiento de unas instituciones democráticas fiables y funcionales.

El honor y la responsabilidad nos obliga a reconocer que las cosas tal como se están haciendo en nombre de la democracia no puede sino conducirnos a tragedias mucho más mayores ya que el Pueblo totalmente ausente y manipulado por aquellos que dicen ejercer el poder en su nombre y de otros que dicen defender sus intereses, puede rebelarse contra ellos lo que sin duda alguna podría acarrear consecuencias irreparables. No nos engañemos, el Pueblo de Guinea Ecuatorial no está dormido, al contrario sigue con especial atención la actuación tanto de sus dirigentes como de la oposición para que llegado el momento pase la factura a cada uno según su comportamiento. La Historia está llena de precedentes.

Si lo que se pretende es mejorar el clima de crispación política que se vive en el país desde hace 24 años entonces se debería implicar y hacer partícipe a todos los sectores sociales del país en este proceso. Dicha implicación y participación no puede ni debe ser excluyente ni condicionada para nadie. Si somos sinceros reconoceríamos que los que han acudido en el Encuentro de Mbini no son todos los que debían estar por las divisiones que existen en muchas formaciones políticas situación que el régimen ha aprovechado siempre para hacer mayorías gubernamentales y presentarlas como Gobierno de amplia participación cuando como se sabe, la Primera Evaluación del cumplimiento de los Acuerdos del Pacto Nacional Vinculante en su Código de Conducta, los Partidos Políticos Legalizados convenían entre otras que los actores políticos no intervendrán en los asuntos internos de otros partidos, ni apoyarán las escisiones o facciones de los mismos. Yo creo que no hace falta decir el nombre del partido que ha estado sacando tajada política por las escisiones que ha habido en muchos partidos y que ha apoyado a las facciones rebeldes con las que hoy en día forma el llamado Gobierno de amplia participación. Estas mismas facciones rebeldes son las que están presentes en Mbini revisando las leyes que el propio Gobierno viola descaradamente y a su antojo. ¿Se puede por tanto esperar algo positivo de esa pomposa “sentada?”. ¡ Por supuesto que NO!

Muchos observadores imparciales que han seguido muy de cerca la evolución política en Guinea Ecuatorial coinciden en que sigue careciendo de un consistente Estado de Derecho y que tanto la Ley como la Justicia siguen siendo un patrimonio manejado por los poderes fácticos que aplican cuando es conveniente e ignorada cuando les es inconveniente. Así vemos que las leyes elaboradas y promulgadas por el propio régimen han sido y están siendo sistemáticamente violadas así como todos los acuerdos y pactos firmados con la Oposición incluso con la Comunidad Internacional de cara al proceso de democratización. Por lo tanto, el problema no está en la revisión de las leyes sino en su igual cumplimiento y aplicación para todos.

El espectáculo de Mbini ha vuelto a confirmar la habilidad y astucia con las que Obiang sabe engañar a sus adversarios políticos. Si hacemos una especial exclusión al CPDS como el único partido político con la etiqueta de oposición, no se puede tomar en serio ni el trabajo ni las conclusiones que puedan derivarse de ellos por cuanto que todos los demás participantes no son sino lo que se sabe de ellos: aliados y eternos acompañantes de viaje de Teodoro Obiang Nguema.

Si el encuentro de Mbini fuese un verdadero intento de hacer bien las cosas para reconducir el estancado proceso de democratización lo que se debería haber planteado era un debate amplio, libre y transparente sobre el incumplimiento de las leyes vigentes en el país por parte de las instituciones que deberían velar por su estricto cumplimiento. En mi opinión personal, las actuales leyes merecen que sean retocadas o revisadas pero dentro de un contexto en que las instituciones democráticas sean operativas y funcionales. No tiene sentido una perpetua revisión de unas leyes que en ningún momento serán cumplidas ni aplicadas por los que las promulgan sólo para dar la sensación de que algo se está haciendo cuando en realidad lo único que se consigue es alargar el sufrimiento de un pueblo que anhela desde hace décadas la instauración de un Estado de Derecho donde la justicia deje de ser un recuerdo nostálgico de los guineoecuatorianos.

Con la política de avestruz o de arreglo de fachada haremos un flaco favor a la estabilidad y convivencia pacífica. Es imperiosa la necesidad de abrir un debate amplio con la participación de todos y no sólo de los partidos políticos. Todos tenemos algo que decir sobre el futuro de nuestro país y nadie puede negarnos este derecho fundamental de todo ciudadano. Son muchos los guineanos que seguimos siendo excluidos en los asuntos públicos de nuestro país simplemente por no comulgar con la política del régimen en plaza o por defender unos principios democráticos universalmente reconocidos.


Fuente: Samuel Mbá Mombé /LD

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