Dice el Consejero del presidente Obiang Miguel Oyono que el análisis de Fernández Madrugán es inexacto. Y añade textualmente:

” Ni purgas ni nada, simplemente cabreos e intereses personales
en juego y que nada tiene que ver con política;ya verán cómo todo se aclara en familia.”

La ola de detenciones sin mandamiento judicial, las torturas, el secuestro de varias personas en lugares extraños durante más de 72 horas, el encapuchado a los detenidos, el traslado a Evinayong de Bienvenido Samba sin causa penal (hasta hoy ningún juez ha decretado su ingreso en prisión) y un largo etcétera de violaciones graves de los Derechos Humanos que se está produciendo en Guinea desde marzo del 2002 hasta la fecha, es para Miguel Oyono y entendemos para Obiang Nguema su patrocinador, el resultado de simples cabreos, el resultado de intereses personales en juego, que no guarda relación con la política y que será aclarado ”en familia”.

Esta es la apreciación más inverosímil que jamás haya oido ante hechos tan graves.

Para Miguel y su patrocinador Obiang, lo que sucede no debería ser motivo de preocupación de nadie. Los hechos suceden en el Limbo, una zona oscura donde la gente no sufre, un espacio geográfico donde se mueve ”la familia” vedado a nosotros el resto de los humanos, un lugar donde los sucesos no son comprensibles ni catalogables para el resto del mundo, un agujero negro donde al parecer ni las leyes humanas ni la lógica tienen validez.

Por tanto, los hechos, al decir de los hombres del régimen, suceden dentro del coto privado de Obiang, el cual pretende erigirse en definidor absoluto de una nueva dimensión espacio-temporal en la que los torturados y violentados por sus esbirros carecen de derechos y pueden volatilizarse.

Todo lo que sucede dentro de ese ultramundo que Oyono llama ”familia”, ni es bueno ni es malo...sino todo lo contrario. Según Obiang, el resto del mundo excluido por él en su definición indefinida, deberíamos ignorarlo, como si no sucediera. Vemos sufrir a nuestros conciudadanos, pero no sufren porque están en el limbo de Obiang. La familia ve morir y desaparecer a sus seres queridos, pero en la versión del ultramundo de Obiang, esos seres no mueren ni desaparecen porque sencillamente han sido abducidos al limbo de Obiang.

Si osamos asomarnos por encima del muro-frontera trazado arbitrariamente por Obiang y preguntar por qué golpean a nuestros seres, estamos incurriendo en un delito definido también de modo arbitrario por Obiang, por inmiscuirnos en asuntos internos de la ”familia”. Es inútil decirle que esos que sufren su violencia brutal son nuestra gente, son nuestros hermanos, son nuestros guineanos, son nuestros seres humanos y que el asunto no es de familia y debe intervenir la justicia cercenando la indefensión.

El tirano nos invita a realizar un ejercicio de auténtica aberración de la realidad y en esa invitación le acompaña su portabalabras-altoparlante Ramón Gil Casares, el ínclito calvo del Palacio de Santa Cruz. ”Es un asunto de familia y no deberiamos meternos”, musita a veces Gil Casares cada vez que se le recuerda a los encarcelados sin causa en Guinea.

Obiang y sus alter ego nacionales y extranjeros pretenden la impunidad para sus actos perversos.
Pero nadie en este mundo está libre de responsabilidad por sus actos. Nadie puede inventar un mundo donde delinquir sea un acto en el limbo de la justicia.

Además de todo, Obiang somete internamente a la gente a la lógica del purgatorio si admiten la culpa en el mandamiento del falso dios Obiang. Felipe Ondo, por ejemplo, debe admitir haber pecado contra Obiang y entonces y solo entonces, será sacado del purgatorio y elevado a la categoría de los adoradores del falso dios, premiado con la libertad y quizá, con un puesto en el gobierno del cielo obianguemista.
Si nuestros hermanos encarcelados y torturados no asumen su pecado contra Obiang, el castigo será eterno, léase el infierno sobre la tierra.

Desgraciadamente para Obiang, nadie en este mundo puede crear infiernos y purgatorios a su libre albedrío. La LEY gobierna el mundo de los seres humanos en el estadio actual de la civilización.

Los principios de la civilización prescriben que desde el momento en que nace un ser humano, éste será defendido en sus derechos por el Estado y la Comunidad Internacional. Nadie puede castigar a su hijo a ningún infierno que viole sus derechos, porque la LEY lo prohibe, castigando, cuando puede, a los padres, que dejan de serlo y se convierten en delincuentes comunes. Nadie dentro de ninguna familia debe verse desprotegido de las garantias que todo Estado está obligado a otorgar a las personas. Si el estado no ejerce sus obligaciones de garantía de Derechos Humanos, automáticamente quienes detentan los poderes de ese Estado se convierten en reos de la Justicia, la cual se instanciará en cualquier momento y en cualquier lugar sobre esos delincuentes creadores de infiernos y purgatorios. La impunidad absoluta no es posible, para disgusto de dictadores y de sus ayudantes y portavoces.

Ni Guinea es un mundo separado del mundo civilizado como pretende Obiang y Gil Casares, ni Africa es el continente de las falsas soberanías que solo sirven para matar y torturar en la impunidad. La Justicia tiene jurisdicción universal porque universal es el ámbito donde se mueve el Ser Humano, el Alfa y Omega de cualquier sociedad humana.

No hay asunto de familia para la Justicia. La Familia Humana a la que pertenecen los que en estos momentos sufren los estragos de los violentos en el poder en Guinea, exige nuestra solidaridad. Hacer justicia no es torturar al presunto delincuente sino someterse al procedimiento penal con garantías. Quien tortura a un torturador es un delincuente común.

La labor de los hombres y mujeres que creemos en la dignidad humana, en estos momentos graves que se viven en Guinea, es iniciar los pasos para finiquitar el infierno que el tirano Obiang ha definido a su albedrío en los antiguos Territorios Españoles del Golfo de Guinea. Para finiquitar este agujero negro de la perversión solo hay dos alternativas: o capturar a Obiang llevándole ante la Justicia o invadir el territorio para restablecer la justicia en Guinea. Precedentes hay muchos. Irak es el ejemplo actual.

Si la Justicia no puede ser restablecida por la Comunidad Internacional, siendo ésta su obligación, entonces nosotros los guineanos quedamos sometidos desde este momento a la obligación de capturar a Obiang y alias por cualquier medio, incluida la fuerza. La fuerza como último recurso para restablecer la dignidad de los humanos está justificada y así lo reconoce la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

NVO e´ZANG OKENVE MITUY

Presidente de Foro Solidario por Guinea Ecuatorial
Profesor Universidad Politécnica de Madrid

Fuente: Celestino Okenve

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