SÁNCHEZ MEMBA. YAOUNDÉ, 07.03.04
La capital de Guinea Ecuatorial, Malabo, conoció la pasada noche hasta el amanecer una vigilancia militar del ejército sin precedentes. El régimen del déspota Teodoro Obiang Nguema ha desplegado casi todo su arsenal armamentístico en la pequeña isla de Bioko, preocupado por las, hasta ahora no confirmadas, noticias de que un grupo de extranjeros habría infiltrado un contenedor lleno de armamentos en las costas de la provincia de Bioko Sur, según se supo de fuentes castrenses contactadas por este despacho desde Yaoundé.
Precisamente, a noche, la vigilancia militar ‘in extremis’ tenía como norte la captura, detención y posterior interrogación a la casi totalidad de los extranjeros residentes en la isla, fundamentalmente en Malabo, donde se especula una supuesta trama golpista en los últimos meses.
“El despliegue militar ha sido espectacular, sin precedentes y parecía que Malabo iba a estallar esta pasada madrugada”, según testimonios de diversas fuentes contactadas por este despacho desde la capital ecuatoguineana. Las patrullas, que practicamente cercaron toda la isla, iban armados hasta los dientes con potentísimos fusiles de asalto de nueno horno. El reducido grupo de dirigentes opositores parece que se ha escondido y cuyos teléfonos están fuera de cobertura, al menos, hasta la hora de publicar este despacho.
Hasta bien iniciado las primeras horas de esta mañana, las calles y esquinas de la capital han empezado a cobrar una aparente normalidad, aunque más de la mitad de la población prefiere quedarse en en sus chozas. No obstante, todavía permanece un importante repliegue del ejército en puntos claves de la isla, al que se ha incorporado en este medio día la fuerza de élite de la presidencia acuertelada en un campemento situado en las afueras de Malabo, cerca del poblado de Basupú, a cinco kilómetros de la capital.
El régimen del déspota centroafricano, uno de los más crueles y sanguinarios que quedan en el mundo, vive un constante estado de shock psicológico, preocupado por los fantasmas del pasado que, alertados por supuestos poderes brujeriles de los que siempre ha fiado para permancer en el poder durante casi 25 años, pronostican un fatal desenlace del clan ‘nguemista’, según se comenta en círculos cercanos al entorno presidencial. Según estos, la situación está a punto de estallar. En sus especulaciones, no vacilan en esgrimir que desde que el líder opositor de la FDR, Felipe Ondó Obiang Alogo fuese encerrado en la penitenciaria de Evinayong sin el consentimiento de los suyos, el presidente está en vela contra las voces discrepantes de su propio entorno, que amenazan en vengar si el dueño y señor del palacio Tres de Agosto no se retracta a tiempo.
Más aún, mucha gente del entorno de Teodoro han sido salvajemente humillada en los últimos tiempos y sus bienes desposeídos, mientras la familia del dictador se enriquece como crecen las espumas del mar. Muy pocos del entorno fanatizan que lo que va a acabar con su “amo” no es sino una sorprendente tentativa de golpe de Estado urdido por sus propios colaboradores, a raíz del carácter tan despótico y de cerrazón que mantiene medio-tonto en los últimos años al hombre fuerte de 1979.
Sin duda, el “pequeño” estado de sitio impuesto en Malabo desde la pasada noche podría presagiar consecuencias muy graves, bien sea para el propio régimen que del reducido grupo de opositores que quedan en el país, concretamente la Convergencia para la Democracia Social, CPDS. El régimen de Teodoro Obiang está en una de sus fases más críticas y desestables y todo ahora en Guinea es posible, desde una insurrección armada hasta una masacre que podría surgir de la harteza de un pueblo acostumbrado, hasta la fecha, al miedo y a la obediencia ciega de “papá Obiang”, como le apodan las muejeres de sus ministros que cantan en los grupos de animación en eventos selectivos.
Fuente: Ejército