GUINÉE EQUATORIALE
LIBERTÉ DE PRESSE
ASOPGE-Libre
1er RAPPORT 2004
I
Introducción
La República de Guinea Ecuatorial, como siempre, sigue liderando la lista de los países subsaharianos donde la libertad de prensa y el libre ejercicio del periodismo son prácticamente inexistentes. Desgraciadamente, el panorama político no da para más y en los últimos meses ha intensificado el hostigamiento contra quienes utilizan, como único medio lucha, la palabra, mientras los terroristas de Estado y demás mafiosos a sueldo del régimen gozan de la más absoluta libertad.
El régimen del general Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, en el poder desde 1979, no deja de sorprender con denuncias de supuestas y narcotizadas conspiraciones, aunque, en el fondo, efectivamente merece ser conspirado si el pueblo guineano tiende a disfrutar, a corto plazo, de síntomas de libertad de prensa, de expresión y de opinión, nunca registrados en el tablero político de agonizantes 36 años de regímenes omnímodos.
En complicidad con los presidentes de Sudáfrica, Thabo Mvuyelwa Mbeki y el de Zimbabwe, Robert Gabriel Mugabe, el régimen despótico de Guinea Ecuatorial, volvió a denunciar en febrero y por tercera vez en lo que va de los últimos dos años, una hipotética trama golpista, esta vez escenificada a dimensiones internacionales. Las autoridades de estos países han apuntado con el dedo a los servicios secretos de Gran Bretaña, Reino de España y Estados Unidos, como instigadores de una invasión mercenaria al pequeño Kuwait de África negra.
Este es el nuevo episodio, de la serie del teatro del absurdo de los liberticidas ‘nguemistas’, que mantiene en vilo a la opinión pública en los últimos meses, mientras el país se agoniza por la miseria, la corrupción y la violación sistemática de los derechos fundamentales. Obiang, como nunca, sigue demostrando a quienes lo ignoran que golpea donde y cuando quiere, sin que nada le pasa ni nadie le exige responsabilidades. Las acusaciones contra los servicios de espionaje de las potencias occidentales no han suscitado ningún interés en sus respectivos gobiernos, sin duda, porque el maná del petróleo está en Guinea Ecuatorial, allí donde la vida se canjea por un barril de crudo.
Ni qué decir de la libertad de prensa y de expresión. El pueblo, en medio del miedo, de la desesperación, y ante evidentes signos de una posible sublevación armada que el régimen estaría preparando para acabar de una vez por todas con la disidencia política y los ‘descontentos’ de su entorno, en una especie de Rwanda bis, el inocuo pueblo guineano está llamado a las urnas el próximo día 25 de abril para elegir al de siempre, que nunca quisieron votar. El plebiscito al partido institucional, el PDGE, está más que manifiesta para las próximas elecciones, cuyos resultado podrían urdir la desaparición completa del único partido de la oposoción, la Convergencia para la Democracia Social (CPDS). Por tercera vez en sus casi 12 años de existencia, la CPDS pretende participar en unas elecciones que, de antemano, suponen única y exclusivamente, la continuidad cuasi-legal del régimen de Teodoro Obiang Nguema y su reconocimiento ante la comunidad internacional.
La opinión pública nacional e internacional está más que acostumbrada que de este país nunca provinen noticias sobre indicios de apertura de transición democrática. Es la realidad tan presente en todos los informes, incluidos los de sus principales socios, como el recientemente sacado a la luz por el Departamento de Estado norteamericano. Si bien incompleto en muchos aspectos, no obstante, suscribe con igual lenguaje las denuncias contenidas en informes mucho más precisos como las de Amnistía Internacional, Global Witness, Comisión de Derechos Humanos de Ginebra, Reporteros Sin Fronteras, etc, etc...
Sin embargo, prende a propios y extraños el grado de impunidad con el que campean los hombres de Malabo ante la denominada comunidad internacional que lidera Estados Unidos, muy alarde al respeto de los derechos humanos y la democratización. Las potencias occidentales, la cínica Unión Europea y la moribunda Naciones Unidas, siguen haciendo oídos sordos a los abusos de violación sistemática de los derechos humanos y de terrorismo de Estado que se registran diriamente en el país, al menos, en los últimos 25 años.
Las potencias occidentales rivalizan el saqueo del petróleo en las aguas territoriales de Guinea Ecuatorial, y es evidente que las libertades fundamentales, como la de prensa, opinión y de expresión, tienen que ser reprimidas con toda la artillería necesaria, para que los escándalos no transciendan más allá de la sociedad civil de la otra orilla del atlántico.
En el momento de publicar este informe, no existen indicios de apertura de una prensa libre, independiente ni plural tal como anunció el régimen ante la Comisión de Derechos Humanos en primavera de 2003. No sólo persisten todas las barreras que obstaculizan el libre ejercicio del periodismo en el país, sino que se ha institucionalizado la única Asociación de la Prensa del país, la ASOPGE, que ahora opera como un departamento más del ministerio de Información.
En mayo de 2002, el Gobierno de Malabo ordenó la ilegalización de ASOPGE y tras el exilio de su presidente, colocó en su frente a un grupo de profesionales sumisos de la rudimentaria prensa estatal y progubernamental. El objetivo del régimen, era crear confusión y debilitar la estructura fundacional de ésta Asociación, que ahora opera desde la clandestinidad, en el interior, con las siglas de ASOPGE-Libre, para diferenciarla del sector oficializado por el ministerio de Información, Turismo y Cultura. Mientras los primeros apuestan por una rídicula propaganda de lavado de imagen a favor del régimen, la ASOPGE-Libre apuesta por sus objetivos fundacionales, entre otras, la implementación de la libertad de expresión en el país y el cese de hostigamiento y acoso contra profesionales independientes.
II
Escrutinio trimestral
El primer trimestre de 2004, ha sido una de las etapas más nebulosas jamás vividas por el régimen en los últimos tiempos. No en vano, en materia de libertad de prensa y de expresión, las autoridades han consolidado su opacidad de decretar toda información oficial y administrativa como “secreto de Estado”, cuya revelación está expuesta a graves consecuencias para el presunto autor o sospechoso. Desde sus cuantiosos millones de dólares de procedencia ilegal en los bancos de Estados, pasando por juicios sumarísimos a puerta cerrada, hasta invenciones de invasión mercenaria, el régimen ha visto hasta cuánto el uso de la libertad de prensa y de expresión pone en peligro la inmensa impunidad de la que goza desde agosto de 1979.
Por vez primera, la prensa internacional despliega su potencial mediática para investigar asuntoss relativos a la minúscula y agonizada Guinea Ecuatorial, y destapar escándalos de corrupción política y económica, de los que el régimen hubiera valido para justificar sus acostumbrados excesos bajo falsos pretextos defensa de paz e integridad territorial. Desgraciadamente, hasta los pueblos más recónditos del país ya saben que unas cuentas de hasta casi 1000 millones de dólares han sido canceladas al déspota en los bancos comerciales de Estados Unidos. Que en el juicio sumarísimo celebrado a puerta cerrada, los fiscales abstuvieron en pedir condenas por no hallar delitos en los encausados. Que las denuncias sobre supuesta invasión mercenaria guardan relación con su habitual política de distracción en desviar la atención de la opinión pública sobre vergonsos escándalos de corrupción y violación de las libertades fundamentales que se registran en el país o, simplemente, se ha visto involucrado en un botín panafricano con sus homólogos de Sudáfrica, Angola y Zimbabwe.
Con este panorama, nada favorable a los hombres fuertes a los ”gallos que cantan” en Malabo, la prensa se ha convertido en uno de los blancos privilegiados y ningún medio internacional ha sido aceptado a entrar en el país durante el primer trimestre. El único corresponsal de prensa extranjera acreditado en Malabo, era expulsado mientras quería acceder a una rueda de prensa convocada por el presidente Teodoro Obiang Nguema. La prensa independiente no existe, mientras la censura se ha revolucionado hasta en la indumentaria de los profesionales de medios públicos. Peor todavía, cuando el régimen ha ordenado el asesinato del moderador de la página Web GuineaEcuatorial.net, principal medio de opinión y de debate político-público sobre la dictadura guineana.
III
Datos de violación de libertad de prensa
26.03.04
El moderador de la página Web GuineaEcuatorial. net, el ciudadano alemán Uwe Jung, alerta mediante un nota de prensa que ha recibido mensajes de amenza de muerte por parte del régimen de Malabo. En su nota, cita textualmente a un elemento de la seguridad armada identificado como Marciano Ángel Nzé Michá, destinado en los servicios de la Embajda de Guinea Ecuatorial en Yaoundé para tales fines.
Desde mediados de 2003, Uwe Jung vive en la capital camerunesa, desde donde modera el Web. La denuncia es más que confirmada y las autoridades, muy habituados a los desmentis, no han sido capaces de refutarla hasta la fecha.
GuineaEcuatorial.net, es un Web por excelencia en la vida socio-política del país. Lanzada en el año 2000, este portal se ha convertido casi en el único y principal instrumento de comunicación social libre e independiente del que dispone el conjunto de la sociedad guineoecuatoriana. La intención del régimen por cerrarla es más que justificada. Muy alérgico a la libertad de opinión y de expresión, el Gobierno de Malabo se siente más que vulnerable en los últimos años, ya que el Web ha logrado, entre otras cosas, crear una auténtica presión mediática e involucrar a los guineanos a participar en el debate público sobre las cuestiones de su país, algo inexistente tras la censura del programa de Radio Exterior de España para Guinea Ecuatorial.
En su nota, Uwe Jung expresa que “este hecho es de una gravedad malévola porque el señor Nzé Micha no solamente es agente de seguridad presidencial desde el año 1995 sino además es mi cuñado directo”, esto, dice, “por lo menos, hasta tanto que no se haya efectuado mi divorcio con su hermana carnal que se está realizando actualmente”.
Parafraseando el ironizante mensaje enviado al foro anexo al Web por Fernando Abaga Edjang, Uwe Jung no ha cometido otro delito que la puesta al servicio de los guineoecuatorianos de uno de los imprescindibles instrumentos que les hacen falta para forjar su propio destino: una prensa libre e independiente que se escapa del control gubernamental y de otros medios de presión fácticos. Y dice Fernando:
Uwe,
Mereces morir. Las razones son las siguientes:
Eres un mercenario...
Eres un elemento antigubernamental;
Eres un subversivo;
Eres un enemigo de la patria;
Eres un terrorista.
Y todo esto, por haber creado un portal, en el que se publican cosas escandalosas contra el Fundador [en alusión al presidente guineano]. Así que, ya no tienes derecho a seguir viviendo.
El mensaje de este prestigioso economista y escritor, no ofrece más comentarios. El régimen de Malabo está escandalizado. Lleva tiempo intentando cerrar el Web y ahora que su moderador está a su alcance, velará con todos los medios a su disposición, tanto para eliminarlo físicamente que para acabar con el Web, como denuncia la ASOPGE-Libre en un comunicado remitido a todas las organizaciones internacionales en materia de libertad de prensa y de expresión, y en el que pide que ejerzan la suficiente presión cerca del Gobierno para que acceda a los cambios de libertad de expresión y del libre ejercicio de periodistmo que la sociedad exige.
Raro es que el Gobierno de Malabo y concretamente el ministerio de Información, otro de los principales usuarios de la página, aunque por fines demagógicos y de propaganda triunfalista, aún no han atrevido a comentar algo al respecto, porque no tienen qué alegar. La posible eliminación de Uwe habría sido dada expresamente por el propio Jefe de Estado, Teodoro Obiang Nguema, depredador de la libertad de prensa denunciado y perseguido por Reporteros Sin Fronteras.
09.03.04
El corresponsal de la Agence France Presse (AFP), de Radio France Internationale (RFI), Panapresse, BBC de Londres y de Journalistes en Danger, Rodrigo Angüe Nguema, fue expulsado de una rueda de prensa convocada por el presidente de la República en su palacio Tres de Agosto.
Angüe Nguema, único periodista independiente que queda en el país tras la huida de todos sus compañeros, fue interpelado minutos antes por el director de Prensa presidencial Cosme Nguema Bibang, depredador de la libertad de prensa denunciado y perseguido por ASOPGE-Libre. La situación del país es muy preocupante. Los periodistas y los medios de comunicación liberales están en el ojo de huracán, por la magnitudad de los escándalos destapados en los últimos meses gracias a las investigaciones periodísticas y al debate público en GuineaEcuatorial.net.
En noviembre de 2003, poco antes de ser puesto en libertad provisional, Rodrigo fue amenazado por el director de la Prensa presidencial de prohibir su acceso a todas las ceremonias organizadas por la presidencia de la república. No obstante, es archiconocido que en Guinea Ecuatorial los asuntos administrativos, oficiales y del ejército están considerados como “secreto de Estado” y todo intento en arrojar luz verde sobre la información oficial es un grave delito, que puede llegar a la tortura o al encarcelamiento extrajudicial, como recientemente ocurrió con el mismo Rodrigo, tras difundir informaciones relativas a “rumores de tentiva abortada de golpe de Estado”, en noviembre de 2003.
Febrero 2004
En el mal llamado ente público RTVGE, que de público tiene mucho que desear, las cosas van de peor a pésimo. El actual ministro de Información Agustín Nzé Nfumu, depredador de la libertad de prensa denunciado y perseguido por la ASOPGE-Libre. Este antiguo Secretario general del partido institucional PDGE, más reacio a la libertad de expresión que el propio presidente de la República, mantiene en jaque a todos los profesionales cuya pluma alejarse del narcisismo político de RTV.
En opinión de los decanos de RTV, Nzé Nfumu es el ministro más infame que jamás haya ocupado la cartera de Información. Mantiene un control absolutista de los medios estatales, incluidos los periódicos gubernamentales, descalifica y reprocha a los profesionales, y en el peor de los casos, termina por sancionarlos con suspensión de salario o de empleo. En este mes, se registró los siguientes casos, que atentan sutilmente contra la libertad de prensa:
Sancionado un programador de TV
En su programación habitual, la TV emitió una película en la que los personajes opuestos eran dos coreanos, uno del Norte y otro del Sur. En una pelea [sigue siendo pura película] en que se enzarzaron, el surcoreano venció al norcoreano. Pero no sabe que impacto produjo en la legación dimplomática norcoreana en Malabo, hasta el extremo de que su embajador presentó una protesta oficial a las autoridades oficiales. El ministro, lejos de interpretarlo en su justa medida, prefirió sancionar con suspensión de salario al programador.
Sancionado un reportero de TV
En este mismo mes de febrero, la TV publicó en su telediario imágenes de largas colas de ciudadanos en los surtidores de combustible de Malabo. El reportero que había vivido dichos episodios, relató en su parte que “los ciudadanos de Malabo no tienen agua, ni luz eléctrica y ahora tienen dificultades para conseguir carburante”. El ministro, con los nervios a piel de flor, convocó una reunión urgente con todo el personal de RTV y prensa escrita en la que, entre otras cosas, amenazó en tomar medidas drásticas a quienes pretenden distorsionar la línea informativa o cuestionar la “buena” política del Gobierno. El reportero, al igual que el programador, también fue sancionado con un mes de suspensión de sueldo.
En un informe semestral del pasado año, la ASOPGE-Libre había advertido sobre las apetencias personalistas en que están expuestos los profesionales de la prensa estatal con el nombramiento del Agustín Nzé Nfumu como ministro de Información. Su animoversidad contra la independencia de la prensa y de la libertad de expresión quedaron muy claros en sus tiempos de Secretario General del partido institucional.
Su función como ministro únicamente se ha reducido a la fiscalización y censura sobre informaciones que publica la prensa en torno al holocausto guineano. Libra una guerra sin igual contra la de prensa de medio mundo y ve en los periodistas liberales como auténticos demonios cornudos, mientras el sector que representa carece de los elementales medios técnicos profesionales que facilitan la tarea de los profesionales gubernamentales. Nzé Nfumu, decía el informe, es un “monstruo de la libertad”.
IV
Prensa Escrita
La prensa escrita es casi inexistente. En lo que va de año, sólo el periodico gubernamental Ebano y las revistas progubernamentales La Gaceta y El Correo, que edita en Madrid un empresario español a fin al sistema, han sacado algún que otro número a la venta. Las publicaciones cuasi-independientes El Tiempo y La Opinión no salen desde hace casi un año, si bien su dueño mantiene que ahora se editan por Internet, sin que precisara las correspondientes direcciones Site Web.
En primavera del año pasado, el régimen guineano se comprometió ante la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra que dará todo el apoyo necesario a la promoción de la prensa escrita, tanto oficial que independiente. Prometió destinar alrededor de 200 millones de Francos CFA a la prensa y en adquirir una rotativa. Simple excusa, como otras tantas, para distraer las voces críticas. Las publicacionales, incluidas gubernamentales, siguen editando con fotocopias y ninguna ha logrado satisfacer las más elementales necesidades técnicas-profesionales, como tampoco se ha notado ningún avance en materia de preparación en técnicos y profesionales de los medios de comunicación social, al menos del Gobierno.
Los medios oficiales, escritos y audiovisuales, siguen caracterizando por el descuido lingüístico y la vulgarización de la profesión periodística, simplemente por falta de reciclaje y una preparación adecuada a sus primitivos y mediocres profesionales.
Como conclusión, la ASOPGE-Libre insiste, como lo ha hecho en reiteradas ocasiones, que el régimen actual no puede garantzair no sólo el libre ejercicio del periodismo, sino el disfrute de ningún otro derecho fundamental en materia de libertad de expresión recogido en el artículo 13 de la Constitución y en los tratados internacionales suscritos.
El nombramiento del antiguo Secretario general del partido institucionalista como Ministro de Información, no hace sino empeorar aún más el panorama mediático del país.
Malabo, abril de 2004
POR LA LIBERTAD Y LA SOLIDARIDAD DE LA PRENSA EN GUINEA ECUATORIAL
EL CONSEJO DIRECTIVO-PRESIDENCIA DIRECCIÓN
Fuente: ASOPGE-Libre