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25 de abril de 2004: Golpe de estado contra el pueblo de Guinea Ecuatorial

Madrid.- 25 de abril de 2004
Nadie se deja engañar por el penoso discurso de Obiang Nguema en su campaña electoral. El líder absoluto del clan tribal que el mismo dictador llama Partido Democrático de Guinea Ecuatorial (PDGE), ha urdido varios planes en los últimos meses con el objetivo de atrincherarse en el poder en un país que no merece.

El 4 de noviembre de 2003 un periodista de la agencia internacional de información France Presse, Rodrigo ANGUE NGUEMA fue detenido por la policía terrorista de Obiang acusado de inventarse un golpe de estado perpetrado por las fuerzas del régimen horas antes. El periodista fue encarcelado bajo las acusaciones de alta traición y solo se logró su puesta en libertad por la presión internacional. Obiang encontró la fórmula en la historia: “La noche de los cuchillos largos” ordenada por Hitler en la Alemania nazi para asesinar y así “sanear” la cúpula de su partido y su círculo de confianza. Este fue el mecanismo utilizado por Obiang para purificar su clan familiar, y eliminar a personas que habían perdido utilidad para sus intereses personales. Esos asesinatos no llegaron a producirse, posiblemente por la alarma emitida por France Presse, quien acusada de influir en la vida política del país, cubre hoy sus informaciones desde Libreville, Gabón. .
La detención del periodista de AFP le dio a la noticia la credibilidad y legitimidad necesarias para atemorizar al régimen y llamar la atención de la comunidad internacional. La prensa de todo el mundo presta especial atención a nuestro país desde entonces. En los servicios de información del Gobierno en el exilio se tomó la decisión de vigilar los próximos movimientos del dictador, pues era más que probable que intentase abortar las elecciones de marzo –como así ocurrió- recurriendo a cualquier solución de talante criminal.

Desde aquellas fechas de 2003 Obiang Nguema ha neutralizado a varios mandos de su ejército y de su seguridad personal, ha asesinado a personas de su confianza y ha intentado inculpar a la oposición democrática y a varios países en una novelesca historia golpista carente de toda lógica. El protagonismo de Obiang Nguema en las sangrientas luchas internas del poder ha sido evidente: su esposa, su hijo, su hermano y sus amigos conspiran a sus espaldas para asesinarlo. A escasas horas de las elecciones, “el presidente golpista” compra sus amigos en Marruecos y Chechenia por cientos de millones de dólares, está requerido judicialmente por Estados Unidos acusado de corrupción y mantiene en prisión y bajo tortura a cientos de presos políticos. El presidente de la rica república de Guinea Ecuatorial está implicado directamente en 15.000 asesinatos.

Las elecciones, boicoteadas por el régimen desde su anuncio, desembocaron hoy domingo en una absurda llamada a las urnas. La campaña se ha desarrollado bajo la protección del terrorismo de estado de Obiang. La oposición es vigilada y coaccionada por el régimen, tanto en Guinea Ecuatorial como en el exilio. Las amenazas en los mítines, el envío de sicarios y los sobornos a miembros de la oposición son las herramientas que Obiang utiliza para proclamarse ganador “por las urnas”, obligando a un pueblo castigado a ceder ante la demencia senil y caprichosa de un anciano con cáncer terminal, que decide y actúa drogado por los medicamentos o borracho como una cuba.

El juicio de Bata. Febrero de 2004

Amenazado por la enfermedad. Atenazado por la paranoia, acorralado por todos, Obiang decide dar un paso de gigante en el mes de febrero para eliminar de un plumazo a todo aquel que considera enemigo de su círculo íntimo. Un juicio a puerta cerrada se encargaría de inculpar a mandos militares, altos cargos del gobierno y del partido, y miembros de la oposición. En total suman más de cien personas Las detenciones se iniciaron en el mes de noviembre tras la huida a Camerún del habilitado de las fuerzas armadas con una importante suma de dinero, correspondiente -según el régimen- a la paga de los soldados del ejército.

Durante el juicio se desobedecieron todos los principios de cualquier ley basada en el derecho. Algunos detenidos fueron torturados, se defendían solos o eran escuchados durante menos de 2 minutos. Ninguno de ellos tuvo acceso en ningún momento al sumario y no han conocido con exactitud los cargos que se les imputaban. La impresión de los propios acusados era de total confusión. El día de la sentencia, fueron transportados en 3 camiones de ganado totalmente abarrotados. La sentencia trató generosamente a los militares de alta graduación, imponiendo penas de cárcel entre 30 y 6 años para el resto de los acusados. Los que quedaron absueltos siempre vivirán bajo sospecha.

El rocambolesco golpe de estado de marzo, la incorporación de mercenarios y de gobiernos igualmente deleznables a la farsa de Obiang y las acusaciones a España, Estados Unidos e Inglaterra de auspiciar un golpe militar en su contra, son los elementos que nos hacen comprobar como Obiang esta manipulando la situación para atrincherarse en un poder inmerecido. Y cómo las figuras que juegan en este tablero -donde hasta los propios se vuelven extraños- están acorralando a un rey al que le quedan pocos movimientos para el jaque mate.

Los perros de la guerra

Tras una convocatoria de elecciones absolutamente unilateral, contraviniendo los acuerdos de Mbini con la oposición legal –El Partido del Progreso de Severo Moto está ilegalizado en Guinea Ecuatorial y sus miembros son perseguidos por el régimen- , Obiang echa mano de su imaginación para urdir un plan que le permita eliminar no solo a la oposición democrática, sino depurar algunos problemas que empiezan a plantearle los países occidentales y las compañías que operan en Guinea ecuatorial. Su guión no tiene desperdicio: un avión despega de un aeropuerto de Sudáfrica con 67 personas a bordo. Poco después aterriza en el aeropuerto de Harare para recoger material de trabajo, donde es interceptado por el ejército, y su tripulación y viajeros son acusados de intentar llegar a Guinea Ecuatorial (en la otra punta del continente africano) para secuestrar a Obiang Nguema, llevarlo a España y poner en su lugar a Severo Moto. Según Obiang Nguema , los 67 mercenarios realizarían un vuelo de miles de kilómetros en un avión sin esa autonomía, para aterrizar plácidamente en el aeropuerto de Malabo, abrirse paso a través de las fuerzas militares del régimen hasta el palacio presidencial y secuestrar al presidente. Lo paradójico del asunto es que en el avión no fue encontrada ni una arma de fuego, solo algunas herramientas de trabajo, y que el aeropuerto de Malabo estaba tomado desde días atrás por el ejercito, dentro de una operación represiva sin precedentes. Según el gobierno de Malabo, en la capital fue interceptado un segundo comando, también desarmado, que era la unidad que abriría paso a los de Harare. Entre los acusados, un ciudadano alemán, de oficio pastelero, murió a causa de las torturas.

Obiang supo aprovechar muy bien esta baza para posicionarse respecto a una oposición sospechosa de atentar contra su vida. Los cañonazos desde Malabo fueron primero contra los gobiernos de Madrid, Londres y Washington, contra el Gobierno en el exilio, contra Camerún y Gabón, contra las compañías petrolíferas y contra su propio pueblo. Pasaban las horas y el CPDS era informado de que su líder estaba retenido en el aeropuerto de Malabo acusado de ir a un encuentro con Severo Moto y pactar un acuerdo para tomar el poder en Guinea Ecuatorial. De esta forma la mente paranoica de Obiang Nguema eliminaba unas y contrarrestaba otras fuerzas de claro enfrentamiento hacia su persona. Sin embargo, durante esos días de marzo, España lloraba consternada las 192 víctimas del 11 de marzo. Obiang no tuvo el aplomo suficiente para callar o esperar. Insultó públicamente al pueblo de España, acusando a su gobierno de golpista y terrorista. El pueblo español, rabioso y tremendamente entristecido, tomó buena nota de este detalle de Obiang, e ignoró las acusaciones.

Siguieron las detenciones y la represión. Sin embargo, la entrada en escena de la familia y el clan de Obiang le aporta a la trama otro matiz muy en consonancia con el estilo del dictador. La aparición de Nick Du Toit, un mercenario surafricano que acusaba de nuevo a Severo Moto y a los gobiernos y multinacionales, abrió una nueva via a la investigación del golpe, permitiendo desvelar la aparición de unos documentos que lo relacionaban con Armengol Ondo Nguema, hermano del dictador y Secretario de Estado de Seguridad Nacional. El siguiente capítulo de la trama, implica directamente al hijo del dictador, vetado por su padre como sucesor, empujado por su madre hacia el trono. Teodorín, conocido snob en los círculos vip de Nueva York y Paris, dispara un tiro contra su padre, hiriendo a un guardaespaldas del dictador. Tras esto Teodorín se hace responsable del golpe de estado, inculpa a Armengol Ondo Nguema y otros altos cargos en la Trama golpista. Horas después Teodorín desaparece –obvio decir que sin acusación de ningún tipo- de escena y Obiang Nguema pone precio a la cabeza de Severo Moto.

Desde entonces hasta ahora, la prensa y la política internacional han dialogado sobre el presunto golpe de marzo. Sólo Obiang Nguema y su colega Robert Mugabe mantienen un silencio oficial al respecto.. Ni el gobierno de Zimbawe ni el de Guinea ha desmentido las acusaciones de planear un autogolpe de estado en Guinea Ecuatorial vertidas por la opinión pública internacional desde entonces -quien calla otorga. Pero sí han iniciado una campaña de acoso a los líderes y miembros de la oposición. El clima preelectoral en Guinea está marcado por el miedo y la confusión.

“Aquel que vote a la oposición será considerado enemigo del pueblo y tratado como tal” Palabras del dictador durante el discurso que abre la campaña electoral. Amenazado hasta por el tranquilo pueblo guineo ecuatoriano, tuvo que suspender su campaña en Bata tras producirse incidentes provocados por las maneras del dictador y sus sicarios. El pueblo, comprueba en sus carnes las ansias de poder y de auto proclamación de un anciano loco y acabado. ¿Para qué necesita ganar unas elecciones un Obiang Nguema que se autoproclamó dios con derechos divinos sobre su pueblo? Necesita oír del pueblo que lo quieren, aunque sea mentira, lo que importa es que él lo sepa. Obiang esta viejo y solo y ya ha dicho que morirá matando. Hoy domingo Obiang dio su enésimo golpe de estado al pueblo de Guinea Ecuatorial. El pueblo de Guinea ha votado bajo el control y el agobio de un gobierno que necesita saberse ganador a toda costa. Un PDGE que ha ganado estas elecciones sin presentar oficialmente sus candidatos, obligando a votar públicamente y sin establecer ningún censo electoral para la consulta popular.

Posición del Gobierno en el exilio respecto a las elecciones del domingo 25 de abril de 2004

El Gobierno en el exilio considera estas elecciones como una farsa truculenta y como un serio golpe de estado contra las libertades, los derechos y las leyes del pueblo de Guinea Ecuatorial. Las elecciones forman parte de una operación de Obiang Nguema para legitimarse ante el pueblo, el mundo y la historia. Consideramos esta convocatoria ilegal como un fraude, así como un insulto a la dignidad nacional de nuestro país.

Haciendo gala de sentido común, rechazamos e invalidamos de antemano el resultado electoral, y elevamos nuestra voz y nuestra denuncia a los tribunales y a la opinión pública internacional para que nunca se pierda la memoria y la esperanza en un cambio que lleve la libertad a Guinea Ecuatorial.

Hacemos hincapié en que la idea de democracia que tiene Obiang Nguema no es la que defendemos los partidos de la oposición democrática. El gobierno del dictador, sus leyes, su estructura y sus acciones están basados en la locura y en la total ausencia de la soberanía popular.

El Gobierno en el exilio, presidido por Severo Moto Nsá es una plataforma democrática y abierta al diálogo que ya ha expresado su intención de instaurar un estado democrático y de derecho en Guinea Ecuatorial. Queremos expresar nuestro compromiso con nuestro pueblo de seguir luchando duramente, aun a riesgo de nuestras vidas, por librarle del yugo de la locura y de la sangre. Sabemos que es posible el cambio y que nuestro pueblo así lo quiere. El Gobierno en el exilio quiere transmitir a todos los guineo- ecuatorianos un profundo sentimiento de esperanza.

Madrid. 23 de abril. De 2004




Fuente: Gobierno en el exilio.

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