Como aclaración a mi escrito anterior que puede haber suscitado ciertas interpretaciones, quiero dejar claro que, ni soy del CPDS ni tengo la intención y mucho menos la obligación de ser el defensor del CPDS. El partido CPDS tiene recursos, personal y creo también suficientes argumentos para explicarse, si es que quiere hacerlo. Lo que a mí me preocupa realmente no es lo que se dice o deja de decirse del CPDS. Me preocupa la falta de iniciativas y la notoria incapacidad que estamos demostrando para adaptarnos a la cambiante situación y reorientar nuestras estrategias. Estamos comportándonos como unos verdaderos descerebrados obcecándonos en la búsqueda de responsables externos con el fin de justificar nuestra propia incapacidad para encontrar soluciones viables a nuestros problemas. Esto y no lo otro, es lo que me preocupa.

La denominada transición política de Guinea Ecuatorial no comenzó ayer. Hace más de diez años que venimos hablando de transición política y de ensayo democrático. Si analizamos desde el principio, nos encontraremos con que en la oposición se han ensayado ya varias estrategias distintas frente al régimen y hasta el momento éste ha conseguido reducir y desbaratarlas todas. Pues al contrario que nosotros, el régimen sí sabe estudiar las situaciones coyunturales de cada momento para darles las respuestas coyunturales adecuadas.

Tras la firma del primer Pacto Nacional en 1993, el régimen vio que con la creación de la POC, la oposición podría adquirir demasiada fuerza tanto dentro como fuera del país, lo cual evidentemente ponía en peligro sus intereses y supo encontrar el remedio: DIVIDIR. Esta misma estrategia le sirvió, aunque ya en menor medida, en las primeras elecciones municipales que tuvieron lugar aquél año. En estas empezó también a aplicar otra de sus recetas favoritas: COMPRAR VOLUNTADES.

En las elecciones legislativas del 95, la oposición se presentó unida y bien organizada y ganó ampliamente las elecciones. Estas fueron las primeras elecciones en las que se ensayó abierta y descaradamente la estrategia del FRAUDE POST-ELECTORAL. Se desentendió con absoluto descaro y desprecio de la voluntad popular presentando y proclamando unos resultados totalmente ajenos a lo expresado en las urnas. Esta nueva estrategia tenía entre otros fines: catalogar la reacción de la oposición para conocer su fuerza real y el nivel de respaldo que esta podría esperar de la comunidad internacional que había denunciado y condenado abiertamente el fraude. Pues, no pasó NADA. Absolutamente NADA. Y éste fue el principio y el fin del proceso democrático. Una vez el régimen entendió que dentro del país, podía hacer lo que le diera la gana puesto que la oposición no tenía ni recursos ni capacidad coercitiva para oponerse a sus decisiones, y desde el exterior las Leyes internacionales le protegían y amparaban; nadie podía intervenir en sus asuntos internos “injerencia” para decirle lo que tiene que hacer en su territorio.

A partir de allí, el régimen de Guinea Ecuatorial entendió con absoluta lógica, que lo único que le podría crear problemas reales, es la existencia de un grupo fuerte en la oposición con capacidad organizativa y funcional suficiente y con posibilidades reales de influir en la población. De allí su obsesión desde el primer momento para destruir o en su defecto DESESTABILIZAR al partido Unión Popular. Ésta iniciativa comenzó a partir del mismo año 1.993 y tras la llegada de Andrés Moisés a Malabo y la muerte de Pedro Motú Mamiaga, Unión Popular se convirtió en el primer objetivo a batir por el régimen. La iniciativa se recrudeció posteriormente a raíz de un informe elaborado por la embajada francesa en Malabo en el año 94, con una encuesta que situaba a Unión Popular como primer partido del país en aceptación e intención de voto en todo el territorio nacional, por encima del propio PDGE que quedaba segundo. Tras éste informe, incluso los demás partidos de la oposición emprendieron una lucha sin cuartel en contra de Unión Popular. En este momento esto no viene al caso.

Lo que sí se quiere resaltar aquí es que, tras todas estas experiencias tanto de las anteriores convocatorias electorales como en las relaciones con la oposición, el régimen es el único que ha sabido realizar sus análisis y sacar sus conclusiones. De momento sólo ha tenido que seguir la dinámica iniciada: utilizar en cada momento la estrategia más adecuada o una combinación de estas estrategias según las circunstancias. Es decir: unas veces DIVIDE, otras COMPRA VOLUNTADES, en las posteriores convocatorias electorales ni siquiera ha tenido que esforzarse en la presión e intimidación pre-electorales pues, de momento le funciona bien el FRAUDE POST-ELECTORAL DESCARADO y mientras tanto sigue en su labor de DESESTABILIZAR a las formaciones que empiezan a adquirir cierta relevancia a nivel nacional.

De momento, está claro y por tanto es preciso repetirlo: lo único que realmente le preocupa al régimen es que exista un grupo fuerte y bien organizado en la oposición, ya sea dentro como fuera del país. Un grupo que tenga la capacidad y los recursos necesarios para hacerle frente con eficacia y eficiencia. Ni oposición unida, ni coaliciones electorales, ni frentes comunes ni, pactos interpartidarios. Mientras alguna de las fórmulas anteriores no se convierta en una verdadera alternativa de poder, al régimen no le preocupa, sólo tiene miedo a un contrapoder. De allí la persecución contra Unión Popular primero, luego contra el Partido del Progreso y ahora contra el CPDS. El CPDS en principio siempre había sido catalogado como un grupito de muchachos asentados en Malabo con casi nula implantación dentro del país, pero ahora parece que están adquiriendo cierta relevancia y se han convertido también en objetivo a batir por el régimen. Lo que no se entiende bien es el porqué algunos sectores de la oposición mediática parecen secundar esta iniciativa.


Desde la oposición, debemos abandonar esta especie de enquistamiento en estereotipos caducos, totalmente superados por el régimen y en la mayoría de los casos, inconsistentes y fuera de lugar. No encontramos ni el Norte geográfico si primero no hacemos un esfuerzo por saber encontrarlo. Ahora algunos prefieren gastar su tiempo y energías en buscarle la quinta pata al gato, mientras: tanto la situación interna del país como la del entorno no han dejado de evolucionar y lo hacen en contra precisamente de los intereses de la oposición y ésta debería trabajar en la línea de convertir estos factores aparentemente adversos (amenazas) en ventajas favorables (oportunidades). Guinea Ecuatorial ya es un país rico, aunque en realidad esa riqueza sea actualmente patrimonio personal de un individuo. Debe tenerse en cuenta muchos factores internos y externos que se han introducido en este proceso: Los múltiples y diversos intereses que se están creando en la zona con los países de la sub-región, las relaciones políticas con algunas potencias occidentales, las relaciones comerciales con empresas multinacionales potentes, todo ello debe ser objeto de un análisis exhaustivo, conjuntamente con la búsqueda de iniciativas y alternativas.

Creo que la tarea no es nada fácil y requiere de todos los que realmente estamos comprometidos en esta labor. La alternativa que se pueda crear no tiene necesariamente que ser una unión de partidos políticos y si son partidos políticos, no es necesario que estén todos. Lo que hay que hacer es crear un grupo fuerte compacto y capaz, una verdadera alternativa orientada a propiciar el cambio político y social que necesita nuestro país para alcanzar los anhelados objetivos de libertad, justicia y progreso. Todo lo demás y me refiero volviendo al tema del CPDS, podríamos considerarlo como simples anécdotas.

Nsue Esono Mibuy



Fuente: Nsue Esono Mibuy

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