MALABO, 14 de Mayo (Washington Post Company).- En el centro de una selva tropical en las cercanías de la ciudad de Malabo, se sienta un cementerio con una puerta que se desmenuza, tumbas overgrown y una vista extraordinaria: cuidadosamente una área encerrada donde 10 lápidas bien limpias y erguidas marcan los sepulcros de los aviadores británicos que fueron matados cuando su aeroplano se estrelló aquí durante la Segunda Guerra Mundial. Nadie sabe porqué un barco volador de típo Sunderland de la Fuerza Aérea Real se estrelló en esta isla aislada el dia 3 de junio de 1944, en el camino de Lagos (Nigeria), a Libreville (Gabón) o quién recuperó los cuerpos. Hay varias fuentes solventes pero ninguna de ellas parece ser la más evidente.


Lo que sí está claro, sin embargo, es que los sepulcros de los aviadores han sido tendidos hace 57 años por una sucesión de funcionarios británicos, de diplomaticos de los E.E.U.U. y de los trabajadores de la compañía petrolera que vieron su cuidado como cuestión de respeto. Los esfuerzos de los vigilantes han jugado un papel en uno de los capítulos más extraños y más oscuros en la historia diplomática moderna de los E.E.U.U., que todavía está teniendo repercusiones.


Los Estados Unidos no han designado un nuevo embajador en Guinea Ecuatorial desde 1994, después de que el último, John E. Bennett, fuera acusado de práctica de brujería ante los sepulcros de los militares británicos. Los funcionarios declararon que Bennett intentaba dañar al presidente Teodoro Obiang, que llegó al poder en 1979. Bennett criticaba abiertamente la violación de los derechos humanos practicada por el régimen de Obiang y tenía unos lazos helados con el gobierno.


Él no estaba solo. Los gobiernos extranjeros presionaron a Obiang para que democratice su dictadura, y aceptó formalmente, convocando las primeras elecciones legislativas del pais el 21 de noviembre de 1993. Pero estas fueron boicoteadas por los principales partidos de la oposición.


En una reciente entrevista por teléfono desde Karachi( Paquistán), donde está como cónsul general, Bennett dijo que él pasó ese día de elecciones observando la votación y se encontró cerca del cementerio, así que él lo fue a visitar, cosa que hacía mensualmente. Bennett dijo que él notó que el temido jefe de la policía le vigilaba con los agentes de la seguridad, incluyendo Armengol Ondo, que es también el hermano del presidente.

Bennett dijo que cuando se encontraba nuevamente dentro de su coche, ¨ podía ver desde el espejo retrovisor la manada [ de agentes ] repartida delante de las puertas del cementerio, cómo saltaban en sus respectivos vehículos para seguirme de nuevo hasta que alcancé mi residencia¨.


Ondo llamó entonces al único corresponsal extranjero en Malabo, reportero de la agencia española de noticias EFE y acusó a Bennett de practicar brujería. Al día siguiente, el ministro de la Seguridad Nacional Manuel Nguema Mba dijo que la policía había sorprendido a Bennett en el cementerio mientras que él ¨ tomaba la medicina [ mágica ] tradicional que le dieron los partidos de la oposición que boicotearon las elecciones para que la votación no tuviese efecto ¨, según los informes de la prensa a partir de este momento. Las relaciones entre los dos países se empeoraron después de esta acusación. Después de que Bennett saliera en 1994, nombrando a los torturadores más notorios del gobierno en su discurso de despedida, no se ha designado a un nuevo embajador. La embajada de los E.E.U.U. fue cerrada en 1996, dejando que las relaciones se mantengan a través de la embajada en Yaounde (Camerún).


Un mes después del cierre de la embajada, fueron descubiertos grandes depósitos de petróleo en las costas guineanas, y desde entonces $5 mil millones han sido invertidos en Guinea Ecuatorial por las compañías americanas. Obiang, durante un viaje en los Estados Unidos, pidió al Departamento de Estado que abra de nuevo la embajada cuyo cierre habia sido motivado por la actitud de su propio régimen, diciendo que ¨la carencia de una presencia diplomática de los E.E.U.U. está obstaculizando el desarrollo económico posterior. ¨ El gobierno de los E.E.U.U. dice que está estudiando la oferta.


Bennett, que tiene un hijo en el ejército y él mismo es un veterano, dijo que fue ¨ un honor ¨ cuando le pidieron que después de su llegada aquí en 1991 que cuidara a los sepulcros de los aviadores británicos. Gran Bretaña había cerrado su embajada no mucho antes y el embajador británico pasó a Yaundé y pidió que Bennett asumiera la responsabilidad porque los diagramas habían caído en descuido. La Comisión de los sepulcros de la guerra de la Commonwealth podía pagar solamente una cantidad pequeña para su mantenimiento, así que Bennett pagó a los jardineros de su residencia para trabajar los fines de semana para conservar el sitio .


Él tenía los headstones, enviados años antes por el gobierno británico, limpiado y tenía hierba del césped de la embajada puesto allí con un protector de honor para una ceremonia conmemorativa cuando un buque de guerra de los E.E.U.U. visitó Malabo en noviembre de 1991. Pero cuando Bennett dejó Malabo, los sepulcros cayeron otra vez en descuido. Entonces, hace tres años, el pizarrero de Simon, un ingeniero civil británico, y Ron Mann, un Scotsman que está manejando la construcción de una planta del metanol aquí, visitaron el cementerio y encontraron botellas de cerveza vacías y otras muestras de negligencia en el lugar de los sepulcros. Horrorizados, limpiaron los headstones otra vez y persuadieron a las compañías petroleras a darles barras de metal con las que se ha construido un cerco alrededor del área. También rastrearon el expediente oficial de la caída del hidroavión británico, que indicó que el aeroplano se encontró con un tifón y se estrelló en el lago Fernando. Aunque la isla en donde se encuentra Malabo era conocida en aquel entonces como Fernando Poo, no existe el lago Fernando.


El pizarrero escuchó que se rumoreaba que el aeroplano se habia estrellado en otro lugar situado cerca de la aldea de la playa de Baney, visitó la aldea y se encontró con un hombre viejo que le dijo recordar la caída del aeroplano muy cerca cuando estaba en la escuela. Pero el pizarrero no pudo encontrar ninguna huella ni restos del aeroplano, ya que según dijo el viejo, los españoles que en aquel entonces gobernaban la isla lo habia llevado. Pero, mientras que sigue habiendo el misterio que rodea el aeroplano, pizarrero y Mann, han arreglado para que los sepulcros sean cuidados por los británicos residentes, incluso después de que se vayan. ¨ es una cuestión de respeto, ¨ dijo Mann. ¨ la tradición continuará. ¨ © 2001 el Washington Post Company.



Fuente: LD / Washington Post

¡Nota importante!
El contenido de los artículos publicados no refleja necesariamente la opinión de la redacción de guinea-ecuatorial.net
Véase también la declaración sobre el uso de seudónimos