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Editorial

EL FRACASO DE ESPAÑA EN GUINEA : DE TRAFALGAR A MALABO, EL HUNDIMIENTO CONTINÚA


publicado por: Association de la Presse Equatoriale Guinea el 05/09/2007 11:20:40 CET

Desde un principio, España, como lo hace Francia, podìa haber utilizado a Guinea Ecuatorial, ùnico Estado hispano del continente, como trampolìn de sus intereses en Africa. Hasta hoy, ningùn jefe de gobierno español ha ido a Malabo para explicar a los africanos la polìtica de España de cara a Africa. Simplemente porque no la hay. Por eso, entre Guinea y España nunca ha habido un entendimiento comùn. Este desentendimiento se gestò en las primicias de la independencia guineana mediante factores antinómicos que obran en estos dos países, unidos ùnicamente por la iniquidad de la historia colonial. La primera contradicciòn se luce con una ceguera claridad el 12 de octubre de 1968, dìa de la independencia guineana. Mientras la ex colonia española de Africa negra accede a un régimen republicano libre, democràtico, multipartidista, con sindicatos autònomos y un jefe de Estado electo en comicios libres, la metropoli, España, sigue siendo presa de la zarpa del hombre del Pardo, Franco, El Caudillo, quien cautiva todos los derechos elementales de los españoles durante cuarenta años. En 1975, mientras que la Guinea se hunde en la cloaca de la miseria, atenazada por las garras de un dictador sanguinario, España, por el contrario, ve brotar en su suelo la flor primaveral de la libertad. Entre Madrid y Malabo nunca ha habido estrella navideña ni camino de Santiago.
[...]
Con el tiempo, el programa de cooperaciòn española se degrada y presenta evidentes signos de desvarìo. A pesar del denotado esfuerzo y de las cifras anunciadas, astronòmicas, la cooperaciòn española en Guinea es una empresa técnicamente mal definida, polìticamente mal orientada y malversada financieramente, por los males de siempre: incompetencia, favoretismo y corrupciòn. Los créditos para Guinea son cedidos en Madrid para regresar a España. En el Estado mayor polìtico se olvida completamente el hecho de que Guinea es independiente desde 1968 y que todos sus dirigentes, empezando por el mismo presidente, han sido formados en la escuela « nacionalista » de Macìas. Este es el principal factor que explica el hundimiento de la polìtica española en Guinea.


EL FRACASO DE ESPAÑA EN GUINEA : DE TRAFALGAR A MALABO, EL HUNDIMIENTO CONTINÚA


JOAQUIN MBOMIO BACHENG. GINEBRA
Altisonante fue el dasastre de España en las costas de Gibraltar cuyos buques tocaron fondo junto a la escuadra francesa aliada. Fue en 1805 en la batalla de Trafalgar. Tres siglos depués, los estigmas de este hundimiento perduran todavìa en el altanero y pesado cuerpo castellano, mientras que la armada gala, que también fue azotada en el Peñón por el férreo cañoneo de los buques ingleses, se mantiene a flote, no solo en el Mediterráneo sino también a lo largo de las costas africanas. De tal modo que el nuevo presidente francés, Nicolas Sarkozy, apenas elegido en mayo, efectuó un viaje relàmpago de inspecciòn de fuerzas en los antiguos territorios coloniales de Africa, oficialmente independizados de Francia.

El nuevo Napoleòn galo, procònsul en Africa francesa, impartiò las nuevas instrucciones de Parìs en las principales cabeceras regionales, Libreville y Dakar en particular, donde fue recibido por los dirigentes locales, Abert Bernard El Haj Omar Bongo Odimba y Abdulaye Wade, respectivamente. Parìs exige de sus aliados africanos el apoyo sin reservas de su candidato, el judìo francés Dominique Straus Khan, al puesto de Director General del Fondo Monetario Internacional (FMI) en sustitución del español Rodrigo Gato. Sin tardar, los dirigentes de Africa francesa, en agosto en Francia, han expresado, por boca del presidente de Malì, Amadu Tumani Turé (ATT), su pleno apoyo a la candidatura presentada por el jefe de Estado galo, Nicolas Sarkozy, quien es también de ascedencia judìa y emigrante hùngaro.

Los aliados africanos valoran el empeño de Sarkozy en sitùar a su primo judìo Straus Khan en una de las primeras instituciones del mundo. Este tipo de comportamiento, esta fluidez de relaciones, no solo neocoloniales sino también atropològicas y etnolinguìsticas, entre Francia y Africa, no tiene lugar y es impensable en las relaciones hispano-guineanas.

Desde un principio, España, como lo hace Francia, podìa haber utilizado a Guinea Ecuatorial, ùnico Estado hispano del continente, como trampolìn de sus intereses en Africa. Hasta hoy, ningùn jefe de gobierno español ha ido a Malabo para explicar a los africanos la polìtica de España de cara a Africa. Simplemente porque no la hay. Por eso, entre Guinea y España nunca ha habido un entendimiento comùn. Este desentendimiento se gestò en las primicias de la independencia guineana mediante factores antinómicos que obran en estos dos países, unidos ùnicamente por la iniquidad de la historia colonial. La primera contradicciòn se luce con una ceguera claridad el 12 de octubre de 1968, dìa de la independencia guineana. Mientras la ex colonia española de Africa negra accede a un régimen republicano libre, democràtico, multipartidista, con sindicatos autònomos y un jefe de Estado electo en comicios libres, la metropoli, España, sigue siendo presa de la zarpa del hombre del Pardo, Franco, El Caudillo, quien cautiva todos los derechos elementales de los españoles durante cuarenta años. En 1975, mientras que la Guinea se hunde en la cloaca de la miseria, atenazada por las garras de un dictador sanguinario, España, por el contrario, ve brotar en su suelo la flor primaveral de la libertad. Entre Madrid y Malabo nunca ha habido estrella navideña ni camino de Santiago.

EL DRAMA DE LA INDEPENDENCIA

En un primer nivel de anàlisis, sirviéndose de la lupa de un historiador, se puede observar que tanto la elecciòn presidencial de Macìas Nguema como la independencia guineana, el 12 de octubre de 1968, fueron dos eventos que se sitúan en sendos contextos de enfrentamiento y de ofuscamiento. Enfrentamiento en Madrid, en la cùpula del Estado español, entre el jefe del gobierno, el almirante Luìs Carrero Blanco, y su ministro de Asuntos exteriores, Fernando Marìa Castiella; porque cada uno de estos jerarcas franquistas ha apoyado a su propio candidato en las elecciones presidenciales guineanas. Ofuscamiento en Malabo, provocado por la alianza de ùltima hora entre Atanasio Ndongo Miyono y Francisco Macìas Nguema, dos personalidades fundamentalmente antagònicas, con opciones polìticas dispares cuya ùnica uniòn tenìa como objetivo la derrota de Bonifacio Ondò Edu, el candidato designado por el régimen colonial saliente.

Tras la victoria de este duo dinàmico, Macìas Nguema, el hombre màs carismàtico y popular, es elegido primer Presidente de la Repùblica, mientras que su aliado, Ndongo Miyono, que ha sido el polìtico màs brillante y ambicioso de su generaciòn, obtiene la prestigiosa cartera de Asuntos exteriores. Edmundo Bosio Dioco, lìder de la Uniòn Bubi, aliado a Ndongo Miyono, es Vice-Presidente, en virtud de uno de los artìculos de la Constituciòn, el Vice-Presidente tiene que ser originario de una regiòn diferente a la del Presidente de la Repùblica. Pero en el marco polìtico y a tenor del peso especìfico de cada uno en el paìs, no cabe duda de que el numero uno del régimen es Macìas y el numero dos es Ndongo Miyono. Esta cohabitaciòn fraternal de los dos lìderes independentistas se trasformarà màs tarde en un enfrentamiento mortal.

Temiendo por su vida y en un intento de apaciguar el clima de fustraciòn creado entre sus seguidores por la derrota en las elecciones presidenciales, Bonifacio Ondò Edu sale de Guinea para exiliarse en España pasando por Gabòn. Antes, Ondo Edu, siguiendo los pasos de los mìticos nacionalistas guineanos, Acacio Mañe y Endrique Nvo, habìa tenido que huir a Gabòn, perseguido por la administraciòn colonial española. En la vecina colonia francesa, Ondo Edu fue acogido y aconsejado por Leòn Mba, el primer presidente gabonés. Esta vez, Leòn Mba acaba de morir en Francia en misteriosas circunstancias, su muerte fue ocultada a su pueblo durante largos meses por el ejecutivo galo, los franceses no querìan a otro Fang en el poder, preferìan a Bongo, miembro de una etnia ultraminoritaria en Gabòn, Batete, sin peso especìfico en el escenario nacional, aliada a los Obamba, tribu de Joséphine Bongo, primera dama de Bongo, màs conocida hoy en el plano musical por Princesse Dabady, todo un concierto.

En Libreville, Ondo Edu es detenido por los servicios secretos franceses y extraditano a Malabo con la complicidad de las autoridades españolas. Este serà el primer regalo de Francia a Macìas. Este ordena el arresto domiciliar de Ondo Edu. No lo encarcela e incluso Macìas vela por su seguridad. El abandono de Ondo Edu en Libreville por parte de España, a pesar de haber sido el protegido de Carrero Blanco, explica las grandes disenciones existentes entonces en el seno del ejecutivo español, entre el jefe del Gobierno, Carrero Blanco y su ministro de Asuntos exteriores Castiella, quien optaba a favor del duo formado por Macias y Ndongo Miyono.

Diferente a Franco muy intuitivo, Carrero Blanco no era un genio, era un destacado oficial de la cùpula militar. Al estilo del general Mola, Carrero tenìa dotes de mando con un sentido muy agudo de la disciplina. Enérgico, el jerarca franquista era un ministro de interior eficaz, excelente jefe de gobernaciòn, el mundo exterior y las peripecias diplomàticas le eran muy ajenos. Esa era la ventaja de Castiella, que era el ojo y el oído de Franco de cara al exterior. También ajeno al espìritu castrense, Castiella, en el Pardo, proyectaba la sombra de un prìncipe de Venecia habituado a las conspiraciones de palacio, confiando en su habilidad y lucidez mental. El càlculo de Castiella era simple. Macìas era la bestia negra de los españoles en Guinea. Atanasio, segùn este planteamiento, màs ducho, acabarìa con Macìas tarde o temprano. Madrid debìa temporizar y esperar. En aquellos dìas, en España, Franco también gobernaba como Obiang en Guinea: uno puede ser Primer ministro en Malabo, pero no tiene màs poder que Teodorìn ni Armengol en Guinea. Todos los dictadores del mundo aplican este mismo esquema de poder. Ante Franco los dos jerarcas, Carrero y Castiella, gozaban de la misma consideraciòn, optaba por uno o por otro a su antojo segùn las circunstancias. Fue pues en este madrigal franquista donde se gestò el proyecto guineano y donde se fraguò también su fracaso, el drama de su independencia.

FRACASO DE CASTIELLA Y MUERTE DE NDONGO MIYONO

La detenciòn de Ondo Edu, unas semanas apenas después de la independencia, conmoviò profundamente a la poblaciòn guineana. Durante cuatro años, de 1964 a 1968, Ondo Edu habìa presidido el primer gobierno autònomo y autòctono que preparò y condujo al paìs a la independencia. Por sus méritos, en vìsperas de la independencia guineana, el Estado español le condecora con la Gran Cruz de Isabel la Catòlica, una de las màs ilustres medallas de la España franquista. Desde entonces se vive en el paìs un clima de tensiòn palpable. En el mes de noviembre, dos meses después de la independencia, se registran los primeros brotes de violencia protagonizados por elementos incontrolados de la « Juventud en Marcha con Macìas » cuyas vìctimas eran colonos españoles o partidarios de Ondo Edu.

Paralelo a esos actos vandàlicos, los funcionarios españoles de la extinguida administraciòn colonial, cedidos por España a Macìas, no sin malicia, también empiezan a operar su saboteo multiplicando incidentes, a veces por motivos muy nimios, desoyendo las directivas de las nuevas autoridades autòctonas. Como una marea, la tensiòn fue aumentando progresivamente. Temeroso por su vida, Macìas se traslada a Bata, en la regiòn continental, entre los suyos, donde se siente seguro, Rìo Muni es su tierra. En Malabo el jefe de Estado no deja a ningùn solo miembro del gobierno, los lleva todos al continente. En enero de 1969, el paìs ya vive una situaciòn de crisis por la multiplicaciòn de incidentes entre antiguos colonos y la nueva administraciòn guineana. En el seno del Gobierno, el duo Ndongo Miyono-Macias Nguema, sigue funcionando, aparentemente intacto, asegurando a los habitantes de la nueva Repùblica. En febrero, Atanasio Ndongo Miyono, Ministro de Asuntos Exteriores, viaja en el extranjero, para presentar su nuevo paìs en las instancias internacionales y establecer relaciones con principales paises que aparecen como los mejores interlocutores de Guinea.

Durante su ausencia, la tensiòn alcanza grados tropicales, con la multiplicaciòn de rumores de todo tipo: golpe de Estado, desembarque de mercenarios, resurecciòn de Endrique Nvo, etc. Uno de los rumores que circulan con màs frecuencia es la de un presunto golpe de Estado contra Macìas. En enero Macìas visita el cuartel militar de Bata, entonces al mando de tres destacados militares, el tenniente Ela Nseng, el teniente Maximiliano y el alferez Marcos Boné. El mensaje de Macìas es directo. « Sé que los españoles quieren acabar conmigo, no tengo miedo a la muerte, no tengo miedo a los golpes de Estado, si uno de vosotros quiere el poder que me mate, pero que no deje nunca que este paìs caiga otra vez en mano de los extranjeros ». Esta arenga de Macìas causa impacto en la guarniciòn. Aquellos dìas Macìas acababa de descartar la protecciòn de la Guardia Civil, para formar una escolta militar guineana compuesta por soldados de la guarniciòn de Bata, al mando del sargento Eduardo Edu y del cabo Salvador Ndong Nvuru. Estos dos militares seràn los pioneros de la protecciòn presidencial en Guinea Ecuatorial.

Edjang Mbo y Juan Sesinio se destacan en la secciòn motorizada. Esa actitud nacionalista es la que salvarà a Macìas, dìas después, en su enfrentamiento contra Atanasio. Era como decir a Ela Nseng, jefe de la Primera Compañìa de Bata, « mi vida està entre los guineanos, en vuestras manos ». Once años después los guineanos sufriràn una profunda humiliaciòn cuando Obiang, tras derrocar a Macìas con soldados guineanos, trae a marroquìes del desierto para su protecciòn. En 1969, Macìas se enfrenta a España con soldados guineanos, Ela Nseng, Nsang Okenve, Tray y Muery, Edu Mongona, Ndong Nvuru y otros. Nuevos rumores circulan en el paìs indicando la muerte de Ondo Edu en Malabo, en la prisiòn de Black Beach, en la ausencia de Macìas. La situaciòn llega a su paroxismo. El embajador español, Juan Duran Loriga, en un reflejo de antiguo funcionario de la administraciòn colonial, pone las fuerzas españolas en estado de alerta. Son dos compañìas motorizadas de la Guardia Civil, un regimiento de infanterìa de marina, un acorazado « Pizarro » y una flotilla de guardacostas. Esta fuerza ocupa lugares estratégicos. En lìneas adversas tienen a la Guardia Nacional, antigua Guardia Colonial, mal pertrechada pero decidida. En realidad no hay gran enemistad entre los dos cuerpos, la Guardia Civil y la Guardia Nacional, el primero constituido en gran parte por instructores del segundo. Este factor contribuirà a frenar el espìritu bélico de ambos bandos. Tal no serà el caso en el conflicto interguineano.

En reacciòn al estado de alerta del contingente español, Macìas, desde Bata, proclama el estado de emergencia en todo paìs. Los incidentes se multiplican en Guinea sin gravedad. Excepto el tiroteo de Rìo Benito, entre colonos españoles y militares guineanos, donde cae un español, en la desembocadura del Mbini. Empieza la evacuaciòn española en los aeropuertos y puertos. El mismo Macìas, acompañado de su conductor, Adolfo, va al hospital de Bata a suplicar a las monjas españolas de no abandonar a sus enfermos, sin resultado, éstas replican que solo obedecen òrdenes del embajador español. Furioso, de regreso del hospital Macìas se dirige directamente a los estudios de Radio Ecuatorial Bata que se encontraban entonces en el mismo camino cerca de la zona sanitaria. Alli diò su primer discurso, galvanizando a la poblaciòn y acusando al embajador Duran Loriga, ùltimo representante del colonialismo epañol en Guinea. El presidente guineano exige y obtiene de España la destituciòn de Duran Loriga. Madrid envia a otro franquista, Pan de Soraluce, quien mantiene la misma lìnea de actuaciòn que su predecesor. En estos momentos ocurre algo muy curioso, inédito en los anales de la historia hispano-guineana.

Mientras en Guinea, los guineanos guardan una cierta coherencia de actuaciòn, proclamando su soberanìa, con Macìas en cabeza, como jefe de Estado, ùnica voz y autoridad legìtima que se expresa en nombre del pueblo guineano, en el bando español, por el contrario, reina el desconcierto. Se observa, en efecto, diferentes niveles de actuaciòn y ordenamientos incoherentes, incluso risibles:

- Primero, el contingente militar español presente en Guinea, pomposamente rebautizado Fuerzas Armadas Españolas Estacionadas en Guinea Ecuatorial (FAEEGE), està al mando del embajador de España en Guinea, el cual recibe a su vez òrdenes de su ministro Castiella, titular de la cartera de Exteriores. Este a su vez, desde su despacho de Madrid, no tiene ningùn contacto con el Estado Mayor español, si no es por mediaciòn del jefe del Gobierno y del ministro de defensa. De allì la confusiòn creada en Madrid, tras la puesta en estado de alerta de las fuerzas españolas de Guinea. Estado de guerra decretado no por un mando militar competente de la plana mayor madrileña, sino por un humilde funcionario de Asuntos exteriores, quien, al evaluar la situaciòn, lo hace ateniendo a consideraciones polìticas de enemistad con Macìas y no en términos de seguridad militar y civil.

- Segundo, el Estado Mayor español carece de la informaciòn necesaria para una clara apreciaciòn de la situaciòn en Guinea, debido al hecho de que el comandante del contingente español en Guinea remite su parte militar al embajador. Este lo envia a su Ministro, el cual Ministro no despacha con el Alto Mando, el cual Alto Mando ya no sabe el protocolo a seguir, ni puede cursar informes concretos que faciliten una pronta toma de decisiòn por parte de la superioridad, Carrero Blanco y Franco. Esto significa que durante la crisis guineana de 1969 la jefatura del Estado español, no estaba debidamente informada del curso de los acontecimientos. Ni Franco ni Carrero Blanco sabìan exactamente lo que estaba pasando en la ex colonia africana. Ante este desconcierto cada uno se comportaba segùn su temperamento. Franco actùa a la gallega, espera. Carrero como militar, prepara un desembarco con su ministro de defensa José Lacalle Larrama, como lo hubiera hecho el general Mola, con tropas aeroportadas de Gran Canaria. Castiella, con veneno de Venecia, quiere temporizar guardando el control de la situaciòn en Guinea. Con los partes del embajador de Guinea en su carpeta, el jefe de la diplomacia española desaconseja la operaciòn militar de su jefe del Gobierno, Carrero Blanco, y apacigua a Franco en el Pardo. Aconsejado por su ministro de Asuntos exteriores, Franco, siempre a la gallega, envia un telegrama apaciguador a la ONU, la cual ONU se ha dirigido también a Franco alertada por Macias, con la peticiòn de envio de Cascos Azules a Guinea.

Batuta en mano y ritmo de Aranjuez, Castiella sigue su compàs, quiere dar tiempo al tiempo. Este tiempo llega cuando Atanasio regresa a Guinea al término de su gira en el extranjero. Ndongo Miyono llega a Malabo. De camino a Bata, donde se encuentra Macìas y el resto de los miembros del Gobierno, Ndongo Miyono se cruza en el aeropuerto con el embajador español, Pan de Soraluce, éste le abraza efusivamente ante la atònita mirada de los guineanos presentes. Atanasio llega a Bata y da cuenta a Macìas de su gira. Muy poco se sabe lo que se dijo entre los dos hombres referente a la crisis hispano-guineana.

En la mañana del 5 de marzo de 1969, todos escuchan incrédulos los sucesos de la vìspera, el fallido intento de Atanasio. El cual se encuentra caido en el patio trasero del palacio presidencial de Bata. En el ùltimo momento, la Guardia Civil, contrario a lo que esperaba el golpista, no vino en su ayuda. Encolerizada, la « Juventud en Marcha con Macìas » desata su ira sobre el infeliz polìtico. Dìas después, sin asistencia médica, Ndongo Miyono muere en la Càrcel Modelo de Bata, como consecuencia de la paliza recibida en el patio presidencial y posterior maltrato en la càrcel.

MACIAS EN EL PODER

Tras la eliminaciòn de Ndongo Miyono en la prisiòn de Bata, luego del asesinato de Ondo Edu en Malabo, Macias Nguema, liberado de sus dos poderosos rivales, pone término a la era española en Guinea con la expulsiòn del segundo embajador español, Pan de Soraluce, la evacuaciòn del contingente militar y la repatriaciòn de los residentes españoles, un poco màs de 7000 de los 8000 censados en la ex colonia española.

Los guineanos descubren a un nuevo hombre. La muerte de Ondo Edu le ha trastornado, la traiciòn de Atanasio le ha defraudado y el comportamiento de los españoles le ha decepcionado. Macias se hace con la realidad del poder, aprovechàndose también de la ambiciòn de los hombres que le rodean. Macìas descubre, sobre todo, su inmensa popularidad en todo el paìs, acrecentada por un poder absoluto impuesto por los excesos y actos arbitrarios de sus partidarios màs fanàticos de la « Juventud en Marcha con Macìas ». Estos son los que, durante el estado de emergencia, han estado deteniendo arbitrariamente a muchos guineanos inocentes, supuestamente implicados en el golpe de Atanasio, incluso muchos militares guineanos, que en aquel entonces actuaban todavìa en base al reglamento militar, fueron encarcelados.

El mismo Ela Nseng, cuya actitud fue ejemplar en aquellos dìas de defensa de la independencia guineana, también fue amonestado por fanàticos de su propia guarniciòn.

A través de la experiencia sangrienta de la crisis guineana que acaba de vivir, Macìas adquiere una nueva dimensiòn. Sus seguidores, que seràn también sus futuras vìctimas, han vertido mucha sangre, a veces sin necesidad, como la eliminaciòn de Ondo Edu en Malabo. Esa trasfiguraciòn le lleva a respetar una sola divisa : mantenerse en el poder cueste lo que cueste. Este serà su ùnico objetivo hasta su muerte. Comienza pues el proceso de eliminaciòn sistemàtica de sus adversarios polìticos.

Para ello, sus agentes recuperan listas de militantes de MUNGE (Movimiento de Uniòn Nacional de Guinea Ecuatorial) de Ondo Edu y del MONALIGE (Movimiento Nacional de Liberaciòn de Guinea Ecuatorial) de Ndongo Miyono, listas y material de propaganda que habìan servido durante la campaña electoral, el referendum constitucional y los comicios presidenciales.

En un primer momento, Macias persigue sistmàticamente a todos los cuadros y funcionarios que no le han votado. En pocos años, en Guinea sòlo quedan los que le votaron en decir muy pocos. Pero, la màquina de sangre de Macìas ya es imparable, empieza a devorar a miembros de su propio entorno hasta que, en julio de 1979, Teodoro Obiang Nguema, se da cuenta que Macìas habìa decidido que su turno también habìa llegado. Fue el ùnico error que comete Macìas en el poder y lo pagarà caro.

UN PAÌS SOBERANO

De cara al exterior Macias impone una lìnea polìtica de plena soberanìa con nuevas alianzas panafricanistas y progresistas. Participa mucho en los movimientos nacionalistas que surgen en todas partes del continente para el levantar de Africa. Firma nuevos acuerdos de cooperaciòn con especial preferencia con paises sin pasado colonial. No tolera ningùn tipo de ayuda gratuita, durante su presidencia todo aporte exterior serà correspondido con una contrapartida guineana. Para ello Macìas incita a los guineanos a trabajar y a adueñarse de su propio patrimonio nacional, en todos los sectores.

En los primeros momentos Macìas inculca el patriotismo, exalta los valores solidarios tradicionales y el arraigo a la tierra ancestral africana. En la primera mitad del decenio 7O Guinea Ecuatorial firma varios acuerdos y convenios de cooperaciòn con las agencias especializadas de la ONU, como la UNESCO, pero sobre todo con la Organizaciòn de la Unidad Africana (OUA). Boicoteado por España en el campo occidental, Macìas se abre paso en el seno de la Organizaciòn de los Paises No Alineados, con programas de cooperaciòn junto a paises progresistas como China popular, Corea del Norte, Cuba, Etiopia, Guinea Conakry, Uniòn Soviética, principalmente.

En el marco financiero Macìas proclama el nacionalismo econòmico, con la apropiaciòn colectiva de las plantaciones y producciones (Bienes Abandonados) que dejaron los españoles. En los primeros dìas, las cajas guineanas no tienen fondos, Macìas propugna la creaciòn inmediata de la peseta guineana ya que el paìs se encuentra sin liquidez.

En vìsperas de la independencia guineana, las principales empresas españolas, asì como el personal español màs pudiente, presente en la colonia, ha expedido todo su ahorro en los bancos peninsulares, operando una evasiòn fiscal sin precedentes. Cuando llega Macìas en el poder, todo el dinero ya se ha ido a Madrid. Algunos expertos sitùan la evasiòn en un poco màs de 2000 millones de pesetas, pero la suma debiò ser superior(1). Las mismas fuentes estiman que entonces el presupuesto de Guinea era de 1.138 millions de pesetas (1 Euro=160 Ptas.). Lògicamente, tras la emisiòn de la peseta guineana el país conoce un desequilibrio financiero crònico. En 1976, Macìas, para subsanar algunos desbarajustes, emite el ekuele, moneda no convertible que tiene la ventaja de limitar la evasiòn fiscal, pero también sirve para controlar polìticamente a los nuevos ricos guineanos que han llegado en el mercado tras la independencia.

La primera vìctima de esta inquisiciòn financiera serà el propio gobernador del Banco guineano, Buendi, quien, paradòjicamente, querìa enderezar las desastrosas finanzas guineanas. Tras la muerte de Buendi, Macìas recoge el tesoro guineano y lo lleva a Nsangayong, su pueblo natal, donde fija residencia. Aquellos dìas, Francia, ùnica potencia occidental muy ligada a las dictaduras africanas, concede un préstamo de unos 45 millones de dòlares a Macìas. En un primer momento, los galos piensan que el jefe de Estado guineano irà a ingresar dicho fondo a una cuenta personal, en un banco suizo, como lo ha estado haciendo Mobutu, el « leopardo » del Zaire, que perdiò todo tras su muerte, y como lo hace hoy Obiang, el « nzéberecum » guineano. Con Macìas es todo lo contrario. Macìas se sirvìo de este dinero para que el gobierno guineano pueda emprender obras y construcciones de establecimientos pùblicos para dotar al paìs de una mìnima infrastructura.

Dos bancos ultramodernos fueron construidos, uno en Bata otro en Malabo; un complejo hotelero, Hotel Ureka en Malabo y Hotel Panàfrica en Bata; un puerto internacinal construido en la desembocadura del rìo Ekuku, para aumentar el tonelaje de las exportaciones madereras. Después de la caida de la producciòn cacaotal, la madera habìa suplantado al cacao. En Guinea, durante años, el cacao habia asegurado la economìa del paìs. Segùn estimaciones de medios financieros, Guinea presentaba uno de los mejores productos en el mercado internacional, con una producciòn media de 40.000 toneladas anuales. Tras la retirada de los grandes terratenientes españoles y el regreso de los braceros nigerianos, la producciòn cacaotal guineana ha bajado a niveles folklòricos, con una media anual de 8.000 toneladas.

En los años 70 Macìas mantiene también un programa de construciòn de centros de enseñanza media en las principales provincias guineanas y viviendas para funcionarios. En 1973, la crisis petrolìfera sorprende a las autoridades guineanas y la administraciòn de Macìas reacciona con un programa muy simple, pero eficaz. En todo el paìs se organiza un régimen de racionamiento de productos de primera necesidad, con el fin de que sigan siendo acesibles a toda la poblaciòn, con la apertura de factorias estatales de comercio en todos los puntos de la geografìa nacional. Macìas fue uno de los primeros lìderes panafricanistas que introdujo la economìa industrial de China popular en el continente africano.

Hoy, muchos en Occidente se sorprenden de la presencia de productos chinos en el mercado africano. Se trata también de una voluntad panafricana para desprenderse e independizarse progresivamente de la costosa economìa neocolonial. Hoy, incluso en paises como Gabòn cuya administraciòn sigue sumida a su metropoli, los chinos ganan mercado en sectores econòmicos estratégicos como construcciones y obras pùblicas. Esa nueva polìtica africana de libre cooperaciòn y, finalmente, de libre empresa, es la que caracteriza hoy la econmìa africana. En este sentido Macìas trabaja con todo el mundo, siempre en pro de su paìs, contrata, por ejemplo, a dos sociedades francesas, Alsthom y Chantiers de Bretagne, para la construcciòn de la factorìa petrolìfera de Bata. Un proyecto financiado en parte por la Comunidad Europea.



UN NUEVO MODELO DE COOPÉRACIÒN

A lo largo del decenio de los setenta, luego de la repatriaciòn de las compañìas forestales españolas que operaban en Guinea, se autorizò a una sociedad francesa la licencia de explotaciòn maderera de la rica zona riomunense. Esta empresa maderera, denominada Sociedad Forestal de Rìo Muni, tenìa, curiosamente, su sede en Ginebra. Por su interesante localizaciòn, Macìas aprovechò su oficina para efectuar operaciones financieras en el mercado internacional en favor del Estado guineano. De este modo también aseguraba la solvencia financiera y la independencia econòmica del paìs.

En 1978, medios financieros presentan a Guinea como el ùnico paìs de Africa subsahriana que no tenìa deuda, una proeza que valiò a Macìas un telegrama de felicitaciòn por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI). De modo que el presidente guineano era ducho como gestor de los intereses nacionales, y muy riguroso en el momento de negociar y seleccionar paises con los que concluìa mercados y tratados de cooperaciòn. Igual concluìa tratos con Estados de comportamiento a veces cìnico como Francia, que le daban buenos productos, que con paises de arraigada militancia ideològica como China popular, cuyos artìculos eran baratos, muy baratos en el mercado internacional y adaptados al uso tropical. De este modo, en Guinea, el imperio del medio Oriente se adueñò del suministro de sectores claves: construcciones y obras pùblicas, telecomunicaciones, sanidad, agricultura y nutriciòn principalmente.

Cuba también ofrecìa una fuerte contribuciòn para Guinea en àreas como educaciòn, becas de estudio, instrucciòn militar, aguas y bosque, sanidad, etc. Si la cooperaciòn con paises progresistas se desarrollaba armoniasamente, tal no era el caso con el resto de los Estados occidentales, exceptuando el caso de Francia.

En los primeros meses tras la retirada de los españoles, la comunidad internacional ofreciò a Macìas su participaciòn en el desarrollo del nuevo paìs africano, mediante programas de asistencia técnica de las principales agencias de cooperaciòn de las Naciones Unidas, con la financiaciòn del PNUD (Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas), pero la radical postura de Macìas antioccidental, su implacable régimen polìtico, unido a su caràcter sanguinario hacìan imposible todo tipo de colaboraciòn con expertos enviados por las Naciones Unidas, un cuerpo de funcionarios con profundo arraigo y escrupuloso respeto de los derechos humanos. En tales condiciones, de brutalidad y arbitrariedad administrativas, no se pudo concluir ningùn proyecto para el futuro del paìs.

Entre 1970 y 1974, Macìas expulsò a màs de diez expertos internacionales, interrumpiéndo, a cada expulsiòn, un importante proyecto de desarrollo para el pueblo guineano. Esa polìtica de expulsiòn sistemàtica de técnicos extranjeros en Guinea contribuyò mucho al estrangulamiento del pueblo guineano y a marginar el propio régimen de Macìas, incluso en el marco de los paises progresistas. El total aislamiento de Guinea ya era como uno de los objetivos del dictador, quien pudo, de esta manera, dirigir el paìs en autarcia y a su antojo. Durante años Guinea se encontrò en una situaciòn dràstica de embargo permanente, perpetrado contra una poblaciòn en avanzado estado de agonìa.

LA FACTURA DE LA DICTADURA

Los once años de Macìas en el poder, del 12 de octubre de 1968 al 3 de agosto de 1979, arrojan un balance desolador. Se trata de uno de los periodos màs siniestros de la reciente historia guineana. Un periodo caracterizado por una criminal y brutal violencia jamàs conocida por los guineanos, quienes, excedidos ante los horrores perpetrados por los colaboradores de Macìas, empiezan a reivindicar el retorno de los españoles y la rehabilitaciòn del sistema colonial. Estos años de terror comienzan poco después del fracasado golpe de Estado de Atanasio. Con este pretexto, Macìas, con el apoyo de la « Milicia Popular », compuesta por antiguos miembros de la « Juventud en Marcha con Macìas », con poca disciplina militar pero con una formaciòn ideològica acentuada, desarticula la infraestructura guineana y destruye el modelo social existente junto a su escala de valores.

Ayudado por la « Milicia » Macìas proclama la « Revoluciòn guineana », es decir un estado permanente de tensiòn en la poblaciòn, sin ninguna finalidad. La « Milicia » era un òrgano muy activo en la sociedad guineana, es la que ha generado el comportamiento sociològico del guineano actual que se puede definir por esa frase, también tìpicamente guineana: « no pasa nada ».

Para el guineano nada es nada y nadie tampoco es nadie. Esta es la realidad profunda que caracteriza la actuaciòn del mismo Obiang tanto hoy que cuando era primer colaborador de Macìas. Durante once años Obiang Nguema sirviò fielmente a Macìas con implacable rigor, a la cabeza de las fuerzas armadas, como màximo mando militar, primero Comandante luego Teniente Coronal, vice ministro de defensa nacional.

Durante este tiempo de terror las autoridades guineanas combaten violentamente no solo el legado colonial español sino también los valores hispanos universalmente reconocidos. Se condena todo lo que viene de España. De la misma manera el régimen condena todo aquel que, directa o indirectamente, puede relacionarse con la antigua metropoli: los intelectuales, los artistas, hombres de cultura, los religiosos, los profesores, los maestros, los funcionarios, etc. Esa categorìa de poblaciòn se encuentra en primera lìnea de tortura, moral o fìsica, trazada por el poder dictatorial guineano.

Se instaura el culto de la personalidad y se venera a la persona de Macìas como « ùnico milagro de la naciòn ». Se da a conocer y se aprende en los manuales el sagrado nombre de su madre, Ñegue Ndong, el paìs cae en una especie de delirio paranoìco colectivo donde la miseria, la tortua y el crimen forman parte de la vida cotidiana del guineano.

El odio visceral de Macìas a España, constituye el plato fuerte de todas las manifestaciones masivas. Tanto es asì que esta paranoya empieza a dar resultados muy inversos de los deseados por el « gran héroe nacional » . En 1975, el fracaso del régimen ya es patente, incluso los mismos colaboradores de Macìas lo admiten pero nadie se atreve a contrariar al « Gran Lìder de Acero » (Macias tenìa los mismo atributos que Stalin). Lentamente Guinea se sumerge progresivamente en la cloaca de la miseria, un largo periodo de podredumbre, sacudido a veces por sanguinarias purgas polìticas, con asesinato de personalidades acusadas de traiciòn al « històrico padre fundador de la patria ». De este modo miles de guineanos fueron encarcelados y otros asesinados. Mientras la cuarta parte de los habitantes, màs de 100.000 segùn diferentes estimaciones, se refugiaban en el exilio en paises limìtrofes, Camerùn y Gabòn, luego en España.

Durante los once años de dictadura de Macìas Guinea experimentò una impresionante recesiòn en todos los sectores de la sociedad. Llegando en un estado de primitivismo jamàs conocido. De los 47 miembros participantes en la Conferencia constitucional de Madrid, solo 10 quedan en vida en 1979. De las cuatro grandes figuras polìticas independentistas, candidatos de la ùnica elecciòn presidencial libre que ha conocido el paìs en toda su historia, uno solo, Macìas, sobrevive, los otros tres lìderes independentistas, Bonifacio Ondo Edu, Atanasio Ndongo Miyono y Edmundo Bosio Dioco, han sido asesinados. El mismo Macìas también serà ejecutado por su antiguo brazo ejecutor, Obiang Nguema, echo nuevo hombre fuerte del paìs mediante el golpe de Estado de 1979. Este es el dramàtico balance de los once años de Macìas en el poder.

OBIANG EN EL PODER

Hombre de confianza de Macìas durante once años, actor de primer plano de un régimen de siniestro recuerdo, responsable de los grandes crìmenes del régimen dictatorial perpetrados en Guinea Ecuatorial (asesinato de los ministros Jesùs Alfonso Oyono Alogo y Buenaventura Ocha Ngomo, el padre José Esono, el profesor Mambo Matala, el teniente Maximiliano etc.) Obiang Nguema se ampara del poder el 3 de agosto de 1979. Su presidencia no ha sido el resultado de un proceso polìtico normal como el que culminò en 1968 con la democràtica elecciòn de Macìas en la presidencia de la Repùblica, no, Obiang sube al poder por la fuerza, al término de un enfrentamiento familiar con su tìo. Macìas habìa decidido sustituirle. Nguema Bituga y Teonesto ya esperaban en su antesala.

Durante el golpe, se registran varios enfrentamientos violentos en el distrito de Mongomo donde Macìas ha fijado residencia en su pueblo natal de Nsgayong, asesinato de personas, acciones de sabotaje y robo de divisas. La columna dirigida por el teniente Motu Memia logra capturar a Macìas en los bosques lindantes con la frontera camerunesa. Obiang ejecuta a su tìo Macìas y, en los meses siguientes, se deshace también de los destacados jefes militares que le han ayudado a dar el golpe: Oyò Riquesa, Elà Nseng, Mayé Ela, Monsuy Mba, Mba Nchama, Motu Memia, este ùltimo serà asesinado por Obiang en 1993 en el cuartel militar marroquì « Rabat » de Malabo.

Sòlo en el poder, Obiang inicia su larga epopeya solitaria. Para legitimar su régimen invoca el deber de « Reconstrucciòn Nacional ». Hombre de la sombra, salido de la mano de Macìas, el antiguo nùmero dos del régimen se sitùa en primera plana y sorprende por sus dotes en el poder. Prudente, cauto y calculador, Obiang posee una inteligencia de fiera, aprendiò todo de Macìas y supera a éste en el arte de reprimir y en la manera de matar. Obiang sabe cuàndo se debe eliminar a un adversario polìtico y còmo hay que suprimir a un aliado que cobra importancia.

Su senda estelar està sembrada de cadàveres tanto de enemigos como de amigos. Esto explica su longevidad en el poder y su ascensiòn reciente en el escenario internacional ayudado, claro està, por el oro negro descubierto en Guinea, paìs que él considera como su propio patio personal. Por eso Obiang ha llegado en un nivel de poderìo que nunca alcanzò Macìas.

Al llegar al poder en 1979, el heredero del dictador ejecutado necesita tiempo para atar cabos y ajustar resortes para su jefatura vitalicia, dando la ilusiòn de un hombre de buena fe dispuesto a dar punto final al drama que asola el paìs.

La primera vìctima del Maquiavelo guineano serà el joven monarca español, Juan Carlos I, quien da crédito al nuevo credo de reconversiòn ideològica que le recita de memoria el guineano. Un aventajado alumno de Macìas que acumula cualidades que le faltan al nuevo rey de España: las falsas apariencias, el cinismo, la inmoralidad, la manipulaciòn, la falta de pudor, la brutalidad, argumentos de base que sirven de fundamento para un régimen en reconstrucciòn.

Los observadores registran hoy muchas de esas cualidades en el repertorio olìmpico del nuevo campeòn francés, Nicolas Sarcozy, también antiguo nùmero 2 del régimen galo como ministro de Interior, clasificado hoy nùmero 1 de Francia como jefe de Estado. Sarkozy es un husar que inicia su sultanado sable en ristre. Del mismo modo Obiang, para beneficiar del apoyo occidental efectùa un giro de 180 grados. De revolucionaria, Guinea pasa a ser conservadora, catòlica, apostòlica y romana como una provincia del sur de España.

A su llegada en Malabo en 1979, el rey de España se encuentra con pancartas que piden que « España haga de Guinea el paraiso de Africa ». El nuevo monarca español, de ascendencia borbònica, ha heredado una corona franquista y anda en busca de legitimidad por parte del pueblo español. La recuperaciòn de la colonia perdida en Africa en aras de los intereses españoles forma parte de este empeño. Cuando los dos hombres se encuentran por primera vez en Malabo, en 1979, Juan Carlos lleva tan solo unos años como jefe de Estado, desde 1975, todavìa es un novicio con altos ideales democràticos. Por el contrario, Obiang, aunque oficialmente ha acedido a la presidencia de la Repùblica en 1979, ya es un avezado y experimentado hombre de poder, conoce muy bien los resortes de un Estado al haber contribuido férreamente a mantener la dictadura de Macìas durante once años. Una dictadura que él mismo ha puesto término por intereses personales.

Juan Carlos se deja convencer fàcilmente por las buenas palabras de Obiang. Sobre todo que, en el plano ìntimo, no solamente es el jefe de Estado español el que està de visita, es también un militar que viene a entrevistar a sus camaradas de academìa. Juan Carlos vio llegar a la promociòn de Elà Nseng, Melanio y otros, en Zaragoza el mismo año en que él concluìa su formaciòn en esta prestigiosa escuela militar. Su viaje real a Guinea en compañìa de su mujer, la reina Sofìa, cobra aspecto de reencuentro y se presenta como un triunfo en la prensa ibérica. En realidad Obiang es el que obtiene las mayores indulgencias plenarias de la peregrinaciòn de los Reyes a Malabo.

Puesto en òrbita por España, Obiang aprovecha su consagraciòn para firmar la paz con Bongo, el extravagante y molesto jefe de Estado gabonés. Durante años, teledirigido por Parìs, Bongo habìa multiplicado incidentes fronterizos con Macìas desafiàndole en la isla de Mbañe. En realidad el objetivo era neutralizar en Gabòn el profundo impacto polìtico del discurso nacionalista y panafricanista de Macìas en un paìs donde el expatriado galo seguìa gozando de un aventajado estatuto de colono en detrimento de los mismos autòctonos. Mucho màs pragmàtico que Macìas, Obiang respeta el pacto neocolonial franco-gabonés en boga en Libreville, incluso se adhiere a esa pantomima. Gana puntos y el gabonés le lleva a Francia donde es recibido calurosamente por los presidentes Giscard y Mitterrand sucesivamente.

Por su cultura castellana Obiang detesta el francés, y por su nacionalidad, ecuato(2), al presidente guineano no le vendrìa nada mal acoger a Bongo como huesped de honor en Black Beach. Sin embargo su cinismo de estadista le lleva a optar por una conducta diferente, aun no sin habilidad. Guinea entra en la zona del franco CFA y luego en la Francofonìa. Esa doble integraciòn muy criticada en los medios intelectuales guineanos hispanistas serà sin embargo uno de los éxitos de la diplomacia de Obiang, quien mueve fichas con agilidad en la partida de ajedrez que enfrenta Madrid, Malabo y Parìs.

En 1980, Obiang es recibido por el presidente Giscard d’Estaing que otorga 9 millones de Francos franceses al régimen de Malabo, iniciando una larga miscelànea cooperativa made in France. Paris llega a Malabo no sin estruendo, la filial africana UTA adquiere LAGE (Lìneas Aéreas de Guinea Ecuatorial), en 1984; la empresa Total también compra a un precio ridìculo, la factoria estatal petrolìfera de Bata con fondos sacados de una lìnea de crédito de la cooperaciòn francesa destinado al gobierno guineano para proyectos de desarrollo, casi un desfalco.

Obiang por su parte sigue exigiendo de España el cumplimiento de sus promesas de cooperaciòn. El guineano pone en la partida su ficha de neutralidad ante el antagonismo protagonizado en Malabo entre Parìs y Madrid. La partida es mucho màs importante, estratégicamente, de lo que parece a primera vista. Para Francia se trata de neutralizar el triangulo Fang que amenaza por formarse entre Malabo-Yaunde-Libreville si Bongo pierde el poder en Gabòn. Su principal fuerza de oposiciòn la constituyen partidos liderados por Fang, muy radicales frente a la polìtica neocolonial francesa. El cambio operado en Guinea, con la llegada de Obiang, seguido de la presidencia de Biya en Camerùn tienen repercusiones profundas en Gabòn donde también la oposiciòn contesta duramente al protegido de Parìs, Bongo. Las duras crìticas del pastor Mba Abesolo, històrico lìder de la oposiciòn gabonesa exiliado en Francia sacuden mucho. Entonces el mensaje de Parìs a Obiang es claro: apoyar a Bongo contra Mba. Obiang acepta, al mismo tiempo Obiang impone la reciprocidad. Por eso los opositores guineanos en Gabòn son sistemàticamente extraditados a Malabo.

Por parte española el objetivo es diferente. España quiere recuperar a su ex colonia perdida en el golfo y, de paso, operar un acercamiento en el entorno de Africa Central donde se localizan paises con sobrados recursos naturales: Camerùn, Gabòn, Congo y Angola. En este ùltimo paìs, una ONG madrileña, Ospaal, ya ha realizado interesantes proyectos de cooperaciòn en Luanda muy valorados por el ejecutivo español.

EL RETORNO DE ESPAÑA A GUINEA

El retorno de España en su antigua colonia de Guinea constituye la acciòn diplomàtica màs importante y espectacular efectuada por Madrid a lo largo de los años 80, fuera de las fronteras del espacio comunitario. En Castilla esta operaciòn reviste caràcter històrico de « Reconquista » considerando el duro y amargo sentimiento experimentado por la metropoli por su brutal retirada de Africa en 1969.

La evacuaciòn de la entigua potencia colonial, decretada por el nuevo jefe del Estado soberano, habìa sido para Madrid como una profunda humiliaciòn. Inversamente, en el marco polìtico, la evacuaciòn de los colonos y la expulsiòn de la Guardia Civil española de Guinea se tradujo como una victoria rotunda de Macìas quien, de esta manera, afirmaba su autoridad en el interior del paìs al tiempo que se presentaba en el escenario internacional auroleado con la imagen de un lìder panafricanista, jefe de un Estado independiente completamente liberado de la tutela colonial. Esta imagen de Macìas, presidente de un paìs libre y soberano, contrasta con la realidad vigente entonces en muchas de las ex colonias francesas de Africa, donde la independencia aparece como una simple caricatura, especialmente en el Gabòn de Bongo y en la Costa de Marfil del viejo Felix Hofué Buañé.

En represalia, la España franquista decretò un embargo absoluto de todo tipo de informaciòn procedente de su antigua colonia africana. El régimen represivo de Franco castigò incluso a los guineanos, becarios y estudiantes presentes entonces en el suelo peninsular, privàndoles de documentaciòn y convirtiéndoles en simples apàtridas sin derecho alguno. El boycot impuesto por España, tuvo consecuencias nefastas para el pueblo guineano, en el sentido de que el dispositivo de comunicaciòn de Malabo con el mundo exterior pasaba por Madrid.

En el marco regional, la ex colonia española estaba cercada de paises francòfonos (Camerùn y Gabòn) y anglòfono (el amenazante Estado nigeriano) que constituìan una formidable barrera linguìstica y cultural. Este aislamiento numantino facilitò el macabro trabajo del régimen dictatorial de Macìas con el sacrificio impune de la vida de miles de guineanos, con detenciones, masacres y ejecuciones en las principales càrceles del paìs, sin posibilidad alguna de denuncia ni informaciòn en las instancias internacionales. Este terrible cerco, este muro de silencio serà roto tardìamente y por primera vez en Ginebra en 1976, cuando un grupo de exiliados guineanos, llevados por Cruz Melchor Eya Nchama, lìder de ANRD (Alianza Nacional por la Restauraciòn Democràtica de Guinea Ecuatorial) denuncia los crìmenes perpetrados en la ex colonia española por los hombres de Macìas en las instancias de la Comisiòn de los derechos humanos de las Naciones Unidas. Este drama, que denuncia solemnemente Eya Nchama en el Palacio de las Naciones de Ginebra, pesa mucho en la conciencia de estadistas del ejecutivo español, co-responsables, con Macìas, de la triste tragedia que conoce el pueblo guineano.

En 1979, tras la caida del dictador, Madrid cree llegar su hora. La eliminaciòn de Macìas es interpretado en España como la venganza de una afrenta; los periòdicos españoles, sociològicamente de cultura franquista, destacan la actuaciòn de Obiang, el golpista de Macìas, un militar formado en la academia general de Zaragoza, ignoràndo su triste pasado al lado del dictador; lo ùnico que retienen los españoles es su estancia en Zaragoza. Para ayudar a su antiguo y buen alumno, la España postfranquista despliega un impresionante y ambicioso programa de cooperaciòn para Malabo. El mismo Rey, como para demostrar la prioridad absoluta que la Corona concede al caso guineano, viaja a Malabo en visita oficial, en 1979, el mismo año en que Obiang sube al poder.Bajo presiòn española, las autoridades guineanas decretan en la nueva Constituciòn, la Carta Magna de Akonibe, la doble identidad cultural, hispànica y africana del pueblo guineano. Se trata de renunciar solemnemente la anterior orientaciòn ideològica del régimen saliente que era visceralmente antiespañol.

Para actualizar y formalizar en Guinea el reencuentro històrico hispano-guineano, se hace uso de destacados intelectuales, hispanistas guineanos, que han estado en exilio en Madrid. Hombres de cultura que, aun no muy duchos en el campo polìtico, son imprescindibles en el nuevo contexto creado de retorno de España en tierras africanas, para asimilar en la frondosa selva el nuevo mensaje que viene de Castilla. Este ruedo ibérico se interpreta en Guinea con personalidades prestigiosas y actores de primer plano, algunos de renombre internacional, como es el caso del escultor Leandro Mbomìo Nsue, antiguo director del museo de arte de Barcelona, figura conocida por el nuevo rey de España.

Coronado por una impresionante carrera internacional, Leandro Mbomìo es también un hombre con convicciones, durante un tiempo fue portavoz de un partido de exilio que pasò en el escenario como un meteoro, FAM (Frente Anti-Macìas). Junto a Leandro aparecen también figuras independientes como el periodista y escritor Donato Ndongo Bidjogo, los escritores Balboa Boneke y Trinidad Morgades; el profesor Constantino Ocha’a Nvé se destaca en el marco intelectual de elaboraciòn del nuevo pensamiento guineano, publica una obra clave « Semblanzas de hispanidad ».

Cantando hispanidad, este grupo de intelectuales protagoniza el renacimiento cultural guineano luego de años de agonìa y represiòn. Por sus publicaciones, conferencias y artìculos, este grupo de hispano-guineanos elabora un nuevo formato de pensamiento modernista que recoge valores de cultura bantu en un contexto integrador hispano; se trata de inovar y dar un contenido coherente a la formulaciòn de la identidad guineoecuatoriana a la hora de la globalizaciòn. En mùltiples ocasiones, en situaciones concretas y escuetas, la intervenciòn y mediaciòn de estos hombres seràn determinantes en el contexto de enfrentamiento y guerrilla permanente entre la administraciòn española, que ya no conoce la realidad guineana, y la administraciòn guineana, que sigue conservando los mismos hàbitos que en tiempos de Macìas, agravado por el hecho de que su nuevo jefe no es otro que el antiguo brazo ejecutor del dictador desaparecido.

El fruto de la obra de estos hispanoguineanos fue la celebraciòn en Bata, en 1984, del Primer Congreso Hispano-Africano que sitùa a Guinea como centro cultural tricontinental, punto de encuentro entre civilizaciones de tres grandes continentes: Europa, Africa y América.

El Afroaiberoamericanismo, la célebre teorìa acuñada por Leandro Mbomìo, toma cuerpo. Fiel a su psicologìa del absoluto, España multiplica iniciativas con la realizaciòn de importantes proyectos, algunos de los cuales terminan en bancarota, como serà el caso de Guinexterbank, un consorcio hispanoguineano que refleja la realidad de la cooperaciòn española en Guinea. No obstante, en 1983, Madrid proclama haber invertido en Guinea màs de 13.500 millones de pesetas. Sin embargo, varios sectores siguen en un completo estado de colapso como la sanidad, la agricultura, obras pùblicas, transportes. En suma el paìs sigue sin la mìnima infrastructura. Sòlo el sector de la educaciòn, promovido por personal religioso, muestra evidentes signos de recuperaciòn.

En el marco cultural, el objetivo de Madrid es la creaciòn de un centro de gravitaciòn de cultura hispànica en Guinea. Dos proyectos aparecen en este sentido, la creaciòn de la revista cultural Africa 2000 y la radio del mismo nombre Africa 2000. Si el primer òrgano, que cuenta con la esmerada dedicaciòn de Donato Ndongo Bidjogo, se publica mediante fructuosas colaboraciones con artìculos de buena factura, el segundo, la radio Africa 2000, dirigida por un equipo de cooperantes españoles, se limita a redifundir programas realizados en Madrid en atenciòn a un pùblico peninsular. Con el tiempo, el programa de cooperaciòn española se degrada y presenta evidentes signos de desvarìo.

A pesar del denotado esfuerzo y de las cifras anunciadas, astronòmicas, la cooperaciòn española en Guinea es una empresa técnicamente mal definida, polìticamente mal orientada y malversada financieramente, por los males de siempre: incompetencia, favoritismo y corrupciòn. Los créditos para Guinea son cedidos en Madrid para regresar a España. En el Estado mayor polìtico se olvida completamente el hecho de que Guinea es independiente desde 1968 y que todos sus dirigentes, empezando por el mismo presidente, han sido formados en la escuela « nacionalista » de Macìas. Este es el principal factor que explica el hundimiento de la polìtica española en Guinea.

UN DICTADOR FELIZ

La pérdida de influencia de la hegemonia española en el marco de la administraciòn central guineana, hacia mediados y finales del decenio 80, no significa en ningùn momento rechazo de los valores hispanos. Todo lo contrario, durante la dictadura de Macìas los guineanos ya manifestaban deseos de retorno de los españoles; el retorno de estos españoles, a la muerte de Macìas, colma a los guineanos. En los años siguientes el trabajo de reajuste cultural operado por el grupo de Mbomio Nsue y Ocha’a Nve cala hondamente en el paìs. La asimilaciòn del hispanismo, incluso del españolismo, se hace a la guineana. El guineano en su discurso cuando reafirma su realidad existencial, aun en su lengua vernàcula, se expresa en Español, en imperativo categòrico. Eso significa que el guineano se siente « español » pero « africano », es decir soberano y diferente, esa aparente contradicciòn es la que, paradòjicamente, cimenta la identidad cultural de la ex colonia española y es la que le sirve para desmarcarse del resto de las ex colonias francesas de su entorno. Una vez màs, el que mejor matiza esa sutileza y se sirve de ella es Obiang quien, como siempre, la utiliza para su interés personal.

Invocando la soberaciìa guineana, Obiang se aleja de Madrid, donde el Rey no tiene todos los poderes, y se apega a Francia, paìs de régimen polìtico centralizador con todos los poderes concentrados en un solo hombre, el presidente de la Repùblica y jefe de Estado. Este modelo de régimen presidencialista absoluto es el que inspira a las dictaduras africanas de expresiòn francesa. Obiang sigue este modelo y cambia la constituciòn guineana, en lugar de Vice-Presidente pone un Primer ministro, de cinco el mandato presidencial pasa a siete años. Hecho esto, sòlidamente amarrado a la locomotiva gala, Obiang espera sereno el tren de las transiciones democràticas que llega en el decenio de los años 90 cuyo silbido anunciador lo trae Severo Moto Nsa en 1988, cuando realiza su expectacular operaciòn retorno en democracia.

En Malabo Severo desafìa a Obiang, abre su carpeta y presenta su reto en forma de oferta polìtica: legalizaciòn del Partido del Progreso, apertura hacia el pluralismo polìtico y puesta en marcha de un proyecto de desarrollo social para el paìs. Sorprendido, Obiang se queda sin habla. Durante meses el ocupante del Palacio 3 de Agosto no reacciona y mantiene su silencio pero ordena una férrea vigilancia en torno al lìder opositor.

Lo que molesta a Obiang y le desconcierta es el nivel de preparaciòn de la iniciativa de Moto, el opositor no ha venido a pedir simplemente el reconocimiento de su agrupaciòn polìtica a la administraciòn guineana. Presenta al mismo tiempo un programa de Gobierno, un proyecto de renovaciòn del Estado guineano, en suma una alternativa. Elementos activos de la sociedad guineana, que apostan por el proyecto del cambio de Moto en el paìs se encargan de difundir por todo el territorio el programa de Gobierno que presenta Severo a Obiang, el mensaje atraviesa fronteras y llega a Gabòn, donde Bongo, una vez màs es sacudido por su oposiciòn radical de Wele Ntem. Ésta aprueba y señala al inamovible jefe de Estado gabonés, el ejemplo de la transiciòn iniciada por Severo en Guinea. Furioso, Bongo llama a Obiang. Los dos preparan la contraofensiva. Con el pretexto de siempre, intento de golpe de Estado, Obiang ordena la detenciòn de militantes del PP, empezando con los màs allegados de Severo, el diplomàtico Primo José Esono Michà y el abogado José Luìs Jones.

Una vez màs Obiang demuestra su supremacía y mano dura. Desde la muerte de Macìas, la realidad del poder no ha cambiado en Guinea. El nuevo credo pro-occidental nos es nada màs que una farsa para satisfacer mìnimamente las exigencias protocolarias de las potencias amigas, Estados Unidos, Francia y España. El poder guineano se encuentra ìntegro en Manos de Obiang quien lo utiliza a su antojo. Asì lo demuestra a lo largo del decenio de los años noventa hasta hoy, a pesar de las inumerables iniciativas de grupos de oposiciòn y de la contestaciòn popular. El poder guineano sigue siendo el mismo: totalitario, rìgido, inhumano, criminal y arbitrario.

En destacados momentos, como durante la detenciòn, tortura y asesinato del teniente Pedro Motu Memia en 1993, Obiang harà uso de su extraordinaria capacidad bestial que siempre le caracterizó cuando todavìa era el brazo ejecutor de Macìas. De esta manera ha reducido a toda la oposiciòn guineana en el interior del paìs. Los partidos que tolera en Guinea le sirven de simple figuraciòn. No sin habilidad el dictador guineano se ha aprovechado del proceso de transiciòn polìtica para reforzar su poder. Un proceso que califica humoristicamente de « Ensayo democràtico ».

Como todo buen dictador africano, Obiang puede vanagloriarse de los excelentes resultados de su jefatura vitalicia. La alternancia en el poder ya es impensable en Guinea; destacados lìderes de de los grandes partidos de la oposición como el CPDS (Convergencia Social Democràtica), UP (Unión Popular), el PP (Partido del Progreso) y FDR (Fuerza Demócrata Republicana) sufren persecuciones sistemàticas, detenciones y torturas. Muchos han tenido que huir del paìs. Aun en el extrajero Obiang extiende su zarpa asesina, con secuestros y atentados incluso en pleno Madrid. En la capital española abundan emisarios del dictador en misiòn de represiòn contra contestadores de su régimen.

Hoy, Obiang ha neutralizado a los rivales que podìan haberle batido en unas elecciones libres, Andrés Moises Mba Ada y Severo Moto Nsa. El primero acaba de desaparecer en la soledad de su exilio madrilaño y el segundo es vìctima de una conspiraciòn, digna del régimen franquista, por parte del gobierno español con miras al petròleo de Obiang.

Hecho nuevo magnate de oro negro, el prohombre de Malabo se ofrece el lujo de invitar al agape a sus neofitos. La silueta del primogénito del jefe de Estado, Teodorin Nguema Obiang, ministro de agricultura, aguas y bosques, ya es tradicional en el escenario guineano tanto como la de su hermanito Gabriel Mbega Obiang Lima, viceministro de industria, minas y energìa. Gran estadista, Obiang en familia cultiva la equidad. Su primer hijo ministro es de su primera mujer y el segundo, que es viceministro, es de su esgunda esposa.

Este juicio de Salomòn se aplica igualmente en el marco internacional con rigor; si Guinea se enmarca en el cuadro occidental, los lazos existentes con paises del viejo bloque comunista siguen en vilo y son fluidos, China popular, Cuba y Corea del Norte. Hecho nuevo rico cauto y prudente, Obiang paga el « impuesto revolucionario» que asegura su prosperidad vitalicia. De este modo el dinero guineano se va al extranjero. Los diferentes destinatarios se seleccionan segùn el grado de amenaza que representan, o por los servicios prestados al hombre de Malabo. Las alforjas guineanas llegan con frecuencia en Gabòn, Congo, Angola, Zimbabwe, Africa del Sur etc. Pero el bacalao guineano se reparte fundamentalmente entre las tres potencias presentes en Guinea: Estados Unidos, cuyas empresas explotan el petròleo guineano, se lleva la parte del leòn; Francia se lleva la parte del buitre, por su presencia hegémonica regional y el aporte logìstico de sus empresas y, por ùltimo, España, se satisface de los restos que le deja Obiang, gracias a la reciente cobertura polìtica que propicia al régimen de Malabo.

En 2004 Madrid contribuyò a evacuar el dossier acusatorio contra Obiang en la agenda de la Comisiòn de los derechos humanos de Ginebra. Una maniobra que España iniciò en el 58° periòdo de sesiones de la Comisiòn de DDHH de abril 2002, cuando Espaéna ocupaba el privilegiado puesto de Presidencia de la Uniòn Europea. Gracias a su petròleo, Obiang ha llegado a ser un jerarca prepotente.

Molesto por la contestaciòn separatista bubi, el mandatario guineano ha nombrado como Primer ministro no a un Bubi, como se hacìa tradicionalmente, sino a un Fang como él de Rìo Muni, Ricardo Mangue Obama Nfuba, oriundo de la potente y pròspera regiòn de Kie Ntem. El nombramiento de Ricardin, figura emergente de la administraciòn central del Estado con una sòlida formaciòn, se puede traducir como una severa advertencia dirigida a la comunidad bubi, pero sobre todo a España acusada de insistir sobre las diferencias étnicas existentes en el Estado unitario que ella misma forjò durante el periòdo colonial. Esta afirmaciòn del poderìo fang que Obiang imprime hoy en la cùpula del Estado guineano, aparece también como un fracaso màs de España en Guinea. Un fracaso històrico que cobra hoy un gusto tragicòmico, cuando Madrid se sumerge en la cloaca de la miseria petrolìfera guineana.

Joaquin Mbomio Bacheng
Regards Africains
Genève


(1) Xavier Lacosta, España-Guinea, la estrategia de la tensiòn
(2) Térrmino peyorativo con el que los gaboneses designan a los guineanos





Fuente: Regards Africains

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