Desahuciado y con prácticamente todos los vericuetos internacionales cerrados, el tirano (del que dicen que lleva unos gigantescos pañales) ha establecido un excepcional mecanismo de seguridad en torno a su persona. Esta seguridad personal se enmarca, primero en una escolta hecha de mercenarios extranjeros de toda calaña ( que no estaría exenta de terroristas internacionales de gran “calidad”)
Para dotarles a estos de absoluta movilidad y dominio de la situación, Obiang Nguema ha limpiado de su entorno y de sus ejércitos a todo militar guineano sensible y capaz de reaccionar y sumarse a una rebelión contra el tirano. ( De momento, a 300); en su lugar ha nombrado y ascendido a seis de sus 40 hijos (tiene-dicen-60 mujeres) a altos mandos militares, al más puro estilo barriobajero africano.
Esquivo, huidizo, inmerso en la nocturnidad, el presidente de Guinea Ecuatorial solo es visible para sus familiares y mercenarios internacionales, a quienes -según aseguran los mismos- advierte permanentemente del peligro que puede cebarse sobre ellos en cualquier momento. Como gran visionario, entregado al mundo de los mejores marabúes de África, India y el Caribe, ( y como “dios” que ha sido proclamado por sus medios informativos) solo él sabe de donde vendrá el peligro. Ninguno más lo sabe. La expulsión de 300 militares solo se explica por la posibilidad de que algunos de los alejados de sus ejércitos pudiera estar conectado con algún marabú o brujo y pudiera competir y ganar a Obiang Nguema.
Mercenarios extranjeros, marabúes de toda índole y procedencia, y vida nocturna, en animada competición con los murciélagos, son las tres realidades y rumores convertidos en noticias, que enmarcan la vida (“vivo, sin vivir en mí...”) del presidente de Guinea Ecuatorial.
Hay toda clase de explicaciones para esta situación desastrosa, kafkaiana y, de todas, todas vergonzosa tanto para el pueblo guineano como para el mundo extranjero. Quizás la más convincente de las razones sea la que procede precisamente de España. Alguien importante (español) ha susurrado a ciertos oídos de la oposición guineana en el exilio, la información confidencial de que Obiang Nguema solo tiene miedo a España. Esta afirmación tiene, entre otras, dos razones. Fue España el país (metrópoli colonizadora) que, en definitiva, permitió que Macías Nguema, primer presidente de una Guinea pésimamente descolonizada, tomara el poder en Guinea Ecuatorial (1,968). Once años después (1,979), una consulta previa al gobierno español de entonces, permitió que Obiang se constituyera en el segundo eslabón de la saga de dictadores y tiranos entre cuyos garfios se halla atrapado nuestro país. Este poder de España sobre Guinea Ecuatorial nunca dejaría de ser normal y aceptable ( a pesar de la falsa independencia) si tal poder e influencia decisiva no descansara sobre dictadores y tiranos. Si España siguiera instalada en una dictadura o tiranía militar... su poder sobre la tiranía militar que carcome las constantes vitales de nuestro país sería, sin más remedio, comprensible. Este poder sobre Guinea Ecuatorial se vuelve absolutamente deleznable, triste y decepcionante, cuando, lejos de potenciar libertad, democracia, respeto de los derechos humanos y dignidad del pueblo guineano, se dedica a cebar a peligrosos monstruos, dictadores y tiranos.
La segunda razón, es mucho más vulgar y -por lo tanto menos comprensible-; y es que se justifica este poder de España sobre la tiranía de Guinea Ecuatorial, precisamente por el poder que Obiang Nguema, a su vez tiene, de corromper a todo “quisque” con el dinero del petróleo y las múltiples fuentes de riqueza de nuestro país.
Esta afirmación de que España es el único país que produce miedo a la tiranía de Obiang Nguema encuentra en mí sobradas razones para ser absolutamente creíble y real. Aquellos arriesgadísimos viajes a Guinea Ecuatorial en busca de la legalización del Partido del Progreso (1.988), y luego en l.992, y los que hasta 1.996 hice de ida y vuelta, estuvieron siempre, marcados por dos fuerzas incontestables: La fuerza de mi decisión y de mi Partido de dar el gran salto cualitativo hacia el peligro de solicitar la libertad; y la discreta, callada, silenciosa, político-diplomática, pero siempre incontestable fuerza de la “prohibición” por parte de España de que Obiang cumpliera sus impenitentes ganas de poner fin a mi vida... Eran entonces, por cierto, otras “ Españas” diferentes ( otros socialistas y otros populares ).
ES MI OBLIGACIÓN DEJAR, DE NUEVO, CONSTANCIA ESCRITA DE MI SINCERO AGRADECIMIENTO A LA CORONA ESPAÑOLA; A LOS GOBIERNO DE FELIPE GONZALEZ Y DE JOSE MARÍA AZNAR; AL VATICANO Y A LA INTERNACIONAL DEMÓCRATA DE CENTRO, POR LA EXQUISITA LABOR POLÍTICO-DIPLOMÁTICA QUE DESARROLLARON DURANTE ESTOS AÑOS PARA QUE EL PROYECTO DE LIBERACIÓN DE GUINEA ECUATORIAL (QUE MANTENEMOS INTACTO EN EL CORAZÓN) NO SE MALOGRARA CON MI DESAPARICIÓN EN LAS MANOS ASESINAS DE OBIANG NGUEMA MBASOGO.
Dicen que Obiang Nguema solo tiene miedo a España. Por que es el país (potencia colonizadora ) que puede poner fin o seguir apoyando y defendiendo la continuidad de la tiranía que pesa sobre el agotado pueblo de Guinea Ecuatorial. Yo, en cambio, lejos de tener miedo a España, CONFIO en España. Ya, de por sí, las múltiples simpatías que hemos conquistado del pueblo español durante los larguísimos años de exilio ( años cargados de amistades... y amigos sencillos e importantes; de simpatías; de admiración y reconocimiento; de alegrías y tristezas compartidas) es todo un bagaje vital suficientemente pesado como para merecer España nuestra confianza. Si a esto le añadimos el cúmulo de asesores, técnicos, colaboradores y “sufridores” españoles que se han ofrecido a acompañarnos en el último desierto político al que estamos sometidos, lo único que nos cabe repetir es la frase: ¡“quién dijo miedo, habiendo hospitales...” ¡.
A todo ello, y como cristiano-católicos de centro derecha que nos confesamos como Partido del Progreso y Gobierno de Guinea Ecuatorial en el exilio, no podemos dejar de tender la mano del perdón a los que se lo merezcan y una invitación a la reconciliación con la ESPAÑA democrática y democratizadora..
En esta línea abierta y sincera, no podemos por menos de dirigir un mensaje al centenar de mercenarios, de tan amplia panoplia internacional, contratados por Obiang Nguema para protegerle, para que analicen todo el sentido y la utilidad humana de su trabajo. Y una petición: que no sometan a una masacre a la esquilmada población guineo ecuatoriana por proteger a un redomado asesino, a cambio de un envenenado puñado de petrodólares.
Fuente: Gobierno en el exilio. www.guinea-ecuatorial.org