Una lección más para los africanos. Zarkozy lo ha dicho, y muchas verdades en su discurso. No podemos vivir del mito, que el problema y la solución de nuestros problemas lo tienen los europeos. África vive hipotecada en el pasado y las culpas siempre lo tiene la colonia, la esclavitud, el sostenimiento de las dictaduras, como si es Zarkozy quien obliga a los mandatarios africanos a matar y hostigar a sus hermanos y llenar sus cuentas bancarias en paraísos fiscales, mientras que sus propios sobrinos y nietos mueren de hambre.

Creo sinceramente que Zarkozy ha dicho muchas verdades. Otra cosa es que, el africano acostumbrado a evadirse de sus responsabilidades quiere que Francia y occidente asuman culpas y responsabilidades que no son otras que las que deberían asumir los propios africanos. Cuando los propios surafricanos tomaron conciencia de que no podían seguir viviendo de esclavitud en sus propias tierras por el poder opresor de los blancos, lucharon para conseguir una Sudáfrica libre y democrática. En el proceso de lograr nuestro justo puesto, no podemos huirnos de las responsabilidades, de hechos injustos bebiéndonos de la copa de la amargura del odio, del mito y de la desesperación.

El pensamiento anquilosada de los africanos sigue siendo el mal de África, nos guste a no. Ya lo decía un negro americano a los afro americanos, “dejaros de llorar y quejarse de la esclavitud, ya es el pasado”. Eso mismo viene a decirnos Zarkozy. El mal hubo, y es innegable, lamentarse eternamente del mal pasado no aporta soluciones al futuro, que África necesita.

Si hace siglos nuestros padres fueron tratados como esclavos por los blancos, ¿quién es el culpable hoy de la trata de la esclavitud de la inmigración? ¿Son los franceses o los europeos los que obligan a los gobernantes africanos ser ambiciosos hasta el extremo de llevar 40 años en el poder robando y matando? ¿Son los europeos y los franceses los que mandan a los hutus y a los tutsis a un odio acérrimo, cuando los dos pueblos han compartido vida durante siglos mucho antes de la llegada de los belgas? ¿Son los europeos y los franceses los que mandan a los gobernantes africanos robar a sus pueblos, encarcelar despiadadamente a sus propios hermanos, a maltratar física y psicológicamente a sus ciudadanos, a confiar más al extranjero que a sus propios paisanos, a violar sistemáticamente sus propias hijas y hermanas en vez de proporcionarlas una vida digna de mujer? ¿Son los europeos y los franceses quienes nos obligan a mentir y a engañar a nuestra gente, con compromisos estratosféricos que nunca van a llegar?

Me niego a creer, que son los franceses y los occidentales quienes obligan a los africanos en general y sus gobiernos en particular a practicar oblación, la pena de muerte, la injusticia, el robo, el sabotaje, el totalitarismo, la desconfianza. Sigo sin poder creer que son los franceses y los europeos quienes nos fuerzan a al maltrato a nuestras esposas, a nuestros niños, al desprecio de otras etnias y culturas casi afines a las nuestras, a vivir rodeado de mediocridad, al mundo fácil y vulgar. Sigo sin poder creer que son culpables los franceses de que los hijos de los presidentes sean ministros de un estado, sin formación cualificado. Sigo sin poderlo creer. No me lo creo que es Francia la culpable de que muchos gobernantes africanos y sus familias tenga mansiones en Europa y América y Sudáfrica valorado en más 200 millones de dólares, cuando el 65% de su población vive con menos de un dólar al día. Dudo mucho creer que Francia mueve las voluntades y las conciencias de los africanos para que a estas alturas sigan obrando así. Me niego a creer que la manipulación de la conciencia llega a estos límites desagradables.

Alguien me dirá que Francia es culpable porque apoya y sostiene las dictaduras. Claro que lo apoya. Zarkozy lo dice claro. La decisión está en manos de los africanos. Si los jóvenes africanos quieren seguir viviendo del mito, de la mediocridad, de la vulgaridad, de la vida fácil, de la ambición, del odio, de escape, de la sinzarón, Francia caminará con ello a vivir del mito, de la mediocridad, de la vulgaridad, del odio. Si los jóvenes africanos quieren seguir viviendo del victimismo, Francia traerá consuelo y ayuda y dará lo que puede dar para consolar a la tristona África. Si los jóvenes africanos quieren seguir pensando que la culpa de las guerras africanas lo tiene los franceses y los occidentales, Francia y los occidentales enviarán los cascos azules para mantener la paz, como lo han hecho hasta ahora. Si los jóvenes africanos piensan que Francia es la responsable de la guerra de Rwanda, de Costa de Marfil, y las guerras africanas, pues señores, Francia hará lo que buenamente pueda para que se apaguen los fuegos de las trincheras… y largo etcétera.

Nadie tiene por qué venir a mi casa y decirme qué tengo que hacer, ni para bien ni para mal. Nosotros los africanos nos toca decidir nuestro futuro y los otros solo pueden acompañarnos en éste camino de no retorno. Esperar que Francia, Unión Europea, Estados Unidos decida por los africanos, es ya un pensar quimérico y una ensoñación.

Ahora lo que quieren los africanos, es que venga un Dios salvador en Europa para enseñarnos a amar los unos de los otros. La falta de razón obedece a la manipulación. Para mí es la primera vez que un presidente europeo habla con claridad a África y a los africanos. Nos gusta anclar nuestras razones en el pasado y eso no nos hace caminar a ninguna parte. Hace años era impensable que un negro luchara por la casa blanca en los estados unidos pero hoy tenemos ya candidatos a la presidencia, gracias en gran medida a frases ilusionantes como esta “No podemos caminar solos, y mientras caminamos debemos prometer que siempre caminaremos hacía adelante” (Martín Luther King). Aferrar las esperanzas en el pasado crea odio y rencor y lamentaciones y no hace crecer a nadie.

La experiencia de la liberación tiene varias connotaciones. Se puede equivocar quién piense que la liberación de África de la colonia y del yugo de la esclavitud, iba a volver loco de alegría al africano, claro que no. Muchos de nuestros padres habían perdido la dignidad humana abatida por la humillación diaria, la ignominia y la deshonra de toda una cultura por el hombre blanco. Pero pretender que esta realidad lo asuman otros que no fueron los autores materiales de la tragedia es una conciencia ilusoria.

El africano vivió un tiempo de despersonalización, pero la adquisición de la libertad que en muchos años uno se ha visto privada, puede tener efectos contraproducentes, dicho de otro modo, el hombre que ha vivido bajo una presión mental y durante largo tiempo, corre el peligro de vivir la libertad abusándose de ella. Los africanos que vivieron la brutalidad que les había rodeado en tiempo de colonia y la trata de esclavos, ahora al recobrar la libertad hacen uso de esta libertad licenciosamente y sin sujetarse a ninguna norma democrática. Ellos siendo ahora gobernantes han pasado de ser oprimido a opresores. Siempre vemos a nuestros gobernantes justificando sus conductas obscenas a hechos del pasado. Un odio y admiración confusa al occidental, los mismos que piensan que los europeos son los culpables de la situación que atraviesa hoy África, son los que entrar por el aro de la esperanza en las decisiones de los gobiernos occidentales. Lo peor de todo esto, es que ya está pasando de generación a generación.

Por eso solo el mismo africano tiene que devolver a sus congéneres la verdad lisa y llana de que nadie tiene derecho a obrar mal. Tenemos que luchar los africanos huyéndose de la amargura y la desilusión que hoy reina en el continente africano y de los africanos. Muchos de los africanos piensan que después de todo lo que ha pasado, occidente debería pedir diariamente perdón a los africanos, que se ponga de rodilla y elevar a los altares las víctimas de la colonia y de la esclavitud, pero resulta que Europa no lo quiere reconocer ni lo va hacer. Entonces con este no, los africanos no tienen otra salida que amargarse con lamentos.

Me hace mucha gracia, siempre que acaba de ser elegido un nuevo presidente en occidente, los africanos lo celebran como si el presidente electo de Francia, España, USA, Inglaterra etc. etc., lo fuese de Gabón, Guinea Ecuatorial, Zimbabwe, Senegal. ¿Cómo podemos depositar tanta esperanza fuera de nuestras fronteras, cuando la desilusión y desconfianza ceba las entrañas de nuestros pueblos y cultura?


Zarkozy y Francia no vendrán a enseñarnos que los jóvenes son el futuro de cualquier país el cuál debemos cultivar y conservar como tesoro. Mientras utilizamos a nuestros propios niños como herramientas o artilugios de guerras para matar, como vidas insignificantes, nuestro pueblo caminará siempre en el ostracismo. Que el bosque no nos impida ver la llanura. El propio africano en primer lugar y en gran medida tiene el problema y la llave de la solución de todo lo que acontece en su continente.

Misisim



Fuente: opinion misisim

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