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Editorial

BIRMANIA: Un fotógrafo japonés muerto y otro periodista extranjero herido en las calles de Rangún


publicado por: Association de la Presse Equatoriale Guinea el 28/09/2007 11:53:47 CET

Reporteros Sin Fronteras (RSF) ha condenado la muerte de un reportero gráfico de nacionalidad japonesa en las calles de Rangún, ocurrida en la mañana del 27 de septiembre de 2007. Kenji Nagai, camarógrafo de cincuenta años empleado de la agencia de fotografía y vídeo APF, había entrado en Birmania dos días antes. Otro periodista extranjero habría resultado herido. Las fuerzas de seguridad abrieron fuego sobre los manifestantes cerca del Hotel Tarder, en el centro de Rangún.


[28-09-2007]
Mientras las fuerzas de seguridad intensifican su represión disparando a la multitud y deteniendo a cientos de monjes y militantes demócratas, las autoridades mantienen las comunicaciones muy alteradas. La red de Internet va muy lenta y han cortado nuevas líneas de teléfonos móviles. A pesar de las restricciones continúan saliendo del país imágenes e informaciones, gracias a lo periodistas extranjeros presentes en el país, y a los periodistas birmanos.

Por otra parte, en la embajadas de Bangkok y Pekín se ha negado el visado para Birmania a decenas de reporteros extranjeros. Los militares limitan drásticamente los visados de prensa y son decenas los periodistas y militantes de los derechos humanos que figuran en una lista negra.

La represión emprendida por los militares va acompañada de un black-out informativo

RSF y la Burma Media Association están escandalizadas por las medidas adoptadas hoy por la Junta Militar, encaminadas a impedir que periodistas y militantes puedan dar testimonio de la represión que se abate sobre los manifestantes. Así, han cortado la mayoría de los teléfonos móviles del país y la red de Internet está drásticamente reducida haciendo difícil, e incluso imposible, recibir información de fuentes independientes.

La policía y el ejército comenzaron a cargar sobre los manifestantes el 26 de septiembre. La represión ha causado ya varios muertos en Rangún, entre otros lugares cerca de la pagoda de Shwedagon. Según fuentes locales de ambas organizaciones, algunos periodistas se encuentran heridos. Han detenido a decenas de personas.

“Los generales no han dudado en utilizar la fuerza para reprimir las manifestaciones pacíficas, ampliamente cubiertas por la prensa internacional. La Junta, que se sabe protegida por China y la impotencia de la comunidad internacional, corta al país del resto del mundo para intentar terminar mejor con la “revolución del azafrán”, que estaba a punto de nacer. Hacemos un llamamiento a la prensa internacional para que intensifique su cobertura de la situación en Birmania, entre otras cosas enviando a periodistas al interior del país para que el drama no se desarrolle a puerta cerrada”, han manifestado las dos organizaciones.

El 26 de septiembre de 2007, a las 15 horas, las autoridades militares cortaron numerosos teléfonos móviles del país, impidiendo que periodistas y manifestantes pudieran dar cuenta de la represión emprendida por las fuerzas de seguridad en el centro de la capital. Hoy han resultado heridos varios periodistas, y entre ellos Than Lwin Zaung Htet, de la revista The Voice.

Las autoridades han cerrado varios cafés de Internet en Rangún, y el proveedor de acceso Bagan Cyber, controlado por la Junta, ha reducido considerablemente la velocidad del tráfico. Cada vez resulta más duro enviar, o recibir, fotografías y vídeos, desde o a Birmania.

El 25 de septiembre fue detenida en su domicilio de Rangún Khin Mar Lar, esposa de Nyein Thit, periodista y antiguo preso político. Los que la policía pretendía era detener al periodista.

Desde hace varios días están cerrados algunos blogs y sitios de Internet. A los teléfonos cada vez se accede con mayor dificultad desde el extranjero, especialmente en Ba Maw, Mandalay y Myitkyina. Y en la embajada de Birmania en Bangkok han negado el visado de turista a decenas de periodistas extranjeros.
La Asociación Literaria de Birmania, un grupo de periodistas e intelectuales, hizo un llamamiento el 24 de septiembre pidiendo la libertad de los presos políticos y la reconciliación nacional, uniéndose así, a pesar de las amenazas de la censura militar, al movimiento de protesta de los monjes. Esa organización, creada el 20 de septiembre, es un eco de la que se fundó durante las manifestaciones de 1988. U Win Tin, encarcelado desde julio de 1989, fue uno de sus promotores.
“Sabemos que será una batalla difícil. Pero el poder de la brutal dictadura se ha visto cuestionado por otro poder, el del amor, y éste es un poder que un día vencerá”, ha dicho hoy, a ambas organizaciones, uno de los organizadores del movimiento en Rangún.

El 24 de septiembre, la Junta Militar implantó el toque de queda en Rangún y Mandalay, y tiene prohibidas las concentraciones de más de cinco personas.

Situación de la libertad de prensa en Birmania

Desde que comenzaron las manifestaciones, el 19 de agosto de 2007, RSF y la Burma Media Association han contabilizado 24 violaciones serias de la libertad de prensa; especialmente detenciones y agresiones.

Desde 1962 los periodistas birmanos, pertenecientes a la prensa oficial y a la privada, están sometido a la vigilancia de la Oficina de Censura, que impone un drástico control sobre el contenido de la información, y también sobre las ilustraciones y los programas televisivos. En Birmania no existen canales privados de radio ni de televisión, pero junto a los diarios gubernamentales se publican decenas de revistas.

En 2007 los servicios de seguridad, reorganizados dentro de la Fuerza de Seguridad Militar (Sa Ya Hpa), han aumentado la vigilancia de la prensa. También se habría formado a algunos civiles para identificar a los ”informadores” de los medios internacionales. En 2006 se reforzó la escucha de conversaciones telefónicas gracias, entre otras cosas, a la instalación de dos nuevos centros en Mandalay (Centro).

La Junta no interfiere las emisoras internacionales que emiten en birmano. Pero intimida y sanciona a algunos de sus interlocutores. Al realizador y periodista Turra ”Zar Ga Nar” le prohibieron en 2006 ejercer cualquier actividad artística, después de que participara en un programa del servicio birmano de la BBC. Fue una decisión del comandante Thein Htun Aung, director del Departamento de Cine del Ministerio de Información.

Frente a la hostilidad, cada vez más manifiesta, de Estados Unidos, el régimen militar ha reforzado su propaganda contra los ”imperialistas” y demás ”neocolonialistas”. En febrero, unos responsables del Ministerio de Información pidieron a un grupo de periodistas birmanos, y corresponsales locales de prensa extranjera en Ragún, que respondieran a las críticas formuladas por los medios de comunicación extranjeros. Con frecuencia, la mayoría de los medios del país publican artículos idénticos, en los que atacan a la Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, a Estados Unidos o a los opositores. Los escriben agentes del Office of Strategic Studies, un órgano de propaganda de la Junta.

El país cuenta actualmente con más de un centenar de publicaciones privadas, sometidas todas ellas a censura previa. Además de los temas tradicionalmente prohibidos, como la democracia, la situación de Aung San Suu Kyi o la crisis socioeconómica, con frecuencia se silencian acontecimientos nacionales e internacionales. Eso fue lo que ocurrió, en 2006, cuando se produjeron las visitas de diplomáticos asiáticos o de la ONU, que intentaban moderar la postura de la Junta. La prensa no ha hablado nunca de las manifestaciones antigubernamentales en Filipinas y en Tailandia. La revista Padauk Pwint Thit se vio obligada a suspender su número de diciembre porque la Oficina de Censura rechazó siete de sus artículos. Incluso en el interior de las cárceles existe un comité de censura que elimina las lecturas ”subversivas”. En marzo, la esposa del periodista y escritor Than Win Hlaing reveló que a su marido le tenían prohibido leer, porque había cometido el ”error” de tomar notas.

En junio de 2006 condenaron a 19 años de cárcel a Aung Than, miembro de la Liga Nacional para la Democracia, y a Zeya Aung, estudiante de la Universidad de Pegu, entre otras cosas por escribir y distribuir el tomo de poemas ”Daung Man” (”La fuerza del paon combatiente”, en referencia a la LND).

La política del Estado birmano en materia de Internet es aun más represiva que la de sus vecinos chino y vietnamita. La Junta, en el poder, filtra naturalmente los sitios de la oposición. Sobre todo vigila muy estrechamente los cibercafés donde, para controlar la actividad de los internautas, los ordenadores efectúan automáticamente capturas de pantalla cada cinco minutos. En junio de 2006 las autoridades ocuparon los servicios de telefonía y chat en Internet, bloqueando por ejemplo el acceso a Gtalk de Google. El objetivo era doble: por una parte, preservar el jugoso mercado de las telecomunicaciones de larga distancia, hasta entonces controlado por empresas estatales; y, por otra, dejar a los cibercidisentes al margen de este medio de comunicación, difícil de someter a escuchas.

Desde el comienzo de las manifestaciones varios periodistas extranjeros han podido trabajar en Birmania, gracias a que disponían de visados de turistas. En efecto, la Junta Militar concede con cuentagotas los visados de prensa. Decenas de periodistas y militantes de los derechos humanos están incluidos en listas negras y tienen prohibido entrar en el territorio. En julio pasado no se concedió el visado a ningún periodista y los reporteros birmanos tuvieron un acceso muy limitado a la sesión inaugural de la Convención Nacional.

Los periodistas birmanos que trabajan para medios de comunicación extranjeros están extremadamente vigilados. En mayo de 2007, unos policías detuvieron, cerca de Rangún, a dos reporteros que trabajaban para la oficina en Bangkok de la red televisiva Nipón News Network. El 18 de septiembre fue detenido en la capital Myat Turra, corresponsal de la agencia Kyodo.




Fuente: RSF | ASOLPEGE_Libre

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