GUINEA
JOSE MANUEL NOVOA
Primo José Esono se encuentra actualmente convaleciente de las tremendas lesiones que sufrió al ser torturado de una manera brutal por los esbirros de Obiang en los campos de tortura de Bata. Acude en dias alternos a la clínica San Camilo, de Madrid, para realizar su diálisis.
P. ¿Cómo fue su detención?
R. Yo viajé a Guinea para preparar el funeral de mi padre en Niefang, pero no pude llegar a mi pueblo, estaba en Malabo esperando viajar al continente, y una tarde, sin motivos aparentes, detuvieron a mi hermano. Esa misma noche, sobre las 11, caminaba de regreso a casa, cuando paró un coche blanco del que bajaron tres marroquíes (asesores militares contratados por Obiang Nguema) y saltaron sobre mí. Me amordazaron, me esposaron, me vendaron los ojos y me llevaron a la cárcel de la zona presidencial. Allí me encontré con mi hermano.
P. ¿Cuánto tiempo estuvo en la cárcel de los marroquíes?
R. Ocho días. Nos tuvieron a pan y agua, y por las noches nos conducian a Punta Fernanda, donde nadie podía escuchar nuestros gritos, y nos daban una paliza a patadas, mientras nos preguntaban cosas absurdas, como nuestro nombre, con qué chicas salíamos y cosas así.
P. ¿Alguien le dijo por qué le habian detenido?
R. No, además cuando preguntábamos nos molían a golpes.
P. ¿Qué sucedió después?
R. Pasados los primeros ocho días, nos llevaron a Bata en una lancha patrulera. Allí, en el puerto, nos metieron en un camión frigorífico de Afripesca, que estaba lleno de desperdicios y sangre de pescado. El olor era insoportable, nos golpearon y caímos en aquel suelo nauseabundo. Así llegamos hasta la comisaría de Policía, donde empezó el calvario. Por la noche nos sacaron de la comisaría y nos llevaron hasta un descampado cerca del río Ekuku, fuera de la ciudad, al lado de la academia. Allí tenian el campo de tortura con todo preparado, junto al mar, para que los gritos de los torturados no se oyesen con el ruido del oleaje.
P. ¿Quién dirigía la tortura?
R. El interrogatorio y el que ordenaba las palizas era Manuel Nguema, que entonces era Comisario de Bata y que actualmente se Secretario de Estado para la Seguridad Nacional. El estaba colocado en el centro de una mesa y a su lado estaban Purita Angué Ondó, ministra de Asuntos Sociales y amante de Obiang; Eloy Eló, ministro de la Presidencia, Santiago Eneme, Ministro de Asuntos Exteriores y Juan Oló, Ministro de Hidrocarburos, todos ellos del clan Mongomo y parientes del dictador Obiang. Ellos hacian las preguntas, mientras los marroquíes nos mantenian a distancia y algunos guineanos, de los que ahora llaman ninjas, eran los encargados del interrogatorio. Manuel Nguema decía: „No dice nada, torturar“. Y entonces los marroquíes entraban en acción, ayudados por los guineanos que estaban a su alrededor.
P. ¿Cómo eran esas torturas?
R. Primero me quitaron los pantalones y los canzoncillos, y me electrocutaron el pene durante tres minutos. El dolor era insoportable, algunos se desmayaban.
P. ¿Qué preguntas le hacían durante ese tiempo?
R. Chorradas, que dónde estaba el barco que habiamos mandado con mercenarios para dar un golpe de estado, que dónde estaba Severo Moto, cosas así. Manuel Nguema me llamaba maestro Primo José, cuando me hacía las preguntas, igual que me llamaba de pequeño cuando cuando yo era su maestro y le daba de comer en mi casa. Yo le pregunté que por qué me llamaba así mientras me maltrataba de aquella manera y él contestaba que era la costumbre.
P. ¿Qué hacía allí la ministra de Asuntos Sociales?
R. No sé, porque es del clan. Quizás la gustaba ver cómo salía humo de nuestros penes.
P. ¿Cuánto duraron las torturas?
R. Aproximadamente un mes. Habian dividido los presos en dos grupos, entonces una noche sí y otra no nos llevaban al campo de tortura. A partir del segundo día nos llevaban a rastras porque no podiamos andar y cada noche te repetían los mismos tormentos. Te ataban los pies y las manos y te azotaban en la espalda y en las nalgas con unos látigos especiales que habian traido los marroquíes de su país. Después te colocaban una caña que asía tus rodillas y tus codos y te colgaban de unas poleas, luego te metían la cabeza en un cubo de agua, mientras te daban latigazos. Más tarde te golpeaban en las plantas de los pies y ya no volvias a caminar. Para terminar, te daban las corrientes en tus partes. Los dibujos que pinté en la cárcel de Bata después del juicio creo que pueden ser batante descriptivos.
P. ¿Quién manejaba el aparato de las corrientes eléctricas?
R. Los marroquíes, mientras nos sujetaban los guineanos.
P. ¿Qué sintió en esos momentos tan dramáticos?
R. Sentía la muerte, parece que se te va el alma y por supuesto, rabia, impotencia y odio.
P. ¿Le ha dejado algunas secuelas las torturas?
R. Pues sí, como la tortura fue tan tremenda, estoy medio cojo de los golpes y tengo que ir un día sí y otro no a que me hagan diálisis. Al parecer las corrientes me quemaron algo, dentro de los riñones. Me casacaron mucho.
P. ¿Cómo fue el juicio?
R. El juicio fue una farsa. El fiscal pidió para mí pena de muerte, y al final lo dejaron en 30 años, de los que cumplí solamente dos, gracias a la mediación de España.
P. ¿Qué le preguntaron durante el juicio?
R. Lo de siempre, por Severo Moto, por el Partido del Progreso y por los mercenarios.
P. ¿Sabian que era militante del Partido del Progreso?
R. Sí, por eso fue todo lo que pasó. Cuando dije en el tribunal que si por ser de ese partido me habian torturado, me mandaron callar: „Qué tortura!, aquí no ha habido tortura“, dijeron con todo el cinismo, a pesar de que me tuvieron que llevar al tribunal en brazos porque yo no podía andar, por los latigazos que me habian dado.
P. Eso es lo mismo que dice el Embajador en funciones de Guinea Ecuatorial en España, Santiago Nsobeya: „En Guinea no hay torturas“.
R. Claro, qué va a decir, él es del régimen. A Nsobeya se le conoce bien en Guinea. En tiempos de Macías le llamaban el hombre agenda , pues se dedicaba a apuntar todo lo que oía para después acusarte ante Macías. Cuando Teodoro dio el golpe de estado lo encarceló en Aconibé, pero como el negocio fuerte de Obiang son las mujeres y él tiene una mujer muy hermosa, le mandó a Malabo e influyó sobre el presidente. Lo sacaron de la cárcel y mira dónde está ahora, gracias a los méritos de su mujer.
P. ¿Durante los dos años que pasó en la cárcel, siguieron torturándole?
R. En la cárcel habia tortura moral. Te insultaban, no te dejaban salir de la celda y estuve un año esposado. De vez en cuando dejaban pasar a mi familia que me traía comida, pues en las cárceles de Guinea no te daban de comer y es la familia la que tiene que ocuparse de tí. Dormía en el suelo, no habia retretes y tenías que hacerlo en el mismo suelo donde dormías. Los marroquíes nos dejaron cavar una fosa en una celda que estaba libre y allí hacíamos nuestras necesidades, pero cuando llovía salía todo y entraba en la celda. Taníamos que estar de pie hasta que pasaba la marea y meter todo lo que habia salido de la fosa con las manos. Aquellos dos años fueron humillantes.
Cambio 16/ 24 Enero. Nº. 1.157 Pág. 40-41
Fuente: LD/CAMBIO 16