CELEBRACIÓN DEL 12 DE OCTUBRE DE 2008
FIESTA NACIONAL DE GUINEA ECUATORIAL
Queridos hermanos y hermanas en Cristo:
Estamos celebrando y conmemorando, al mismo tiempo, tres acontecimientos importantes. A saber: celebramos hoy la fiesta de nuestra Señora del Pilar; recordamos hoy el Día de la Hispanidad; y, de una forma particular, nosotros, los de Guinea Ecuatorial, antigua colonia de España, celebramos también la Fiesta Nacional de nuestra Independencia. Estos tres acontecimientos acaecieron en un día como el de hoy: 12 de octubre.
1. Según una tradición antigua, la Virgen María se apareció al Apóstol Santiago en Zaragoza sobre una columna. Esta columna o pilar se ha convertido (para los creyentes) en el signo de la presencia de María en medio de sus pueblos, guiándolos y protegiéndolos en su peregrinación por este mundo.
La Virgen del Pilar es invocada como el refugio de pecadores, consoladora de los afligidos, madre de España, patrona de la Hispanidad. En todo caso, la Virgen del Pilar es nuestra madre, la madre de todos los hombres y mujeres; y como cualquier madre, a ella acudimos en oración sencilla para buscar la reconciliación, paz, gracia y diálogo con Dios.
2. La devoción al Pilar tiene una gran repercusión en Ibero América, cuyas naciones celebran la fiesta del Descubrimiento de su Continente el 12 de octubre, es decir, el mismo día del Pilar. Esta devoción también está muy arraigada en Guinea Ecuatorial. Basta recordar que hoy, en muchas capillas de nuestros pueblos celebran también a la Virgen del Pilar, como la fiesta patronal.
Brilla aquí en la tradición firme y antiquísima del Pilar, la dimensión apostólica y misionera de la Iglesia en todo su esplendor. La fe que los misioneros españoles llevaron a Hispanoamérica y a Guinea Ecuatorial es fe apostólica y eclesial, heredada de la fe de los Apóstoles.
España no sólo llevó la fe a estos pueblos. Llevó también su cultura envuelta dentro de sus costumbres, su lengua, su ciencia, su sistema político (de entonces), su manera de vestir, de jugar, de bailar, o sea, llevó sus diversiones e, incluso, sus vicios. España estuvo en estos pueblos siglos y siglos evangelizándolos y civilizándolos.
3. En el caso de Guinea Ecuatorial, la historia nos ha contado que España estuvo doscientos años en nuestro pueblo, hasta que los padres, héroes y mártires de nuestra Patria dijeron que ya tenían la mayoría de edad política para dirigir ellos mismos los destinos de nuestra nación. Y esto hace exactamente cuarenta años.
Desde el 12 de octubre de 1968 al 12 de octubre de 2008, ya van cuarenta años. Ya somos cuarentones, políticamente hablando. ¿Es verdad que estos padres de la Independencia tenían mayoría de edad política entonces? Sólo la Historia nos lo irá aclarando con el correr del tiempo.
Pero creo que en estos momentos sí estamos rozando a la mayoría de edad para reflexionar y tomar parte en los asuntos y problemas que afectan a nuestro pueblo. Muchos son ya los guineanos que se han formado en diferentes disciplinas y especialidades para trabajar POR UNA GUINEA MEJOR; teniendo en cuenta que, cuando Guinea Ecuatorial accedió a la Independencia, no contaba con los cuadros intelectuales que tiene ahora, tanto dentro como fuera de sus fronteras. Lo que hace falta es que todos tengamos “un mismo pensar y un mismo sentir”, como exhorta san Pedro a los cristianos.
Por eso, queridos compatriotas, os sugiero que cuando a un guineo-ecuatoriano le toca (ahora) o le toque (en el futuro) estar al frente de una institución que lleva el nombre de Guinea Ecuatorial, debe rechazar y alejarse de los demonios e ídolos de la corrupción, separatismo, nepotismo, tribalismo, favoritismo, chivatismo y prácticas oscurantistas omnipresentes hoy en día en nuestro pueblo. Todo esto oprime y aliena al hombre y a la mujer, no sólo de nuestra sociedad, sino de todas las sociedades del mundo. El hombre y la mujer están llamados a vivir dignamente como los hijos de Dios. Están llamados a hacer posible el desarrollo de sus pueblos en todos los aspectos de la vida humana: político, social, ético, cultural y religioso.
Hermanas y hermanos todos, celebramos la Fiesta Nacional de nuestra Independencia. Independencia significa también autonomía, emancipación y, sobre todo, “libertad”. Durante los doscientos años de la colonización, Guinea Ecuatorial anheló y soñó con la independencia y la libertad. Sin engañarnos a nosotros mismos, todos sabemos que la gran paradoja, la gran contradicción de Guinea Ecuatorial (y de muchos pueblos africanos) fue que aquellos que gritaron y clamaron por los cuatro vientos: ¡autonomía, independencia y libertad!, como el pueblo de Israel en Egipto, en los primeros once años de esta independencia, se volvieron enemigos de esta misma libertad anhelada, oprimiendo y masacrando a sus hermanos sin piedad. No. No ha de ser así para nosotros, la joven generación de los guineanos. Debemos conquistar, luchar y apostar por la libertad en todo momento, sobre todo, la libertad interior, que consiste en vivir en la paz, tranquilidad y serenidad, sin dejarse encadenar por los bajos sentimientos que generan la destrucción de la vida de los otros: la ambición, la envidia y la venganza. Un hombre esclavo y esclavizado no merece llamarse hombre, ya que no es dueño de sí mismo; está encadenado y poseído por sus dominadores, que pueden ser otros hombres o los demonios e ídolos que hemos citado antes: corrupción, separatismo, nepotismo, tribalismo, favoritismo, chivatismo y la brujería; además de estos ídolos, hay otros muchos que, sin darnos cuenta, pueden obstaculizar nuestro camino hacia la libertad, tales como el alcohol, las drogas, el placer desordenado, la mentira y el snobismo o la búsqueda desenfrenada de la moda del momento. La madre de todos estos ídolos es el pecado. Pecado personal, que luego, cuando se va sumando, según el número de personas que adoran a dichos ídolos, se convierte en el pecado estructural o pecado social. Todo esto provoca una cierta esclavitud en el hombre y en la mujer.
No olvidemos que la libertad es la palabra clave del Himno de nuestra Nación. Constantemente repetimos al cantarlo: cantemos libertad; defendamos nuestra libertad. No es otra libertad. Es la libertad frente a aquel o aquello que quiera esclavizarnos y reducirnos a nada.
Queridos hermanos y hermanas, un aniversario es siempre un paso hacia adelante; al menos en el tiempo. Cuando ese aniversario es la gota de agua que llena el cántaro número cuarenta se concentra en la conciencia la impronta de una evaluación. Nuestro país y sus habitantes, que somos nosotros, estando dentro del país o en el extranjero, debemos mirarnos en el espejo, pesarnos en la báscula y revisar nuestra historia para evaluarnos a nosotros mismos. Debemos hacer un alto en el camino para analizar nuestra andadura y corregir y rectificar aquello que no hemos hecho bien. Para ello, a parte de la paciencia y la humildad muy necesarias para este cometido, hemos de aunar nuestras fuerzas mentales y físicas para apoyarnos mutuamente. Cada uno ha de aportar su granito de arena para el bien de nuestro País de acuerdo a sus posibilidades y habilidades que posee.
En toda esta andadura y análisis de nuestra realidad, debemos saber que no estamos solos. Dios mismo con su divina Providencia nos cuida y sustenta; camina junto a nosotros; y la Virgen del Pilar, incrustada sobre la roca firme, también nos asiste con su amor de Madre. Así sea.
Fuente: Jesús Rafael