MAÑANA VOTARAN POR MI
Desde el exilio, 28 de noviembre de 2009
Hace ya tiempo, mucho tiempo, desde que el genio del despotismo llamado Obiang comenzó su invento del ensayo democrático, es práctica habitual entre los temerosos del tirano que controlan los pueblos del interior del continente, votar por los habitantes de derecho de cada pueblo. Habitantes de derecho en la concepción tribal fang, donde uno es del pueblo de su padre, no importa si mora en Marte o en Doha, no importa si es nacido en Gibraltar o en Providence.
No es necesariao que haya lista electoral. De hecho en mi pueblo nunca se ha visto esa lista en 30 años de dictadura. Lo que se hace es una lista en el pueblo en la que se hace figurar a todas aquellas personas que supuestamente son del pueblo aunque estén residiendo en Tumbuctú. Los pueblos son pequeños, de modo que la lista es relativamente fácil de confeccionar.
El delegado del gobierno del pueblo, que ahora llaman jefe tradicional, llama a todos los cabezas de familia para que le recuerden los nombres de los hijos del pueblo. En mi caso la familia es muy grande y se ha ido ampliando por varios continentes.
Aparte de mi padre, que de él hay constancia que ha muerto, todos nosotros figuramos en la lista electoral que va a manejar el jefe tradicional de Beayob. Este año mi hijo Enrique, profesor en Jamaica, ha sido padre. Pues bien, esta niña, mi nieta nacida en Kingston, ha sido incluida en la lista electoral de mi pueblo. Mi madre habrá sido llamada para dar las cifras de todos sus nietos y biznietos.
Esto es incomprensible porque mi nieta no tiene edad para votar. También es incomprensible que se incluya a gente que no vive en el pueblo. Pero más incomprensible aún es que haya elecciones en una dictadura cruel y ominosa, donde el terror lastra hasta lo indecible el alma de sus habitantes.
Los delegados de gobierno de los pueblos y aldeas de la Guinea continental, llevan a cabo esta práctica habitual de generar listas propias como un mecanismo de defensa del pueblo. El anterior dictador, tío tribal y padre político del actual tirano, asoló aldeas enteras porque un hijo del lugar osó oponerse a sus locuras. El uso de la culpa colectiva es normal entre estos seres sin alma venidos del bosque. Cuando huye alguien temeroso por su vida, se detiene a su mujer o a los hijos, para que paguen la culpa del huido o para forzar al díscolo a regresar y ser castigado con la tortura del sátrapa Obiang.
De modo que para evitar la enemistad del tirano, el pueblo debe rendirle pleitesia y ofrecerle al dictador los votos que pide. Y ya se sabe, cuantos más votos se ofrezca al dios sátrapa, más pleitesía implica y menos castigos se espera que caiga sobre el pueblo o sobre cualquiera de sus habitantes. En el pueblo no se entiende que si Obiang pide votos no se le dé cuantos más votos mejor, así que la lista que dice el delegado del distrito de Mikomeseng que existe, no tiene el más mínimo valor para ellos. Los votos suelen ser superiores al censo oficial. Es el desarrollo hacia una Guinea mejor.
La petición de votos de Obiang, dada su cólera manifestada en tantas ocasiones por las muertes que todos saben en Guinea ha provocado, se interpreta como un acto de sacrificio.
Es el cíclope de las leyendas míticas griegas y de los recitales de Mvet. Aquel que cada cierto tiempo exige un sacrificio, a cambio de frenar su cólera contra el pueblo. Por suerte el cíclope ha evolucionado un poco y en lugar de vidas humanas, ahora pide votos. Si no los recibe, puede pedir vidas humanas.
Este es el ritual que Obiang lleva realizando años y años desde que usurpó el poder.
Por eso mi tío, que es el delegado gubernativo del pueblo, debe entregar muchos votos para Obiang, cuando mañana termine la jornada de adoración máxima a Salmanasar de Nínive, alias Obiang Nguema, aquel que está en contacto con Dios y que aprendió sus artes maléficas del mismo Lucifer.
Lo importante no es que el recuento otorgue más o menos votos a Salmanasar, sino que éste vea los votos que cada pueblo le ha enviado, porque cada voto es una vida sacrificada virtualmente en su honor, son los hijos del pueblo a los que éste está dispuesto a inmolar en honor al señor de Nínive, Obiang el Maléfico.
Más importante es que esto se haga en mi pueblo, pues desde que estoy en la oposición, antes de que Salmanasar usurpara el poder a su tío el único milagro de Guinea, mi pueblo ha sido mirado siempre como la cuna del improperio, sospechoso, en presente continuo, de militar contra el Cruel. Por eso debe magnificarse el sacrificio ritual entregando cientos y cientos de votos al Oprobioso.
Entre los cientos de votos que en adoración ritual se entregarán mañana a los enviados del dios Obiang, figura el mío. Sobre todo el mío, dándole a entender que a pesar de tener a un hijo del pueblo que no comulga con su locura y crueldad, el pueblo le ofrece mi voto, el mío, como prueba de sumisión colectiva. No hay nada que alegre más a estos oprobiosos que malgobiernan Guinea, que ver a los familiares de los disidentes alinearse a su favor, vencidos por la amenaza del castigo colectivo.
Así que yo, a pesar de estar fuera del país, a pesar de oponerme a falsas votaciones, a pesar de estar en contra de la cruel dictadura que nos asola, votaré por Obiang, entre los muchos sacrificados que serán entregados al sátrapa del Golfo de Guinea, para calmar su hambre de matar.
Mañana, en Beayob, votarán por mí.
Y en Nínive el cíclope dormirá tranquilo con el vientre lleno de muertos...
Fuente: propia