Sigo con algunas reflexiones que he ido guardando en mi memoria desde aquel 3 de agosto de 1979, cuando tenía diez años de edad.
En mi anterior artículo quedé en la fundación del PDGE y la posterior convocatoria de elecciones presidenciales de 1989, en las que fue proclamado candidato único D. Teodoro Obiang Nguema Mbasogo.
Recuerdo perfectamente cómo una vez acabado el preuniversitario, algunos fuimos requeridos para dar clases en distintos centros escolares porque no había suficientes profesores y maestros. Algunos nos ofrecimos voluntariamente, y sin pedir nada a cambio. Entonces, el PDGE organizó un curso de formación durante el verano en la academia militar de Ekuku, en el que se reclutó a maestros, profesores y algunos que dábamos clases, cuyo director era precisamente el entonces secretario de organización del partido y actual magistrado del Tribunal de Apelación D. Antonio-Pascual Oko Ebobo. La anécdota es que en uno de los días, se invitó al entonces ministro Alé Nvoro a dar una charla que él mismo se había preparado por escrito. ¿Qué ocurrió? No fue capaz de leer lo que se trajo, ni improvisar (y no precisamente porque se encontrase mal), y le tuvieron que solventar la papeleta. La gente allá reunida no se lo podía creer, todo un ministro, ¡qué barbaridad!
Recuerdo otra anécdota de un ministro de educación de visita en una clase de preuniversitarios de letras en Malabo. En plena clase de lengua griega, preguntó si lo que estaba escrito en la pizarra era física o química.
Otra anécnota: un ministro de Asuntos exteriores, de regreso al país, a cada pregunta de los reporteros, la respuesta era: ”bien, todo bien”.No era, desde luego, por el cansancio del viaje. Y de apodaron ”Sr. Bien”.
Sigo. El señor Obiang reforma la constitución del país e introduce en el artículo 32 del TÍTULO SEGUNDO y CAPÍTUTO II que ”la ley regulará los privilegios e inmunides de los jefes de Estado después de su mandato”. Pues bien, las inmunidades automáticamente cesan después de ejercer la responsabilidad de la que derivan dichas inmunidades, de modo que una vez cesado del cargo, cualquiera que fuere, el cesado pasa a tener los mismos privilegios que cualquier otro guineaecuatoriano, ni más ni menos. A esto se llama el estado del derecho.
El señor presidente declara el francés segundo idioma oficial de Guinea Ecuatorial sin convocar al pueblo a una consulta. Es más, ahora pretende hacer lo mismo con el portugués. Estoy seguro de que a los guineaecuatorianos no nos interesa esa pretendida cooficialidad, lo que no implica que se deban conocer como cualquier otro idioma extranjero. Vergüenza ajena sentí con los estériles debates en el canal Africa 24 y en francés. ¿Qué miedo tenían de celebrar aquellos debates en la radio y televisión pública del país?
El señor Obiang presume de dictador; según él, dictador en política es quien dicta las normas, y que todo gobernante lo es. Falso de toda falsedad. Pues es un autócrata, un tirano, un absolutista y déspota. Puesto que un dictador en política practica la dictadura, la tiranía, el absolutismo y el despotismo, es el que se opone sencillamente a la democracia, y punto. Él mismo se delata, pues es un antidemócrata.
Acaba de acusar a sus diputados de pasar preguntas de interpelación a los de la oposición, de ser sus amigos y no ser fieles al partido; que vayan con cuidado de no traicionar al al partido, de ”Hacer el bien y evitar el mal”, y quien manda en el partido es en presidente fundador. ¡Manda huevos!, para que se enteren. Bien, el lema del partido tendría que ser ”HACER EL MAL Y EVITAR EL BIEN”.
Hace meses asistí a una de las reuniones que tiene el PDGE fuera del país, invitado por un amigo. Durante la discusión, llamaban militantes a todos los guineocuatorianos que vivían el dicha ciudad. Ni siquiera preguntaban si uno quería ser parte o no. Lo más curioso vino al concluir la reunión. Se levantaron todos, tomó un papel el secretario, leyó loas a su presidente y terminaros con: ”Un país: Guinea Ecuatorial. Un partido PDGE. Un hombre: Obiang Nguema Mbasogo. Un lema: hacer el bien y evitar el mal”. ¿Qué clase de culto a la personalidad es ésta, Dios mío? ¡Qué aburrimiento! y qué falto de ideas.
Seguiré con mis recordatorios y anécdotas.
Fuente: evede