O P I N I O N
ES TAMBIEN LA HORA DE LA RECONCILIACIÓN Y DE LA PAZ. Teodoro Obiang ha desencadenado desde mediados del mes de marzo una ofensiva contra todas las formaciones políticas opositoras surgidas en el interior del país desde el comienzo de los años noventa. En ningún momento, a lo largo de estos diez años, el régimen guineano había dejado de hostigarlas, obstaculizándoles el ejercicio de las libertades básicas, deteniendo y, con frecuencia, torturando a sus militantes, interfiriendo en su vida política interna y practicando el ¨pucherazo¨ en todas las confrontaciones electorales. Sin embargo también en estos diez años algunas de las formaciones opositoras han conseguido sobrevivir manteniendo su coherencia política e implantándose en el conjunto del país. ¿Qué ha llevado al dictador a querer eliminar en este momento a todas estas formaciones políticas?.
Desde luego no vamos a creer su último invento: la existencia en tiempo pasado de una conspiración para acabar con su vida. ¿Para qué matar precisamente ahora a un dictador herido de muerte por un cáncer de próstata? Solo sus más cercanos acólitos y algunos ¨expertos¨, diplomáticos y funcionarios extranjeros, parecen dispuestos a creer estas historias y sólo ellos parecen dispuestos a comportarse como si el mandato del dictador fuese eterno. ¿Cuales son las razones de Obiang? ¿Qué es lo esencial y cual lo accesorio en la dictadura que ejerce desde 1979? Desde luego no es lo esencial la coexistencia con ninguna disidencia política. Obiang, incompatible con cualquier práctica democrática, debió aceptarla por presiones exteriores en momentos de debilidad de su régimen y quiere zafarse de ella cuando cree que el petróleo y la creciente tolerancia internacional hacia su régimen le otorgan impunidad para hacerlo.
Por otra parte, Obiang (que él sí sabe que se muere) conoce las dificultades de su régimen para mantenerse una vez desaparezca: la incapacidad, contrastada, de Teodorin, las ambiciones de la ¨primera dama¨, sus enfrentamientos con los hermanos de Obiang, personajes tan torpes como siniestros... En Guinea no hay instituciones, no cabe que el régimen se suceda a sí mismo. Es un mero consorcio gansteril que ahora administra unas enormes riquezas petroleras. Esta última oleada represiva es un intento desesperado para evitar obstáculos a la ¨familia de Obiang¨, una familia incapaz para gobernar pero dispuesta a arrastrar al país por un camino de enfrentamientos mutuos que puede poner en riesgo su propia existencia como Estado.
Estamos, por tanto, en unas horas decisivas. En las próximas semanas, en los proximos meses, se celebrarán el juicio contra la FDR (ya contra toda la oposición), las elecciones presidenciales, volverán los enfrentamientos en la ¨familia Obiang¨... Vivimos un periodo que acabará con la muerte del dictador. ¿Es solamente la hora de la represión, del reparto desvergonzado de las riquezas del país, de la impunidad, o, como poco, de la creencia en la impunidad?
No debería ser así. En Guinea existe una voluntad amplia, extendida a la gran mayoría de la población de participar en instituciones serias, democráticas, capaces de resolver los problemas que desde antes de la independencia, incluso, atenazan al país. Existe una nueva generación de políticos capaces, con las manos limpias (doblemente limpias) y formados políticamente en estos diez años de una oposición nada sencilla. La oposición política en el interior de Guinea está integrada por varias formaciones, dirigida por personas conocidas, responsables y que se han manifestado reiteradamente por una vía de actuación democrática y pacífica (lo que, por otra parte, hace más inverosímil la conspiración de la que ahora se les acusa).
No vamos a plantear una insurrección en torno de estos partidos opositores. Creemos, sin embargo, que está llegando el momento de que muchos guineanos que han permanecido pasivos durante años, entiendan que el régimen de Obiang y las penalidades que ha llevado consigo pueden terminar, no van a ser eternas, que el dictador ha iniciado ya el camino directo hacia la tumba. Creemos que es el momento de empezar a dar signos de acercamiento a las formaciones democráticas. Pensamos que este movimiento de aproximación no tiene porqué reconocer los límites que ahora tienen los partidos políticos, ni tan siquiera los del mismo PDGE. La dictadura ha conseguido coaccionar en estos años a personas bienintencionadas forzándolas incluso a militar en el partido gubernamental.
Todos aquellos que entiendan que es la ¨familia Obiang¨ el auténtico problema de Guinea, estén dispuestos a trabajar por formulas democráticas, respetuosas con la diversidad, y deseen conseguir el bienestar (un bienestar que ahora es más posible que nunca) para la mayoría de la población guineana tienen cabida en esta nueva perspectiva política.
Existen ya vías de mediación, de discusión, para quienes quieran avanzar por este camino democrático y pacífico por una Guinea realmente mejor.
No es solo la hora de la represión, la corrupción y la incuria es también la hora de la esperanza, de la reconciliación y de la paz. La supervivencia de Guinea como país depende ahora, como fue en los años 1968 y 69, de la voluntad de los propios guineanos. Los regímenes dictatoriales que se han sucedido desde entonces han llenado el país de violencia y de odio, violencia y odio que podrían aumentar en el futuro. La reconciliación y la paz sólo pueden llegar de la mano de la oposición democrática.
Esa mano, la de la oposición democrática, está tendida...
ASOCIACIÓN PARA LA SOLIDARIDAD DEMOCRÁTICA CON GUINEA ECUATORIAL (ASODEGUE)
13 de mayo de 2002.
Fuente: ASODEGUE