Los pesqueros que arrasan el mar balear portan banderas de conveniencia de Panamá, Guinea Ecuatorial y Honduras La biomasa del atún reproductor ha disminuido un 81% desde 1979


MAR CEREZÁLEZ

PALMA.- La sobreexplotación del atún rojo del Atlántico Oriental durante su época de cría, que tiene lugar en aguas próximas a Baleares, provocará en muy poco tiempo, si no se toman las medidas necesarias, la desaparición de la especie.

Ante la alarma de entidades proteccionistas como Adena o Greenpeace, el Gobierno español ha tomado conciencia del peligo y ha prohibido el uso de aviones de apoyo (utilizados por los barcos para detectar el atún) durante el mes de junio. La medida no es respetada por todas las flotas. Además, la temporada de desove en el Mediterráneo dura hasta julio, y la prohibición no llega hasta la fecha. Aún más grave es que los aviones despegan desde puntos como Argelia u otros países del norte de Africa, evitando el control de los aeropuertos españoles y europeos.

Otro problema son las conocidas como banderas de conveniencia: los barcos faenan en el Mediterráneo con una insignia que no es la propia de su país, y así también eluden el control de las autoridades españolas.

Los barcos pesqueros usan las redes de cerco, y luego llevan el atún a las jaulas de engorde. De este modo acaban con los stocks naturales rápidamente. Las granjas de engorde han proliferado en gran cantidad a causa de su alta rentabilidad económica. Y ese es precisamente el peligro del que surge la pesca ilegal.

La situación es grave, no sólo por lo que a la mortandad del atún se refiere, sino porque este pescado es un predador situado en un punto de la cadena alimenticia de gran repercusión para el resto. Tiene una función equivalente a la realizada por los grandes mamíferos marinos y el hombre. Japón es el mayor comprador de atún engordado en granjas. El alto volumen de aceites de ese producto es idónea para preparar su famoso «sushi». La normativa de la Comisión Internacional para la Conservación de Atunes Atlánticos (ICCAT) establece para cada país pescador una cuota, un volumen de pesca permitido. Pero resulta ineficaz debido a la falta de control de los buques en las aguas internacionales. Los barcos usan banderas que no son de su país, y así pescan mucho más de lo permitido por la cuota asignada.

Las estadísticas científicas internacionales indican que la biomasa que migra al Mediterráneo a desovar es un 20% menor que el nivel de 1970. Los índices de captura se contabilizan según lo que los barcos venden a las lonjas, pero las granjas de engorde son un punto intermedio, y se puede falsear con facilidad la cantidad de atún capturado. Esto se ha comprobado contabilizando el atún llegado a Japón: mucho más que el capturado declarado.

Las medidas reguladoras propuestas por el Grupo de Pesquerías Europeas de World Wildlife Found-Adena pasan por aplicar métodos que permitan cuantificar de una forma fiable las capturas antes de que tenga lugar el proceso de engorde, así como estudiar las tasas de crecimiento del atún cultivado, además de llevar un rastreo individual de los atunes. Y, sobre todo, obtener los datos de exportación de los atunes capturados vivos por un país y destinados a granjas de engorde de otro, con lo que se evitará que se incumplan las normas internacionales de control.


Fuente: EL MUNDO / EL DIA DE BALEARES (14.7.02)

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