Santos Pascual Bikomo, ex líder de la oposición de
Guinea Ecutorial, cumple una condena de 9 años
por narcotráfico que considera «un complot político»
Del Gobierno de Guinea, a la cárcel de Logroño. La vida de Santos Pascual Bikomo Nanngwán´ndéh, de 43 años de edad y ex ministro de Información del gabinete del presidente Teodoro Obiang, experimentó un brusco giro hace cinco años que dio con sus huesos en prisión, donde cumple una sentencia de 9 años por un delito contra la salud pública. A petición de Diario LA RIOJA, aceptó responder por correo a una entrevista mediante cuestionario.
JOSÉ I. GASCO./LOGROÑO
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- ¿Por qué está en prisión?
- Estoy pagando por un supuesto tráfico de drogas que yo no cometí. Simplemente, fue una venganza de mis rivales políticos. La única solución que tuvieron para quitarme de medio era organizar un viaje a España y aprovechar para meter droga en mi equipaje: me colocaron 15 kilos de heroína y mientras estaba en pleno vuelo, me cesaron de ministro; cuando aterricé en Barajas, estaban el embajador y la Policía esperándome. Me detuvieron, pero las cosas se irán aclarando. Al menos, un juzgado de Alcobendas por fin ha reconocido que la detención se produjo a indicación del propio Gobierno guineano.
- ¿Qué motivos pudieron tener para colocarle la droga?
- Simplemente, para quitarme de medio. Obiang podría haber esperado perfectamente a que regresara al país y cesarme, pero no tuvo la suficiente gallardía.
- ¿Cómo llegó a ministro?
- Llegué después de pasar por la oposición y de ganarle unas elecciones al Gobierno, pese a que hubo un pucherazo enorme; luego me negué a negociar los votos a cambio de un puesto político, pero como Guinea Ecuatorial es un país donde reina la paz y nunca hemos querido que se derrame la sangre, nos vimos en la obligación de llegar a un acuerdo y formar un Gobierno de concentración nacional. Yo entré como líder y presidente fundador del Partido Liberal, pero incluso estando dentro del Gobierno, nunca cambié de actitud: cuando había que criticar, criticaba, cuando había que decir no en un Consejo de Ministros, decía no... Yo apoyaba más la línea aperturista hacia España, como se puede ver en los acuerdos que firmamos con la Embajada de España en 1997.
- ¿Cómo se produjo su enfrentamiento con el régimen de Obiang?
- Porque en mi Ministerio, había tres aspectos fundamentales: el primero, que se había cerrado la emisora de radio África 2000, que era de la cooperación española, y yo defendía su apertura; lo segundo era que quería que volvieran los técnicos de TVE, a los que habían expulsado; y tres, lo más importante, donde tuve el gran problema con Obiang, era que se recibiera la señal de TVE en Guinea sin interferencias y que no cortaran las emisiones de Radio Exterior de España para Guinea, porque era la única emisora para la oposición. Todos estos problemas llegaron a crear un ambiente de tensión entre Obiang y yo.
- ¿Y hoy, cómo ve el futuro de su país?
- Yo estoy plenamente confiado en que en dos años veamos el fin de Obiang, más tiempo no le daría. Eso, sin contar su estado de salud.... El problema es que la oposición se sepa articular. Éste es uno de los grandes problemas que tenemos: al haber mil grupos en la oposición, es difícil articular un proyecto sugestivo que embarque a todo el mundo, pero ése es nuestro deseo: que en vez de mil frentes, que haya un único frente que haga cara a Obiang, porque es lo que el pueblo nos ha pedido en las elecciones. Cuando la oposición se ha presentado en plan serio, el pueblo, aunque iba con la camiseta de Obiang a votar, simplemente para no tener problemas, luego cogía la papeleta del Partido Liberal, la papeleta de la Plataforma de Oposición. Y eso lo he visto yo, porque siendo ministro de Información era coordinador de la campaña electoral para la parte continental y sé todo el pucherazo que se hizo en las elecciones municipales. Es decir, que las ganó la oposición . Hoy por hoy, la llave la tiene la oposición, en cuanto deje sus luchas intestinas.
- ¿Cómo afronta alguien que llegó a ministro verse en la cárcel?
- Me lo he tomado con mucha filosofía. No es normal que un ministro vaya a prisión, pero mis abogados están luchando. Las cosas creo quedaron bastante claras en el juicio: simplemente, alguien tenía que pagar el pato. Tengo el destino en la biblioteca y la revista del Centro Penitenciario de Logroño y estoy estudiando Ciencias Política en la UNED, para aprovechar el tiempo. Creo he tenido una trayectoria intachable, no sólo aquí, sino en cualquier otro centro penitenciario. Estoy con mucha tranquilidad, con la moral alta, sobre todo por el trato que recibo, que no es de favor. No me puedo quejar... Lo importante es tener el día suficientemente ocupado y evadirse, olvidar... Se puede caer en la depresión si te pones a pensar en la familia y en los niños.
- ¿Lo han visitado sus hijos?
- Cuando estuve en Madrid, sí. Ahora estoy intentando juntarlos a todos aquí en Logroño. Creo que no tardarán en concederme los primeros permisos.
- ¿Y si obtiene la libertad, volverá a Guinea?
- Primero, intentaré descansar, sentarme con los compañeros... Hay unos derechos constitucionales que Obiang me tiene que restablecer. Me debe mi sueldo de todo el tiempo que llevo en prisión, me tiene confiscadas las fincas, todas mis propiedades. Mi familia ha recibido amenazas, pero, gracias a Dios, todos mis hijos tienen nacionalidad española y la Embajada española intervino mucho, porque la Policía guineana, tras mi detención, fue a mi domicilio, tiró todos mis documentos, quemaron mis coches, se incendió una de las casas... Pero ahora se ha creado en Madrid la Asociación para el Desarrollo Cultural y Social de Guinea Ecuatorial, para la que he sido propuesto como presidente de honor y si las circunstancias me lo permiten, me presentaré incluso desde la cárcel a las elecciones de Guinea. Porque tanto como político y como buen demócrata que soy, opino que la Ley, esté bien bien o esté mal, hay que aceptarla y yo voy a cumplir con la Ley española porque así lo ha querido la historia. Cumpliré la condena, aunque la sigo considerando injusta. Todo fue un compló político.
Fuente: La Rioja (11.8.02)
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