OBIANG NGUEMA Y SUS CONFIDENTES OCCIDENTALES

SÁNCHEZ MEMBA. YAOUNDÉ,10.O6.O3
Hasta el mediodía de este lunes muy pocos guineanos dudaban que el dirigente de la oposición Felipe ONDÓ OBIANG ALOGO no está muerto. El temor sobre la posible desaparición física del líder de Fuerza Demócrata Republicana (FDR) es general en todos los medios políticos nacionales e internacionales. El déspota guineano, como siempre, ha vuelto a propinar un revés y macabro golpe al tibio proceso de transición democrática.

En poco más de diez años, el proceso político de la ex pequeña colonia española del Golfo de Guinea ha rivalizado en mártires como en víctimas mortales comparablemente equivalentes a cualquier país bajo una cruenta guerra civil o un largo conflicto étnico, en los que la población civil es a menudo víctima de fuego cruzado si no de las escaramuzas o emboscadas perfectamente organizadas por los bandos en combate.

No sorprende la sutileza de esta población que se ha habituado a los entierros por actos macabros y de lesa humanidad en tan poco tiempo. Agonizado por el cansancio de los llantos, rendido en la impotencia y en el infortunio, la sociedad guineana ha asumido la opresión y el terrorismo de Estado del ‘clan´ nguemista, que ve en sus súbditos como auténticas presas a devorar aunque sea por el simple vicio de ver derramada la sangre humana.

El secuestro y posible asesinato de Felipe ONDÓ por los mercenarios del dictador se suma a otros miles de asesinatos y crímenes registrados al menos desde finales de 1991 cuando se decretó en esta selva tropical el ”pluripartidismo”, bajo la supuesta égida de la Comunidad Internacional, que comprometió condicionar las relaciones de cooperación con el respeto de los derechos humanos y la democratización, juramento cuanto menos retórico como demagógico, si nos atenemos a analizar las consecuencias.

En términos porcentuales [casi 450.000 habitantes] la Guinea Ecuatorial del dictador Teodoro OBIANG NGUEMA ha venido y sigue registrando la tasa más alta de casos de violación de derechos humanos en África subsahariana, acompañadas por el terrorismo de Estado, una aguda corrupción política y económica, que ha obligado al exilio a cerca de la mitad de la población, mientras la pobreza hace estragos en el 85 por ciento de la población restante, pese a la explotación del petróleo y el continuo aumento de renta per cápita.

Sin embargo, esta no es la visión política de las autoridades guineanas ni de sus confidentes occidentales, que participan en el panorama con cara en alta. Comentan las malas lenguas y algunas fuentes de la oposición que cuando el déspota Obiang visitó sus confidentes occidentales el pasado año, justificó las represiones políticas que entonces recrudecían en su país como un intento de extinguir la resistencia política surgida en el mal llamado ”clan” de Mongomo que, en su opinión, es el que obstaculiza el proceso de transición democrática.

El mandatario informó que FDR es un reducido grupo de políticos compuesto por ‘gente´ de Mongomo, que inmovilizan su mísero proyecto de ”Ensayo Democrático” estrenado desde 1982, trece años antes de que se fundara la FDR. Garantizaron su amparo ante la Comunidad Internacional si determinara eliminarlos a todos: ”Si la gente de tu propia ‘tribu´ son los que frenan el proceso de transición democrática, eliminalos, que nada te pasará. Las organizaciones pro derechos humanos hablarán y terminarán callándose unos días después ”. Le dijeron sus confidentes.

Vuelto al país con los tentáculos en potencia, aprehende al principal líder de la oposición legalizada, Plácido MIKÓ ABOGO [nada que ver con Mongomo], Secretario General de Convergencia para la Democracia Social (CPDS), a quien somete en la cárcel y en un macro-juico sin garantías jurídicas: ”Esto es inconcebible en el seno del gobierno de nuestro ‘ahijado´, susurran secretamente los confidentes. Pero no se puede hacer más, mantienen, mientras se localiza a un pordiosero funcionario especializado en política africana para negociar el indulto. Habría que persuadirlo para que otorgue la medida de gracia, pero sólo a él, porque es miembro de la Internacional Socialista... Con sus hermanos, ”que se lo coman con su propio pan”.

El veterano dictador y discípulo de MOBUTU y de HASSAN II tenía claro sus intenciones. Hay que llevarles un mensaje humorístico. Sí, primero habría que informarles que mi ”proceso es irreversible”. Hacer un poco de lavado de imagen, que el oro negro es el germen de la vida..., y el que paga no sólo manda sino también ordena. Era el contenido del ”sac diplomatique” de Teodoro OBIANG en aquel viaje tan exitoso como hospitalario en el cosmos de la democracia civilizada, globalizada y mundializada. ¿Quién ha dicho que los monos no piensan? Creía que nos echarían a patadas con la propaganda mediática que aquello conlleva... ”no se puede gobernar sin dinero, la llave que orea todo”.

La estrategia humanamente sentida entre el dictador africano y los confidentes occidentales no tiene límites. El oro negro se ha convertido en el germen de la vida. Un régimen democrático establecido en este pequeño país no podría consentir los actuales contratos de explotación del crudo que OBIANG ha firmado con las multinacionales, que se llevan el 95 por ciento de los beneficios.

La hipotética trama golpista y posterior condenada de 68 opositores y líderes políticos en la antigua colonia española [dos de ellos han perecido a causa de las torturas] no ha suscitado ningún interés en la llamada Comunidad Internacional, salvo en las siniestradas organizaciones internacionales de defensa de derechos humanos y libertades fundamentales, que también están a punto de retirar la toalla tras ser humillados por la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra que, bajo la influencia de los ‘detectives´, expulsó y declaró ”persona non grata” al Representante Especial de Derechos Humanos para Guinea Ecuatorial, el colombiano Gustavo Gallón Giraldo, a raíz de un virulento informe sobre la persistente violación de derechos humanos en el país centroafricano. El dictador y sus colaboradores proclamaron la victoria: ”es el triunfo de la injusticia, de la barbarie”.

En una reunión secreta con los presos de Black Beach durante los primeros días del presente mes, Obiang dijo textualmente a Plácido MIKÓ ABOGO: ”... después de que os he formado para trabajar conmigo, habéis preferido luchar contra mi régimen, pensando que alguna ayuda os vendría del exterior. Ahora que estás aquí voy a ver si la Comunidad Internacional te saca de la cárcel. Tú estarás aquí durante el tiempo que yo quiera”.

UN PROBLEMA LOCAL
Rara vez los países democráticos occidentales pueden arriesgar sus intereses económicos para dislocar la dictadura en un pequeño paraíso como la Guinea de Teodoro OBIANG NGUEMA rica en petróleo y otros recursos naturales. Este país no se puede comparar con Liberia, Rwanda, Burundi ni mucho menos con Iraq de Sadam Hussein.

Guinea no representa ninguna amenaza interna o externa para los intereses occidentales, la estabilidad regional ni mucho más internacional. La pasividad de su pueblo y la excesiva mediocridad de la oposición, minada por pugnas internas, la falta de estrategias y de convergencia de criterios en torno a la lucha política contribuyen mucho más a la credibilidad del régimen dictatorial que de la fatídica oposición ante la comunidad internacional, que no tiene nada que albergar de futuros gobernantes incapaces de proyectar un movimiento de contra peso político con capacidad de alternancia.

Ello explica que hayan preferido decretar el país como zona de influencia económica. El petróleo y demás recursos que fluyen en la selva ecuatoriana puede contribuir a incrementar sus reservas, potenciar sus divisas y expandir su influencia hasta en los países más ignorados del planeta como la Guinea de Teodoro OBIANG NGUEMA.

Cuando los analistas imparciales del Norte y algunas organizaciones benévolas intentan explicarlo a la oposición guineana, los pequeños ‘negritos´ se despedazan como granizos, se vuelven contra ellos mismos y contra quienes intentan colocarse a su lado. Siguen, desesperadamente, confiados en alguna que otra mano ”misericordiosa”, que nunca hallarán, para forjar un cambio de rumbo político en un país dirigido por locos, brujos y hechiceros de la ”edad de piedra”.

La crisis guineana no puede escaparse de su ámbito puramente local hasta que sus propios ciudadanos sean capaces de cristalizar un movimiento de contrapeso político con capacidad de alternancia. Eso, quizás, puede atraer la atención de la Comunidad Internacional para mediar y buscar salida hacia una transición negociada, porque estarían preocupados por la estabilidad y la regeneración de un sistema estable comprometido en prevenir sus intereses.

En las circunstancias actuales, con los principales líderes políticos en la cárcel, considerados como los más firmes y convictos, el Secretario General de CPDS, Plácido MIKÓ y los dirigentes de FDR, Guillermo NGUEMA ELA y Felipe ONDÓ OBIANG ALOGO, capaces de urdir una salida negociada a corto o mediano plazo, el régimen despótico de Guinea Ecuatorial tiene vía libre para seguir maquinando a su antojo al reducido pueblo agonizante, saqueado por las multinacionales y engañado por las gigantescas campañas de retórica y del respeto de los derechos humanos y la democratización de la Comunidad Internacional, que en el fondo prefiere mirar a otro lado, cuando se producen graves violaciones de libertades fundamentales. La oposición, tanto interna que externa, tiene que reestructurarse. Es la única solución que queda si quiere mantenerse en la creencia de un posible cambio de rumbo político en el país.

Los actuales presos de conciencia no solamente son víctimas de su firmeza ideológica, sino también de su origen regional. Todos empiezan a creer que si algo podría terminar con la crisis guineana, será una larga y cruenta guerra civil, opción disimulada tanto por ciertos políticos de la oposición que por los confidentes del régimen, pero en realidad es la que prevalecerá y posiblemente ponga fin al actual régimen sanguinario, nacido de un diminuto Golpe de Estado del 3 de agosto de 1979.



















Fuente: SÁNCHEZ MEMBA

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