La semana pasada el Movimiento contra la Segunda Esclavitud colgó en la pagina web www.Guineaecuatorial.net una sencilla nota apelando a la búsqueda de soluciones africanas a los problemas africanos. Hemos recibido comentarios de guineanos y guineanas, jóvenes casi todos ellos, que se adherían a nuestro comentario, a la vez que afirmaban que ellos y ellas también habían llegado a esa lamentable conclusión. Decimos lamentable porque, en pleno siglo XXI, cuando se supone que la humanidad está dejando atrás todos aquellos fantasmas que han venido atormentando a la especie humana, que un grupo de individuos exponga un discurso como el del MCSE es algo lamentable. Ahora bien, puede ser lamentable porque estemos realizando exorcismos para resucitar fantasmas o puede ser lamentable porque el pueblo africano está tan humillado y se siente tan derrotado que prefiere aceptar como verdad la que vende Occidente.

La creencia del MCSE es firme, sostenemos que el ideario que motivó el expolio del planeta, la aniquilación de grupos enteros de humanos (véase caso de los tasmanios, por ejemplo), etc, en beneficios de unos cuantos, sigue vivito y coleando en este siglo XXI. El militarismo, la degradación medioambiental, la criminalización del inmigrante, la criminalización de la pobreza, la lucha por el control de los recursos naturales, etc, todas esas prácticas, apuestas de la gran derecha occidental, suponen una amenaza para todos los otros pueblos y culturas de este planeta. El MCSE, al igual que otros grupos que siguen la misma línea, propone la articulación de un único discurso, un discurso vertebrado por la sabiduría africana y por nuestra desgraciada historia. Creemos, y no pararemos de decirlo, que la solución al caos que se vive en nuestras sociedades es pactar. Hay que pactar, hay que pactar con miras al futuro. No podemos seguir esperando de occidente el empuje para la pacificación de nuestros sociedades, antes apelemos al sentimiento de hermandad que nos une con nuestros opresores. Porque, aunque cueste digerirlo, nuestros dictadores son también víctimas, víctimas de su ego y de sus ambiciones, pero también víctimas de quienes de facto siguen siendo nuestros amos. Hay que buscar una salida honrosa a nuestras dictaduras, hay que prometerles el perdón porque son como bestias enjauladas y si les obligamos estarán dispuestos a todo hasta el fin. Todos los dictadores africanos conocen su final, saben que Occidente tarde o temprano les acabará sacrificando, ninguno se librará y lo saben. Hay que ofrecerles la posibilidad de una salida beneficiosa para todos, para ellos víctimas de su propia codicia y brutalidad, y para el pueblo; que al fin y al cabo, somos todos, ellos incluidos.

Para acabar esta nota queremos que los lectores y lectoras que siguen la actualidad política africana celebren la negativa de nuestro Mandela a entrevistarse con el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, que se indignen por el uso instrumental que hace el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica al apoyarse en la hambruna de nuestro pueblo para defender la viabilidad de los organismos modificados genéticamente (OGM) y, especialmente para nuestros hermanos africanos del régimen, que tomen nota de cómo los Estados Unidos de Norteamérica le están retirando el apoyo a Taylor, después de lo mucho que ha sufrido ese destrozado pueblo.


Fuente: Oráculo

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