Once “españoles”, casi todos modestos y enrolados por Obiang, desatan pasiones en aquel pequeño país africano


Julián Goikotxeta Bilbao


teodoro Obiang Nguema, el sombrío presidente de Guinea Ecuatorial, ha descubierto las bondades que encierra el fútbol para un país como el suyo, sometido a una dictadura encubierta, rico en petróleo, aunque sólo los próximos a su clan lo noten, y con una población empobrecida pero rendida a su selección nacional, el nuevo fenómeno sociológico.


La ex colonia española jamás se clasificó para torneo oficial alguno, ocupa el puesto 177 entre los 204 países que están asociados a la FIFA y no gana dos partidos consecutivos desde 1984. Ahora, sin embargo, aspira a repetir esa pequeña hazaña superando el próximo domingo en Lomé a Togo, lo cual metería al pequeño estado centroafricano por primera vez en su historia en una fase de clasificación mundialista, la carrera para estar en Alemania’2006. En el partido de ida, Guinea ganó (1-0). La victoria fue festejada con todo el fasto posible y sus protagonistas investidos con los atributos de héroes nacionales.


Los mejores han sido reclutados por orden de Obiang en el Estado español y disfrutaron de una concentración en Granada previa al trascendental partido. Salvo Rodolfo Bodipo, que lleva anotados con el Racing 5 goles y se está convirtiendo en una de las grandes revelaciones de la Liga, el resto de los once seleccionados por Óscar Engonga, hermano del ex jugador del Valencia, Celta y Mallorca, entre otros equipos, son futbolistas modestos. Conscientes o no de su condición de “mercenarios”, este grupo de jugadores ha asumido con orgullo el papel que el azar les ha deparado.


El día de los héroes


A fin de cuentas supone el regreso a sus raíces. La posibilidad de contactar con familiares lejanos. La sensación de idolatría y el orgullo de poder hacer feliz a un pueblo que ha encontrado en el fútbol una súbita vía de identificación y escape. «Fuimos recibidos en Bata por una multitud enloquecida», relata Bodipo, la estrella indiscutible, sobre la experiencia vivida cuando acudieron a disputar el partido de ida contra Togo. Organizaron un desfile en su honor, y aunque en el hotel tuvieron que ducharse con botas de agua, «nos trataron como a reyes». No faltaron mujeres y todas las atenciones imaginables en Guinea. Seis horas antes del encuentro, el estadio La Paz, con un «césped de segunda regional», estaba lleno hasta la bandera. Bodipo cedió a Barila, jugador del Benidorm, el privilegio de tirar el penalti. Apenas quedaba tiempo, marcó, venció Guinea y la pasión se desbordó.


El próximo domingo les aguarda el partido de vuelta en Togo, un equipo con más solera, y nada será igual, sino todo lo contrario. Pero la aventura en sí, la ilusión de un pueblo detrás, «lo puede todo», dice Bodipo.



Fuente: DEIA 12.11.03

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