Recibir de un tirano como Obiang Nguema Mbasogo una medalla, debería llenar de vergüenza a los convidados a la merienda de negros que se desarrolla en el Golfo de Guinea.

El único mérito de que pueden hacer gala Ana Palacio y Gil Casares es de haber propiciado en Guinea la persecución más atroz habida en este país africano desde la llegada al poder del ngueneral Obiang. Esta medalla de ”mérito a la independencia” quedará como el acto más indecoroso que político español haya protagonizado en los últimos 50 años.

Dicen los emeritados por el tirano que han ido al Golfo a apoyar las reformas puestas en marcha por Obiang. ¿De qué reformas nos están hablando?. A nadie le consta que existan tales reformas y nadie espera nada parecido de Obiang.

En Evinayong se encuentra recluido Felipe Ondo, aislado del resto de los presos políticos al que está prohibido visitar. Suponemos que Ana Palacio se acercó a la cárcel para fortalecer espiritualmente al prisionero, lo menos que podía haber hecho en este infeliz viaje que todos guardaremos en el recuerdo como un hecho más en nuestra memoria negra a punto de colmatar.

No sabemos si Obiang en la cena sacó de su frigorífico el corazón de un enemigo para ofrecerlo a sus distinguidos huéspedes, pero no sería nada extraño. Obiang es capaz de todo para agasajar a amigos poderosos que le ayuden a continuar con el oprobio que se desarrolla en Guinea. Las crónicas nada dicen al respecto y nunca sabremos qué comieron en la cena.

Llevar colgada la medalla concedida por Obiang es llevar colgado el peso de las miles de víctimas de Obiang desde 1973. Espero que los emeritados sientan el peso de nuestros muertos, ya que no han sentido vergüenza al abrazar al verdugo que segó sus vidas.

Que esta infamia quede como un horrible recuerdo imborrable, hasta el día que les toque viajar al país de los muertos.

Celestino Okenve Ndo
Profesor Universidad Politécnica de Madrid

Fuente: Celestino Okenve

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