La caja de los truenos se ha abierto una vez mas en Akoakam-Esengui, hace unos años Santiago Eneme Owono (Alandi), fue la “oveja blanca” del final de los noventa, el turno le ha tocado a Agustín Ndong Ona. Sin duda el ultimo refrán que circula por Bata y Malabo es que a quine no le guste algo que vaya a morirse al mar, en clara alusión de a lo que los aun fieles al régimen ha dicho sobre el “afer Ndong Ona”.
Ndong Ona el que fuera el presidente in pectori de Bata, hoy se encuentra en Malabo en una habitación del hospital “Loeri Comba”, sin estar en compañía de sus múltiples y jovencísimas esposas, ni de sus mas allegados, maldiciendo su suerte entre los mosquitos y cucarachas, en honor a “Por una Guinea Mejor”.
Cuando a lo largo de esos días, he oído los comentarios de la Guinea profunda sobre las crisis dentro de seno de Akoakam, con Ndon Ona de victima de primera mano me ha traído un pellizco de sensaciones de difícil clasificación. Ese hombre que obtuvo la confianza de su primo Dictador por su dureza ilimitada en los interrogatorios a los no alineados del sistema, cuando fue director general de seguridad presidencial, y acusar a Antonio Mba Nguema (hermano de Obiang), no reprimir con dureza las voces insurrectas en Bata y Mongomo; razón por la que recibió la confianza del dictador para luego ser destinado a Bata como inspector General de las fuerzas Armadas, haciendo, pues que Mba Nguema se quede en Malabo.
El poder de Ndon Ona ha ido creciendo como el dictador ha ido maquinando golpes de Estados para quitar del medio a la oposición, el hombre que se encargaba de “abortar las intentonas siempre en la ausencia de Obiang”, el único hombre que firmaba por orden en las ausencias del dictador. Se había rodeado de un equipo de militares de su confianza, en cumplimiento absoluto de las órdenes de dictador.
Si bien es verdad que, no puede haber dos gallos muy gallos en el gallinero, y menos tres. La subida de Ndong Ona como la espuma significaba que el hijisimo Nguema Obiang se veía amenazado su hegemonía, lo cual significaba que Ndong Ona podría ser el sucesor del dictador dentro del clan, lo que ponía a Nguema Obiang en segundo plano.
Y como las desgracias nunca vienen solas, Ndong Ona siempre se ha enfrentado a sobrino “patrón” hijo del dictador en un acto de estrategia dirigida por el mismo Obiang para que los dos se controlen mutuamente.
Basta hoy salir por las calles de Bata o Malabo, observar el cuidadoso o premeditado empleo de algunas palabras, y comprobar que hay apellidos que impelen a reflexionar sobre tiempos de silencio, tiempos tan de hoy como de ayer, tan vivos como muertos, llenos de muertos, torturados, y de vivos.



Fuente: Invetigacion

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