H O J A nº 5 / 2004

EL GOBIERNO ESPAÑOL SITUA DOS BARCOS Y QUINIENTOS HOMBRES FRENTE A LAS COSTAS AFRICANAS EN APOYO DE LA DICTADURA DE OBIANG. Durante las últimas cuarenta y ocho horas los ministerios españoles de Asuntos Exteriores y Defensa han reiterado declaraciones y desmentidos, insinuaciones y notas oficiales negándose el uno al otro en una nueva versión del sainete al que tan aficionados son en los últimos tiempos.
La verdad es que, con urgencia y en secreto, las autoridades españolas han movilizado dos barcos de guerra (un transporte de tropas y una fragata) cuyo destino era Guinea Ecuatorial. Los barcos y sus tripulaciones se desplazaban ”a petición de parte” (a petición del gobierno guineano) para hacer frente, entendemos que para disuadir, a una amenaza militar. La fuerza española no ha renunciado a su misión, con base en Canarias y frente a las costas africanas pueden cumplir sus funciones de vigilancia sobre el golfo de Guinea.
¿Qué amenaza se cierne sobre la dictadura guineana? En el interior del país la situación es de tranquilidad. Una tranquilidad relativa que sólo se interrumpe con las medidas que dicta el propio gobierno: detenciones y torturas de miembros de la oposición, o posibles rivales del hijo mayor del dictador; expulsiones masivas de miembros del ejército por supuesta oposición política; medidas de hostigamiento a la gira que por la región de Río Muni lleva a cabo Plácido Micó y otros dirigentes de la CPDS...La dictadura guineana no ha mostrado dudas en utilizar cualquier método, aún los más execrables, para contener la oposición o incluso la simple disidencia y ni un sólo dato indica que en este momento no controle lo que sucede dentro de Guinea.
La amenaza es externa. Obiang y los suyos creen en la existencia de una fuerza mercenaria que podría invadir el país en las próximas semanas.
La intervención española parece dar por buena esa creencia y en nuestra opinión responde, además, a uno de estos motivos: Uno, las autoridades de nuestro país valoran la capacidad militar de los mercenarios muy por encima de las capacidades del ejército guineano y desplazan fuerzas a Guinea para que no se produzcan alteraciones de la ”pax petrolera” en la que se explotan actualmente los importantes recursos que aquel país posee. Dos, las autoridades españolas exageran la importancia de la amenaza militar porque creen ver en ella el mecanismo decisivo, no encontrado en los últimos años, para hacerle a Obiang el favor definitivo tras el cual, el dictador consentirá, de una vez por todas, la presencia de empresarios de nuestro país en los negocios millonarios que allí se producen.
No vamos a intentar ahora grandes análisis sobre estas dos alternativas. Queremos decir, sin embargo, que este desplazamiento de tropas parece el cierre adecuado a una política para Guinea que sólo puede calificarse de desastrosa. Dominada por la improvisación, mal concebida y peor ejecutada, se ha basado en la supeditación permanente a los intereses de Obiang y soporta mal los delirios de gran potencia que padecen algunos de los mas altos dirigentes españoles. Una política ”neo-imperial” titubeante que, tras de Perejil, acaba apoyando, de manera vergonzosa, a un régimen tan impresentable como la dictadura de Teodoro Obiang. Ahora ya no caben dudas, en la elección entre petróleo y derechos humanos, la administración española opta por el petróleo.
Esperaremos acontecimientos, pero queremos anticipar que si se hace evidente la necesidad del paraguas militar español para que sobreviva la dictadura guineana, nuestra organización reclamará a la administración española, cualquiera que esta sea, la inmediata convocatoria de unas elecciones libres en aquel país. Unas elecciones que pongan fin a décadas de sufrimiento por parte del pueblo guineano.

ASOCIACIÓN PARA LA SOLIDARIDAD DEMOCRÁTICA CON GUINEA ECUATORIAL (ASODEGUE)
30 de enero de 2004


Fuente: ASODEGUE

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