Resolución presentada por el partido Unión Popular de Guinea Ecuatorial y aprobada en la reunión de líderes de la IDC, (Internacional Demócrata de Centro) celebrada en Madrid los días 12 y 13 de febrero del 2004.


LA AMENAZA MUNDIAL DEL TERRORISMO Y EL TERRORISMO DE ESTADO DE LOS PAÍSES AFRICANOS.
UNIÓN POPULAR DE GUINEA ECUATORIAL (UP).

La lucha contra el terrorismo es una tarea universal que implica al conjunto de la humanidad y en consecuencia, la cooperación internacional y la unificación de criterios en la concepción del acto terrorista como tal, para combatirlo con la misma determinación y eficacia allá donde se manifieste y en la manera que se manifieste, han de ser la base para un futuro Tratado Internacional por la libertad y contra el terrorismo auspiciado por las Naciones Unidas.

En la actualidad, para el mundo occidental desarrollado, el terrorismo es una agresión constante contra la democracia, un ferviente enemigo de la paz y la convivencia, una amenaza permanente para la seguridad y la estabilidad de las naciones así como una denigrante adulteración de los conceptos de libertad, de pluralidad y de respeto de la diversidad ideológica y el pluralismo político. En algunos estados musulmanes y otros lugares como ciertas regiones y zonas de América Latina, el terrorismo adquiere otras dimensiones, otros matices e incluso otros condicionantes. A pesar de ello, está claro que sean cuales fueran sus motivaciones, todas las formas de terrorismo están orientadas a cercenar las libertades individuales y colectivas así como la convivencia nacional e internacional. El terrorismo constituye hoy una amenaza contra la paz y la seguridad internacionales y uno de los mayores enemigos de la civilización actual.

En los países africanos, bajo el yugo de regímenes dictatoriales y autocráticos el concepto de terrorismo adquiere otras connotaciones. Con la facultad de hacer del uso de la fuerza, la represión y la intimidación los instrumentos fundamentales del ejercicio de su poder, los gobernantes africanos utilizan los recursos del estado para reprimir a sus ciudadanos y manipulan las leyes estableciendo un sistema judicial inepto pero útil que les garantiza la impunidad a ellos y a sus colaboradores y les permite presentarse internacionalmente como un Estado de Derecho, mientras ellos imponen el Derecho de Estado según el cual, todo aquél que se manifieste en contra del poder establecido pierde sus derechos como ciudadano y el único detentor de derechos y con capacidad de decidir sobre la hacienda, el patrimonio y la vida de las personas es el Estado y éste está identificado y personificado en el Jefe del Estado.

Las fuerzas de la seguridad y la defensa nacional así como los cuerpos paramilitares son utilizados para la represión y la eliminación física del adversario político, para el saqueo, la violación, la tortura y el asesinato de cualquier persona sospechosa o culpable de discrepar con la política oficial y eliminar cualquier conato de discrepancia, alternativa o cambio a su política. Por definición, cualquier acto violento, consciente y premeditado perpetrado contra grupos o individuos indefensos, por motivos políticos, es un acto terrorista. Esto es así, tanto si el autor del acto terrorista es una persona física, un grupo minoritario o una institución. El acto terrorista perpetrado por el gobierno de una nación, desde el poder político de un estado soberano, pervirtiendo el ideal democrático y con la única ambición de perpetuarse y legitimarse en el poder y el supuesto de garantizar la paz, la seguridad y la estabilidad es mucho más repulsivo. Es el Terrorismo de Estado que cercena las bases mínimas para un estado democrático creando el estado terrorista y declarándose enemigos de sus propios conciudadanos.

El terrorismo de estado es, por tanto, una de las más viles variantes del terrorismoo, esta práctica nefasta de terror que azota a la humanidad en el siglo XXI. Si en los regímenes democráticos, el ciudadano indefenso cuenta con la protección de las leyes y la salvaguarda de las autoridades para protegerse y defenderse de las prácticas terroristas, en los estados terroristas africanos no existe esta posibilidad. La inmunidad de los terroristas está garantizada y la indefensión del ciudadano mucho más acusada. Es el propio estado, los propios gobernantes y las propias leyes las que reprimen, persiguen y condenan al ciudadano indefenso.

Desde los atentados terroristas del 11 de septiembre del 2001, que conmocionaron al mundo entero, sobre todo a los Estados Unidos y Europa con el consiguiente revuelo internacional, los gobernantes de los estados africanos decidieron aprovechar la circunstancia para introducir su propia concepción de terrorismo, una redefinición que les permite liberarse de sus adversarios políticos y además garantizarse el apoyo de la Comunidad Internacional a sus estrategias y maniobras antidemocráticas. Como consecuencia de ello, en África, todo intento de oposición a los actuales regímenes dictatoriales son presentados como actos terroristas. De esta manera, cuando hace dos años el régimen de Guinea Ecuatorial persigue, detiene y condena injustamente mediante juicios sumarísimos carentes de cualquier tipo de garantía a sus opositores políticos, todo quedó justificado porque se les calificó como terroristas que querían atentar contra la paz, la seguridad y la estabilidad de su régimen y la Comunidad Internacional aceptó sin enmiendas las explicaciones oficiales.

Ante esta situación, el partido Unión Popular (UP), como miembro de la Internacional Demócrata de Centro (IDC), respalda la propuesta sobre la necesidad de mejorar las políticas de defensa en la lucha contra el terrorismo y erradicar la proliferación de las armas de destrucción masiva, incrementando la cooperación internacional. Pero y sobre todo, Unión Popular pide que a la hora de combatirlos, todos los terroristas sean tratados de la misma manera. Teniendo en cuenta la mayor incidencia de sus acciones ante una población totalmente indefensa y desesperada, la frecuencia y continuidad de estas acciones que por lo general más del 90 por ciento no trascienden a la opinión internacional y el número de víctimas que son la mayor parte de la población, el TERRORISMO DE ESTADO practicado por todos aquellos gobernantes de regímenes dictatoriales que han decidido convertir a sus gobiernos en regímenes o ESTADOS TERRORISTAS, debería ser considerado objetivo prioritario en la lucha contra el terrorismo mundial. Estos estados, además de instituirse en enemigos y verdugos de sus propios ciudadanos, constituyen el mayor aliado, el máximo apoyo y el más grande respaldo con el que cuentan los grupos terroristas internacionales. El TERRORISMO DE ESTADO debe ser combatido a fin de que EL ESTADO DE DERECHO PREVALEZCA SOBRE EL DERECO DE ESTADO.



Fuente: Unión Popular (UP).

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