Desde la desolación por la macabra matanza de que hemos sido víctimas hoy los ciudadanos de Madrid, le escribo, con el corazón en la mano, ante los graves acontecimientos que se vienen sucediendo en Guinea Ecuatorial desde enero de 2002.

Ud. conoce perfectamente mi actitud ecuánime y mi profundo amor por la paz y por la libertad de los pueblos de Guinea Ecuatorial. Convencido además de que sabrá entender esta preocupación por la paz y la libertad que muchos guineanos y amigos compartimos, me permito reclamar su atención, al objeto de que reflexione sobre la gravedad de la situación en Guinea Ecuatorial.

Hace más de un año le hicimos una petición para que ejerciera su función de Primer Magistrado de la Nación y reclamara al poder judicial que abriera una investigación judicial que permitiera depurar las responsabilidades de varios torturadores sometidos bajo su autoridad.
En el mismo sentido, han sido varios los dirigentes de países amigos que le han solicitado que instruyera al poder judicial para que procediera al recurso de los juicios habidos contra ciudadanos guineanos, juicios que se desarrollaron carentes de garantías procesales. Se esperaba que de esos recursos se procediera a la recalificación de los condenados injustamente y quedaran puestos en libertad inmediata.

Con gran preocupación observamos que Usted no solo no ha reaccionado positivamente a estas peticiones, sino que ha seguido llevando el País a un callejón sin salida.

Nosotros los guineanos no podemos permitir que nuestra gente siga siendo víctima de la violencia provocada por usted y por sus subalternos. Si los guineanos son responsables de delitos, esto debe ser delimitado claramente por un poder judicial independiente que aplique la Ley utilizando los procedimientos de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, con todas las garantias del juicio debido.

No entro aquí en la situación de fondo del clima de inseguridad. Solo deseo hacerle conocer que no podemos permitir por más tiempo que los que han asumido las funciones del Estado, entre los que Usted es el máximo exponente, no cumplan la misión de garantizar la seguridad física y jurídica de los ciudadanos, o lo que es peor, colaboren en calidad de autores y cómplices, al aumento de esa inseguridad. Nuestro pueblo tiene derecho a vivir en paz y a circular libremente dentro de su País. Y también tiene derecho a elegir en Libertad a sus dirigentes.

En este momento, visto el deterioro de la situación en Guinea Ecuatorial, es evidente que usted no puede garantizar la Paz en Guinea ni la libertad de sus habitantes.

Ante esta situación, le escribo esta carta abierta, para que haga caso a su razón y tome inmediatamente las medidas pertinentes que lleven la libertad y la paz a los guineoecuatorianos.

Debido al gravísimo conflicto claro que existe entre Usted y los Pueblos de Guinea Ecuatorial, es necesario que usted abandone el poder de forma organizada e inmediata de acuerdo al orden legal vigente. Y al hacerlo, debe dirigirse de forma solemne a la población para que la inquietud deje de reinar entre los ciudadanos.

Su abandono del poder debe dar lugar a un período de transición a la democracia liderado por un Gobierno de Concentración. Existe ya un acuerdo para un período temporal para la transición a la democracia, al final del cual podremos tener un sistema democrático y un Estado de Derecho.

Los guineanos sabremos perdonar si usted y su familia adoptan esta decisión valiente de abandonar pacíficamente el poder. Y usted debería comprender que cualquier cosa que haga para prolongar su poder, sólo puede significar un empeoramiento de la situación interna, que puede ser utilizado por algún país deseoso de aprovecharse de nuestras riquezas naturales. No puede prolongarse por más tiempo la grave inestabilidad que reina en el País.

Esperando que adopte esta decisión valiente en favor del Pueblo Guineoecuatoriano, le envío por adelantado mis felicitaciones más efusivas.

Madrid 11 de Marzo de 2004

Nvo e´Zang Okenve



Fuente: Celestino Okenve

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