Históricamente, desde el año 1968 el rasgo típico de la organización del Estado guineo-ecuatoriano ha estado caracterizado por un modelo centralizado, vertical, de comando y control, de “capitalismo de Estado” que se heredó del modelo de la dictadura colonial española que, una vez sellado su alianza con los mal-nacidos de nuestras sociedades tradicionales, se pasó a la literal destrucción de nuestras formas de control y de elección de gobernantes, que consistía en que un dirigente o un candidato para ello tenía que formarse en la AUSTERIDAD, en la ELIMINACIÓN DE DESEOS DE ACUMULACIÓN DE RIQUEZAS PARA SÍ MISMO en la GENEROSIDAD Y COMPROMISO POR LA DEFENSA DEL BIEN COMÚN ANTES QUE EL BIEN INDIVIDUAL-EGOÍSTICO.

De ahí pasamos al presente Estado corporativo que busca la intermediación en la política de ciertos individuos que se aferran al poder y se constituyen fanáticamente en sus actores principales.
Y esta situación se percibe claramente no sólo en los mandos de turno del aparato estatal de Guinea Ecuatorial, sino también en los grupos de la oposición política tanto en el interior como en el exterior del país, por la continua ambición de liderazgo no consensuado de muchos individuos que terminan echando por la borda los intentos de unión de fuerzas; cuando el poder real de la sociedad BANTÚ residía en el mismo pueblo, en su capacidad para quitar y poner a sus dirigentes (administradores públicos), y este no ha sido (ni es) la manera de organizarse de la sociedad guineo-ecuatoriana desde la colonización hasta esta parte.

Por eso, el Nuevo Estado, que todos/as tenemos la TAREA de CONSTRUIR, DEBE partir de una estructura descentralizada, es decir, de carácter ciudadano, descentralizado, participativo y transversal.

El Estado centralizado que venimos arrastrando concentra los recursos en el eje central –dígase Teodoro Obiang y su grupo de “amigos” (MAO, entre otros), dígase quien venga después de Obiang y su grupo “amigos”- (ahora contamos con un gobierno en el exilio sin ningún veredicto de las urnas bajo la participación al menos de todos los nativos de Guinea Ecuatorial que residen por ejemplo en el Reino de España).

El Nuevo Estado DEBE redistribuir el poder político, a través de la descentralización municipal, y el poder económico, a través de la coparticipación.

Actualmente los Municipios, apenas tienen competencia alguna para ejecutar ningún tipo de decisión autónoma ni inversión pública, tampoco pueden promover planes de desarrollo local que promuevan el bienestar de sus habitantes.

Guinea Ecuatorial se caracteriza por el “capitalismo de Estado” o, mejor dicho, “capitalismo de la clase gobernante, de sus familiares y –“amigos”- ; por ejemplo, quienes están al frente de las “empresas” levantadas por el dinero sustraído ilegalmente de la caja pública son todos hijos/as, sobrinos/as, hermanos/as “amigos” del jefe del Estado o de sus ministros y demás altos cargos públicos del país. Muchos de ellos/as, como el lamentable ejemplo de algunos familiares muy directos del presidente de la nación, carecen de formación intelectual y humana para ostentar los diversos cargos decisorios a ellos asignados como, por ejemplo ser ministro bosques, ministro de economía, etc. A este paso, no podemos hablar ni llegar jamás a una “Guinea mejor”, ni alardear de “éxitos” como nos tienen acostumbrados muchos funcionarios cínicos del presente aparato estatal.

El nuevo Estado que DEBEN construir y defender todos/as guineanos/as bien nacidos ha de cimentarse en una economía de mercado que busque la democracia económica y que ésta llegue a todos los ciudadanos/as. En la actualidad sólo el 3% de los hijos/as de Guinea Ecuatorial gozan de los “éxitos” de las “vacas gordas” del expolio petrolífero, es decir, de cada 100 hijos/as de Guinea E. sólo 3 de ellos/as viven en casas de material permanente con agua corriente y luz eléctrica regular, seguro médico y medicamentos adecuados para curarse, comida segura (es decir salir saciado de la mesa tres veces al día del primero del mes hasta el treinta).

El actual Estado es autoritario y sistémicamente corrupto, debido a la persistencia del monopolio en la toma de las decisiones, la discrecionalidad y la falta de rendición de cuentas (por ejemplo el dinero proveniente de la venta del petróleo es “secreto de Estado” – en palabras de Teodoro Obiang Nguema, el presidente de la nación-).

Estamos ante un Estado pretoriano, tal como lo define Huntington, donde la confrontación y la polarización son las características principales. Cada uno de los “sectores corporativos” presiona sobre el Estado y se confronta representando “intereses de grupo” (intereses individuales donde el “sálvese quien pueda” brilla por su presencia) y no necesariamente al interés común de la sociedad.

Tenemos montado un Estado corporativo en el que se ejerce el gobierno a través del control social de arriba hacia abajo y se gobierna vigilando y controlando a la población, donde la policía pega y tortura antes que proteger el derecho a la integridad física de los ciudadanos.
El resultado es un ESTADO GENDARME, porque para convencer y gobernar aplica la fuerza sobre la ciudadanía y ejerce el monopolio de la violencia. Los individuos sueltos y desorganizados “asedian” al Estado y no escatiman recursos (traiciones, envenenamientos, hechicería, chivatismo,…) para sacar ”tajada” en beneficio de su “presión”.
No estamos hablando de ningún grupo específico, pueden ser opositores políticos, intelectuales, estudiantes, militares, hombres y mujeres de negocios que se organizan en torno a demandas específicas pero no representan a toda la sociedad y menos a los ciudadanos de a píe, los hombres y mujeres del campo quedan al margen de los “beneficios” que estos “grupos” obtienen.


El nuevo Estado que la oposición política DEBE aprender a diseñar sin exclusiones, DEBE ser más participativo, institucionalizado y dialogante. DEBE formar identidades locales a través de su relación con el territorio y de identificar al ciudadano con su nación.



Por eso DEBEMOS iniciar, desde ya, el proceso de descentralización mediante la Ley de Participación Popular (tanto en el interior como en el exterior del país) con los medios que están ahora a nuesto alcance –páginas web, por ejemplo-, si no será tarde entrenarse al diálogo y escucha cuando alcancemos la presidencia de la República.

Si Guinea Ecuatorial quiere llegar a ser un país con cimientos sólidos nuestros políticos DEBEN recibir una Formación y Educación de permeabilidad mental. Las mentes cuadradas al frente de cualquier pueblo sólo pueden conseguir hundirlo.

Como pensador guineano, quiero seguir aportando mi grano de arena aquí demostrando que LA VERDADERA DEMOCRACIA SE CONSTRUYE DESDE LA BASE, DESDE LA CONCIENCIACIÓN A PARTIR DE NIVELES BÁSICOS CONSTITUYENTES DE CUALQUIER SOCIEDAD (Familia, Escuela, pueblos, ciudades, municipios). Por eso señalamos que el Nuevo Estado que DEBEMOS levantar DEBE partir de la transferencia de competencias y recursos a los Gobiernos Municipales y el reconocimiento de las organizaciones sociales para participar en la gestión municipal.

La premisa ha de ser la siguiente: “DEBEMOS PENSAR NACIONALMENTE Y ACTUAR LOCALMENTE” hasta llegar a un Estado gobernado desde redes donde los Municipios se constituyen en pequeñas formas de Estado.
El Estado guineo-ecuatoriano DEBE desconcentrarse y asentarse en el área territorial de cada Municipio.
En este nuevo esquema, obviamente, la gobernabilidad cambia. El control social se convierte en el control del ciudadano sobre el Estado.

Se cambia la relación Estado - individuo. Lamentablemente, heredamos la forma de las Constituciones Europeas que estaban diseñadas para defender al Estado de los individuos. Mientras que ellos (los europeos –españoles-.) han superado y corregido este modelo estatal esclavizador nosotros (africanos –guineoecuatorianos-) preferimos seguir adelante, incapaces de hacer una SÍNTESIS ESTATAL que abarque tantos los logros de nuestra Cultura Bantú como los de la Cultura Occidental que nos fue impuesta.

Esa es la transición y la concienciación que DEBEMOS realizar si queremos un Estado que privilegie al ciudadano, que busque su bienestar a partir de la territorialidad de su Municipio.
La relación entre Estado y sociedad se vuelve horizontal y participativa. El Estado se convierte en facilitador, en un buen “padre de familia” que procura una excelente relación entre sus partes. El equilibrio en esta relación se logra sólo a través de rendiciones de cuentas y balances periódicos, de tal manera que nadie tenga preeminencia sobre otros grupos.




Ésta es la NUEVA GOBERNABILIDAD CONSENSUADA donde ha de haber equilibrio entre cada uno de los grupos y nuestro Estado deja de ser más el gendarme para pasar a ser un Estado facilitador de esa relación horizontal entre los ciudadanos.
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Entonces, nace como una respuesta a la problemática de la urbanización el PODER VECINAL democrático.
El Poder Vecinal democrático es la apropiación de los ciudadanos de su propio destino en cuanto ellos toman las decisiones, deciden a quién votar, definen cuánto gastar, dónde gastar, cuáles son sus prioridades, si quieren un alcantarillado, agua corriente en las casas, transporte público, etc.

Que no sean los gobernantes (presidentes de consejos de poblados, alcaldes, altos funcionarios ministeriales, representantes de la oposición política, etc.) los que tomen decisiones sobre los temas de interés común y público, sino que DEBEN ser los vecinos los actúen y sientan las decisiones tomadas como su obra.


Fuente: INTELIGENCIA

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