Estamos asistiendo estos días a un incomprensible ataque de histeria colectiva que parece afectar a buena parte de los que escriben en estas páginas de Internet, tanto los que se declaran opositores como los anti-opositores, éste último grupo engloba tanto a los pro-régimen como a los ilustrados petulantes cuya única aportación al mal denominado proceso de democratización de nuestro país se reduce única y casi exclusivamente a la crítica indiscriminada de todo y de todos.

En Guinea Ecuatorial ha habido una convocatoria electoral. Todos, o al menos la mayoría de los que estamos implicados en este proceso, los que hemos venido siguiendo y analizando su evolución desde el principio, desde las primeras elecciones celebradas en el año 1993 hasta las penúltimas del 2002, los que hemos venido viviendo y sufriendo de manera directa las consecuencias de las convocatorias electorales precedentes y de todo el cúmulo de anomalías, despropósitos y arbitrariedades que las suele acompañar a partir de los mismos momentos previos a la convocatoria hasta los posteriores a los comicios y sus consecuencias en la sociedad, lo teníamos claro. En esta ocasión, como en la vez anterior, todos sabíamos la intrascendencia de los resultados, la inutilidad de los comicios y los perversos propósitos del régimen al convocar estas elecciones. Todos o la mayoría éramos conscientes de que ni estas elecciones ni ningunas otras de las convocadas por el actual régimen en las presentes condiciones coyunturales del país podrían significar un avance positivo en el llamado proceso de democratización ecuatoguineano.

Sorprendió primero la expectación con la que algunos esperaban los resultados de los comicios, como si algo hubiera cambiado con respecto a las convocatorias anteriores y existiera la posibilidad de una sorpresa. Pues, como todos habrán podido verificar, nada ha cambiado. Sin embargo, lo que resulta extraordinariamente preocupante es el obsesivo afán de algunos por buscar responsabilidades concéntricas fuera de la figura compuesta por el régimen, sus colaboradores y sus cómplices.

La convocatoria electoral, por si a alguien le falla la memoria fue realizada por el régimen ecuatoguineano. El mismo régimen que ha venido realizando las anteriores convocatorias, el mismo régimen que previas a ellas, durante ellas y posteriores a ellas ha venido cometiendo todo tipo de abusos contra los derechos y las libertades de sus conciudadanos: deteniendo arbitrariamente, secuestrando, torturando, violando las leyes y asesinando impunemente a ciudadanos indefensos e inocentes. Ése régimen es el responsable único y absoluto de todo lo que ha acontecido hasta ahora, de lo que está aconteciendo en la actualidad y de lo que acontecerá próximamente en la República de Guinea Ecuatorial. Carece de sentido la incoherente actitud adoptada por algunos de, por una parte, pedir la unidad de la oposición interna y externa para coordinar acciones, concertar iniciativas y diseñar estrategias conjuntas contra el teórico adversario común y por otra, responsabilizar a otros grupos víctimas de la barbarie y la sinrazón que gobierna nuestro país de la actual situación del mismo.

Cuando el régimen convocó las elecciones, algunos con nuestros argumentos y motivaciones nos posicionamos en contra de la participación y otros, con otros argumentos y sus respectivas motivaciones decidieron participar. Una de las diferencias fundamentales y que debería tenerse en cuenta es que aquellos que decidieron participar son básicamente los que se encuentran en el interior y los que argumentaron en contra somos mayoritariamente los que estamos fuera y miramos la situación con cierta objetividad y podemos analizarla desde la distancia basándonos en las más que nefastas experiencias anteriores. Desde el interior, por el contrario, independientemente de éste análisis, están sujetos a ciertos condicionantes y tienen que cumplimentar otro tipo de requisitos para no facilitarle al régimen la ilegalización de sus formaciones políticas o la adopción de otro tipo de medidas represivas contra sus personas o sus propiedades. No creo que sea ni justa ni conveniente esta obcecación por buscar responsabilidades de la situación del país en personas y grupos que, independientemente de todo lo demás y al margen de posicionamientos ideológicos, deberíamos reconocer su valentía, pues; sufren más directamente la presión del régimen, son más víctimas, son más vulnerables y su posición en el interior del país es mucho más arriesgada que la nuestra.

Si de verdad tenemos interés en el actual proceso que se desarrolla en nuestro país y queremos que éste pueda alcanzar los anhelados horizontes de libertad y progreso; busquemos soluciones, analizando la situación y diseñando posibles estrategias que nos puedan conducir a la solución del problema. Pero creo que esa solución no está en la crítica ni en la descalificación de los demás y mucho menos en la búsqueda de responsabilidades allá donde todos sabemos que sólo hay víctimas, otras víctimas de la situación que la sufren tanto o más que nosotros.

NSUE ESONO MIBUY.



Fuente: NSUE ESONO MIBUY

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