El partido reformista de guinea Ecuatorial es una formación política de nueva creación. Constituye el resultado de una reflexión realista en torno a la situación actual de Guinea Ecuatorial, pero representa la voluntad firme de un compromiso de futuro que pretende construir un proyecto ECONOMICO liberal, basado en una visión SOLIDARIA de la sociedad, y en un movimiento de reforma institucional capaz de garantizar la participación democrática y la estabilidad política.

Entendemos que el pueblo guineano, en la actualidad, padece un clima de profunda inseguridad y falta de iniciativa; ello testimonia la expresión de un sentimiento general de debilidad e impotencia frente al poder, el cual (poder) explota dicho sentimiento como una oportunidad para someter a este pueblo y consolidar un sistema clientelar. Se trata de una táctica política que basa la consolidación de su sistema en el empobrecimiento de la sociedad para garantizarse apoyos populares, a cambio de un reparto interesado de los recursos públicos que expolia a esta misma sociedad.

Destruye el sector privado y debilita gravemente la conciencia de sociedad civil, limitando la capacidad de intervención del pueblo, al que hace víctima de un paternalismo muy mal entendido; lo que unido a la predicación del valor familiar del poder, termina orientando a nuestro pueblo a la promoción de virtudes exclusivamente pasivas:
. Miedo a la autoridad (una conducta excesivamente prudente)
. No disponerse a reivindicaciones colectivas (apatía a la participación política)
. Ausencia de una cultura de consenso (miedo a sostener el desacuerdo)
. Recurrir fácilmente al chivatazo (criterio individualista de promoción personal)
. Etc, etc

La razón fundamental que ha hecho llegar hasta esta situación reside en el hecho de que la clase dirigente entiende el poder como “un acto exclusivamente de comercio”. Aquí desaparece el concepto de representación y el Jefe de Estado funciona directamente como Administrador único. Desaparece asimismo el concepto de censura o control político, y con éste la soberanía, por cuanto que la legitimidad pública se subsume en el Jefe de Estado, quien actúa en condición de fundador (dueño) del Estado mismo.

En un sistema de semejante diseño no existe opción a los cambios democráticos y los Partidos Políticos sólo tienen sentido si actúan convencidos de su inferioridad, pudiendo cumplir tan solo un papel meramente denunciatorio, ya que se encuentran atrapados por un sistema normativo otorgado por el propio Presidente/Administrador Unico para sus fines vitalicios.

En medio de esta situación, se organiza el Partido Reformista, consciente de una sociedad guineana totalmente impotente ante la crueldad de un poder que prohíbe su acceso a las ventajas derivadas de sus propios recursos naturales, que pretende vertebrarse en un proyecto fuerte a disposición de esta misma sociedad, con el fin básico de responder a la barbarie e instrumentar mejor los intereses generales del pueblo en contraposición a un gobierno familiar cada vez aislado y sumido en una gravísima crisis de lealtad por parte de su propio entorno.


La creciente cuota de poder atesorado por el hijo del presidente es prueba elocuente de este carácter familiar del poder; dicha cuota es hoy causa de innumerables tensiones personales e institucionales, fruto de su peculiar personalidad, lo que hoy compromete directamente el poder de su propio padre. El incomprensible apoincondicional de éste último dá buena cuenta de hasta qué punto el margen de poder adquirido por el hijo no puede ya ser objeto de control ni siquiera por parte de su propio padre, sin que ello supusiera el derrumbamiento definitivo del propio sistema.

A dicho estado de desorden interno del poder hay que sumarle el descontento generalizado en el seno del ejército, que desprovisto de suficiente margen operativo, constituye hoy material propicio para desencadenar un movimiento armado de consecuencias imprevisibles.

El estado actual de politización en la cadena de mandos del ejército, envuelto en un clima traicionero, debido a la falta de profesionalidad de los oficiales con capacidad de convocatoria en filas, y la incapacidad casi general de las tropas de organizarse con probabilidad de éxito en sus planes, todo ello abre la posibilidad de la única salida no pacífica posible: “un golpe a la desesperada”.

Las consecuencias de esta situación, en el plano internacional, son el resultado lógico de una situación de deterioro interno que hoy incita las apetencias anexionistas de paises limítrofes y ciertas expotencias con intereses en la zona; circunstancia que viene agravada por el hecho de haber iniciado la explotación del petróleo, fenómeno que se encuentra en el origen de los grandes conflictos del continente y que hoy constituye riesgo inminente de contenciosos fronterizos con paises del entorno con enorme capacidad de ofensiva diplomática y de otra naturaleza, en un mundo cada vez regido por interese superiores a la propia soberanía de los estados.

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Fuente: partidoreformista

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