Por: La Coordinadora Interina de la Resistencia Nacional de Guinea Ecuatorial (RENAGE)

La lucha contra el terrorismo internacional yɔ nacional, se ha convertido para algunos Estados un argumento para justificar su propia violencia, es decir su propio terrorismo contra otros Estados o contra sus propios nacionales.

La violencia, llámese terrorismo, es condenable en todas sus prácticas y modalidades y su uso no puede ser justificado amparándose del argumento de una supuesta aplicación de la “legalidad internacional”. Si de la legalidad internacional se tratara, creemos que ésta debería ser aplicada por igual, es decir sin exclusiones. Los intereses económicos o estratégicos no pueden ser motivo de actuación parcial o selectiva por parte de los Estados que dicen defender al mundo de las amenazas terroristas. Cabe sin embargo deplorar que esa supuesta aplicación de la legalidad internacional depende de si en tal o cual país hay o no intereses que defender cuando esos están amenazados.

Las armas de destrucción masiva son en nuestra opinión no sólo las que se fueron a buscar en Irak y que justificaron la intervención militar de la “comunidad de intereses” en ese país, sino todos aquellos comportamientos que ponen en tela de juicio la legalidad de ciertos gobiernos por su violación sistemática de los Derechos Humanos universalmente reconocidos. Uno de esos gobiernos es la República de Guinea Ecuatorial del dictador Teodoro Obiang Nguema.

En nuestra modesta opinión, de entre las armas de destrucción masiva que utiliza el dictador guineano se puede citar:
1. LA VIOLACION DE LOS DERECHOS HUMAMOS. Todos conocen la existencia de ese peligroso arma y su uso cotidiano contra los guineanos indefensos. Los que dicen combatir las injusticias siguen haciendo oídos sordos a las denuncias de un pueblo que durante 25 años vive sometido bajo el yugo de un régimen de terror. Un régimen que practica el terrorismo de Estado para amedrentar y amordazar a su población ante la pasividad de los defensores de la “legalidad internacional”. Nuestra pregunta es, ¿cuando se pueblo se levante el día de mañana para poner fin a sus sufrimientos, será considerado terrorista? Aunque fuera así, no sólo los poderosos pueden practicar el terrorismo. Los débiles también tienen el derecho a la autodefensa cuando son ignorados, cuando no se les escucha o lo que es peor, cuando son pisoteados.
2. LA POBREZA, MISERIA Y CORRUPCION. También son una de las armas que emplea Obiang contra la población. El saqueo y el despilfarro del patrimonio nacional en beneficio propio y de sus familiares provoca la pobreza, miseria, enfermedad y muerte de una abrumadora mayoría de la población. Según datos de fuentes solventes, sólo el 5% de la población controla toda la riqueza del país. Esta deplorable situación no parece tampoco interesar a los que en grandes foros internacionales se presentan como luchadores contra la pobreza. Pues la corrupción institucionalizada en Guinea Ecuatorial es la causa de la pobreza, miseria de la mayoría de la población y el subdesarrollo que conoce el país a pesar del petróleo, madera, gas, etc. etc. ¿Todo esto no es motivo de una intervención de los países defensores de la “legalidad internacional”?
3. EL ANALFABETISMO E INCULTURA. El régimen de Teodoro Obiang Nguema mantiene al Pueblo en la ignorancia total y absoluta. Un pueblo culto y preparado supone una amenaza para la dictadura. La diáspora guineana cuenta con un potencial intelectual que hubiera dado un impulso positivo en el desarrollo del país pero la inseguridad generalizada que reina en el país retrasa su retorno y reinserción.

La hipocresía y el cinismo de los Estados supuestamente defensores de la paz y la libertad, en una palabra, de los valores y principios democráticos en el mundo son tan evidentes que ya no engañan a nadie. Los Estados fuertes no defienden sino sus propios intereses y les importa un bledo la situación de la población de los países donde mantienen esos intereses. Como botón de muestra, el Gobierno americano acaba de excluir al régimen de Obiang de la lista de los países sancionados por incumplimiento de la “legalidad” internacional entre ellos, Cuba, Corea del Norte y Birmania por razones según un portavoz de la Casa Blanca, de “intereses americanos en Guinea Ecuatorial”.

Curiosamente, el propio Gobierno reconoce que el régimen de Teodoro Obiang Nguema no ha avanzado ni mejorado en materia de libertades democráticas es decir, en la eliminación de su arsenal de “armas de destrucción masiva”, pero por razones puramente de intereses económicos, ha decidido excluirlo de la lista de los países sancionados por los mismos delitos.

Esta política de doble moral es la que sin duda obliga e impone a los pueblos oprimidos por las dictaduras en connivencia con sus aliados externos, a ejercer su derecho a la autodefensa utilizándo los mismos medios y métodos. Como se sabe, el uso de la fuerza para erradicar una situación anómala no es patrimonio de nadie. La experiencia nos demuestra que todos los medios y métodos valen en la lucha por las libertades democráticas y si alguien cree que nos equivocamos, ahí están las guerras de Afganistán, Irak y las que hubo en los balcanes como botón de muestra.

Algunos gobiernos como el de Guinea Ecuatorial para acallar las voces discrepantes con sus políticas de opresión y represión, acusan a los disidentes de terrorismo, de supuestos golpes de Estado o de invasiones mercenarias. Una estrategia para ganar apoyos internacionales cuando el verdadero objetivo de éstos es amedrentar a la población, a sembrar el miedo y el terror. Una maniobra dilatoria para desviar la atención de sus poblaciones de los verdaderos problemas que azotan al país y sobre todo, su incapacidad de resolverlos. Lamentablemente muchos Estados caen en esa trampa consciente o inconscientemente y no se preocupan en absoluto de los problemas de fondo que son o podrían ser el orígen de esas acciones si existiesen.

Como demócratas, condenamos el uso de la fuerza para conseguir fines políticos. Esa condena no excluye a nadie ni a los gobiernos ni a sus detractores. Lo que sí debe quedar claro es que el uso del terrorismo desde el Estado sólo puede generar también una respuesta “terrorista”. En el caso concreto de Guinea Ecuatorial se puede afirmar que el uso de cualquier medio o método para instaurar un Estado de Derecho se hace cada vez más probable e inevitable si la situación actual de injusticias perdura.

Este es un llamamiento a NO coger la espada sino a sentarnos a pensar y a dialogar. El Pueblo nos estará agradecido si seremos capaces de evitarlo más dramas que los vividos hasta la fecha.


Fuente: Coordinadora Interina de RENAGE

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