3 de agsto, aniversario de la esclavitud
Exilio, 10 agosto 2007.-

En Malabo, tres días antes del 3 de agosto, el gobierno guineano, sin base legal alguno, obligó al cierre de establecimientos tanto privados como públicos, incluyendo las embajadas.

La razón era que todos debían preparar la ciudad para la celebración del 3 de agosto, día del golpe a la libertad.
Aquellas embajadas que no hubieran cerrado sus puertas en esos días, serían consideradas hostiles al gobierno de su excelencia Teodoro.

Las embajadas y los establecimientos oficiales tienen la obligación de elaborar y promulgar el calendario anual de fiestas y dias laborales, para que los ciudadanos sepan en qué fechas pueden acudir a realizar sus gestiones. Esa obligación se entiende que existe donde el ciudadano tiene derechos y donde la acción de la administración está orientada a dar la máxima satisfacción a los ciudadanos, base y fundamento del Estado moderno.

A pesar de las mentiras del gobierno guineano, el ciudadano guineano no existe. Y la prueba ha sido este 3 de agosto.

Para Obiang, todos los guineanos son unos esclavos que están obligados a trabajar para limpiar la ciudad de la mierda que suelta su familia. Para Obiang, todos los guineanos son unos esclavos obligados a comprar el cemento de su familia o a viajar en las compañías aéreas de su familia, las únicas que existen, por supuesto.

Tres días antes de la celebración, los funcionarios, hasta el nivel de Director General, al menos los de Malabo, en lugar de ir a trabajar en sus despachos, estuvieron en las calles de la capital, limpiando la suciedad, porque Obiang, el sátrapa feudal, ordenó que así se hiciera...”porque iba a venir la señora de Bongo”.

De nuevo queda en evidencia que el destructor y desorganizador del país es Teodoro Obiang Nguema.

Durante mucho tiempo pudo admitirse que las estupideces y extravagancias del gobierno, algunas de ellas graves como sobrecargar aviones y barcos, podían deberse a ignorancia. Sí, hubo mucha ignorancia de mucho analfabeto selvático transfigurado a ministro o general por la fuerza de las armas.
Pero Guinea tiene muchos titulados dentro y fuera, a los que no se les hace caso. El poder sigue en manos de los brutos y Guinea es el único sitio del mundo donde el conocimiento no es poder. Todo lo contrario, en Guinea, la brutalidad es poder.

Alguien le ha tenido que explicar a Obiang que un trabajador, público o privado, sólo puede trabajar de acuerdo al contrato firmado. En el caso de los funcionarios, la categoría laboral indica cúales son las funciones que debe desarrollar, a falta de un estatuto del trabajador público.

Un funcionario no puede ser obligado a limpiar las calles, como las famosas PRESTACIONES de la de la época colonial, en las que todos los indígenas estaban obligados a prestar su mano de mano de obra para obras de interés, como carreteras y puentes.
La prestaciones eran moneda corriente hace 60 años. Eso significa que los guineanos hemos vuelto al mismo nivel de derechos y lbertades de hace 60 años, es decir, al estado de esclavitud colonial. Peor aún que entonces, porque el colonizador nunca llegó a considerar que Guinea fuera de su propiedad. Obiang, además de considerar y tratar a los guineanos como esclavos, su locura le lleva a considerar que toda Guinea es de propiedad particular y de su familia.

La ausencia de freno a los abusos de Obiang, está llevando a su familia a realizar las mayores aberraciones jamás conocidas. Especialmente notables son los casos de Constancia Mangue y de su madre, cuyas apetencias de posesión no tienen limites. Lo quieren tener todo y en todo y para todo. Ni Duvalier había llegado a los niveles de Obiang, que lo posee todo de Guinea.

Tampoco parece que nadie le ha explicado a Obiang que todo lo que se haga en una ciudad es responsabilidad del ayuntamiento. La limpieza de Malabo es responsabilidad del ayuntamiento de Malabo. El gobierno puede colaborar con un ayuntamiento. Pero esta colaboración debe estar reglada, es decir, debe haber norma con rango de Ley, sobre cooperación entre el gobierno central y los gobiernos locales, donde se delimite el alcance, formas y momentos de esa colaboración. Incluso puede haber una Ley de la Capitalidad, aplicable a Malabo.

Pero Obiang no debe inmiscuirse en el gobierno de la ciudad de Malabo, salvo cumplir la ley y los bandos o promover leyes para una mejor gestion del gobierno local.

¿Cómo puede la capital de un país que produce quinientos mil barriles diarios de petroleo tener que recurrir, con arbitrariedad e ilegalidad, al trabajo forzoso de los funcionarios del gobierno, para adecentarlo un poco?. Hay demasiadas aberraciones en Guinea.

Los problemas que tenía Malabo hace 10 años siguen siendo los mismos a la fecha de hoy o peores, porque Obiang y su familia están desorganizando el pais con sus decisiones ilegales, estúpidas, anacrónicas, irracionales y arbitrarias.

Una máquina funciona porque cada uno de sus elementos está en su sitio y actúa con su autonomía funcional. Para Obiang, cualquier autonomia, aunque sea la funcional, es interpretada como un peligro para su poder. Y como impide la autonomia de los órganos políiticos y agentes económicos, la maquinaria de Guinea no puede funcionar. Y tiene la cara de decir en sus discursos que hay demasiadas ambiciones e inoperancia, que son las que hacen que el país no funcione.

En Guinea habrá muchos coches de lujo que se atasquen en una atormentada y desorganizada ciudad, pero Guinea nunca funcionará hasta que Obiang desaparezca. El desarrolo de Guinea no es cuestion de recursos económicos y humanos, de los que hay en cantidad suficiente. Obiang (y su familia) es el único escollo que impide el desarrollo económico y político del pais.

El freno al desarrollo económico y político es una labor consciente de Obiang y familia. Ellos dicen que es mejor gobernar sobre un país de pobres y por eso hay que mantener la pobreza. Los únicos ricos serán ellos y los que ellos dictaminen porque les son fieles. Hay que evitar a la fuerza la aparicion de una clase media. Y de cuando en cuando hay que rebajar el amor propio de los directivos obligandoles a limpiar las calles y plazas.

Basta por tanto de falsedades.


Fuente: propia

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