Dicen que “la pistola de ‘algún’ mofletudo del gobierno guineano llega siempre antes que la ley”. Sí, efectivamente, las víctimas lo testifican (el reciente asesinato en la barrera del Km 10 Bata), por eso, seguimos dando información con todas las luces de detalle y reflexionando sobre cómo, cuándo, dónde y por qué esta pistola llega y destruye la ley y la vida y su sentido en este país de las antípodas de la cultura, de democracia, de civilización y... También denunciamos la demagogia y el doblez de aquellos esbirros personajes que se benefician de la torpeza de un gobierno ya extraviado, que sólo piensa en ‘la pistola asesina’.
Y por más que algún boludo de éste anárquico gobierno quisiera homologar las mentiras patológicas, injustificaciones mediocres y obtusas reflexiones, seguiremos aportando datos y razones para refutar estas quimeras y tapujos de la verdad, y para seguir instando a la opinión pública, nacional e internacional, que con este gobierno, la democracia nunca encontrará ventana para asomarse en Guinea Ecuatorial.
Lo más curioso es que ‘algunos’, 30 años después, empiezan a creerse decepcionado con el régimen de Malabo. Éstos, no sólo se han tropezado por quinta vez con la misma piedra de Obiang, sino que estarán gastando su legislatura tropezándose en la mismísima piedra de uno de los crueles dictadores del mundo. Pero dicen que “no van a tirar la toalla” y se han equivocado porque Malabo no es las Ventas ni Moratinos es el nuevo “Juli” de la escuela taurina de Madrid, para poderse llevar al menos una oreja. Lo que sí parece muy probable es que cede el tercio de banderillas a sus subalternos en cuando no sea renovada la legislatura de su gobierno, que es más probable que la sociedad democrática española no prolongue por más años de crisis, de demagogia y política exterior remiso a las fosas dictatoriales, aunque para el pueblo guineano NO HAY MAYORES ESPERANZAS. Pero Guinea NO PERDONA, ni tampoco OLVIDARÁ, de aquellos que han encontrado en esa tierra, lugar que mitiga en particular la crisis de la calle Ferraz y la sociedad española en general por una mezcla de sangre y petróleo, un fluido sin categoría química.
Que el gobierno guineano, uno de los gobiernos feroces y bestiales del mundo busque sus artimañas para lavar su pésima y patética imagen en el extranjero, es más que predecible; que algunos se ven con menos empaque para torear este bravo toro, también es asumible; lo que no es tolerable ni digerible es que un organismo de las Naciones Unidas como la UNESCO acepte por dinero esa compulsiva coerción dejándose engatusar por los 3.000.000 de dólares americanos para crear un dudoso “Premio Internacional UNESCO-OBIANG NGUEMA MBASOGO de investigación en ciencias humanas”
Ese organismo se enfrenta a un descrédito institucional, por su bajeza moral, ética e institucional al ser vendido por unos millones de dólares procedentes de una dictadura tenaz, que hace trizas a la cultura y a la vida de las personas, asesinando a civiles, opositores, secuestrando a exiliados, condenando a la población en la miseria absoluta, imprimiendo un alienación intelectual sin precedentes.
“Los hombres sabios aprenden con los errores que otros cometen y los tontos con los propios”. No sería de poca monta que UNESCO aprende con los aciertos de EITI (Extractive Industries Transparency Initiative) en lugar de permanecer ignorantemente en sus propios errores. Y no porque se niega a saber el fin último de esta insolidaridad humana, sino porque la sangre humana borbotea con dolor en las familias guineanas mientras el petróleo guineano agiliza los motores en occidente. ¿Y qué pasaría si llevaran los barriles de petróleo, sin la permuta de la sangre de nuestros hermanos? Difícil antoja todo, porque muchos seres humanos de especie maléfica, gustan mucho compartir desagrados que bendiciones y Guinea Ecuatorial ya no es que una cosa funciona Bien, sino que todo funciona fatal y al borde del precipicio. Y no soy ningún detractor, ni mentiroso, pero 34 años de vida son para tenerme en cuenta, casi los mismos años que en Guinea Ecuatorial, no hemos vivido ninguna alegría compartida de un pueblo unido fusionado y compacto, sino el permanente sufrimiento colectivo de una nación, pueblo y cultura cada día enemistados entre sí.
Tanto la calle Ferraz, como Génova esta última, perpendicular a Almagro, donde nuestras esperanzas se erigen y se enmudecen cada instante, demuestran insuficiencias y mayor compasión al agresor que a la victima. Paradojas de la vida; pero no queda todo allí, sino que la misma incongruencia vive el Gobierno de Guinea Ecuatorial, cuando su producto expuesto en las escaparates de la dictadura vende menos que los gastos en publicidad.
Siendo guineano, y con el mismo ‘gen cultural’ que comparto con miles de compatriotas, dicho sea de paso, y sin sentirme más o menos inteligente y listo que nadie, pero con una curiosa sensación que desborda a veces mi “graciosa ignorancia” ¿Cuál son los resultados y los beneficios de los cursos de derechos humanos, orientaciones burocráticas, asistencia sanitaria, apoyo a las instituciones, cobertura en los medios de comunicación social, las nuevas tecnologías y la deontología que a diestro y siniestro y desde que yo era niño chico, vienen impartiendo dentro y fuera de Guinea Ecuatorial los países occidentales a través de sus agencias de cooperación?
El resultado, sin necesidad de acudir a las hemerotecas de las Naciones Unidas, donde abundan la sangrienta literatura sobre los asesinatos, desapariciones, detenciones arbitrarias e ilegales, encarcelamientos sin juicios, es sumamente nulo.
Guinea quiere vencer a los de fuera sin convencer a sí misma y decir esto, es en el sádico lenguaje del régimen, no reconocer secciones de evolución de nuestro país. ¿Cuáles son? ¿Qué ha evolucionado en Guinea Ecuatorial después de la colonia? Nada. Soy del 76, no conocí la colonia, pero al guineano de hoy se le entiende peor visitando nuestra historia de ayer. Y no porque deseo ganar enemistades, sino porque el sufrimiento, las muertes, el desorden alcanzan cotas altísima con un precio elevado, con la soberana verdad de que la dictadura se paga con el precio doble de los años invertidos en ella.
Fuente: opinión
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