Los movimientos separatistas de Nigeria y de Camerun están uniendo sus fuerzas

BUEA, Camerún — Durante los últimos cinco años, las facciones de un movimiento secesionista en el sureste de Nigeria y un movimiento independentista en el oeste de Camerún han cobrado impulso, movilizando simpatizantes a través de las redes sociales y chocando con las fuerzas de seguridad del gobierno en ambos países.

El mes pasado, los líderes de ambos movimientos anunciaron una alianza formal, que podría desencadenar la violencia y la inestabilidad en los dos países y en las regiones de África Occidental y Central, donde las organizaciones extremistas violentas afiliadas al Estado Islámico y Al Qaeda están estableciendo una sólida base.

En Nigeria, el Pueblo Indígena de Biafra (IPOB) es un grupo secesionista que aboga por la creación del país independiente de Biafra. El movimiento pro-Biafra, dirigido por la minoría étnica igbo de Nigeria, tiene profundas raíces históricas. En 1967, luego de dos golpes militares fallidos y violencia étnica selectiva y persecución, el pueblo igbo se unió para formar el estado secesionista de Biafra, desencadenando una brutal guerra civil de dos años durante la cual el ejército nigeriano impuso un bloqueo del estado, lo que provocó entre 500.000 y 2 millones de civiles morirán de hambre. En última instancia, Biafra se rindió al gobierno federal, pero el sentimiento pro-Biafra y antigubernamental se mantuvo y se ha endurecido en los últimos años.

Justo al otro lado de la frontera, los grupos separatistas armados luchan por separar las regiones de habla inglesa del noroeste y suroeste de Camerún en un estado secesionista llamado Ambazonia. Las quejas de los cameruneses anglófonos se remontan a 1961, cuando la región obtuvo la independencia de Gran Bretaña.

En 2016, el movimiento Ambazonia se volvió violento cuando las fuerzas de seguridad del gobierno tomaron medidas enérgicas contra maestros y abogados que protestaban por la marginación de los cameruneses anglófonos en un país de mayoría francófona.

En respuesta, los grupos separatistas armados —con fondos sustanciales de cameruneses anglófonos que viven en el extranjero, según un trabajador humanitario local que pidió permanecer en el anonimato— se movilizaron rápidamente contra las fuerzas de seguridad del gobierno. Desde entonces, la violencia en las regiones ha desplazado a más de 700.000 personas y ha provocado al menos 4.000 muertes de civiles, según las Naciones Unidas y el International Crisis Group.

A principios de abril, Cho Ayaba, el líder del Consejo de Gobierno de Ambazonia, uno de los dos principales grupos separatistas anglófonos, y el conocido líder de Biafra, Nnamdi Kanu, aparecieron en una conferencia de prensa, transmitida en vivo por las redes sociales, para anunciar una alianza estratégica y militar. .

“Nos hemos reunido aquí hoy frente a nuestros dos pueblos para declarar nuestras intenciones de caminar juntos para asegurar la supervivencia colectiva de la brutal anexión que ha ocurrido en nuestras naciones de origen”, dijo Ayaba. "La Alianza Ambazonia y Biafra es fundamental en un área donde Nigeria y Camerún han establecido dos autocracias que han utilizado la violencia como herramientas políticas para reprimir a nuestros propios pueblos".

Los movimientos de Biafra y Ambazonian se han vuelto cada vez más violentos individualmente en los últimos meses y años. Según John Campbell, del Consejo de Relaciones Exteriores, "el sentimiento separatista ha ido en aumento" en Nigeria desde las elecciones presidenciales de 2015 de Muhammadu Buhari. Las autoridades nigerianas han utilizado fuerza letal contra manifestantes pacíficos a favor de Biafra, lo que ha dejado al menos 150 civiles muertos, según Human Rights Watch y Amnistía Internacional. IPOB fue designado grupo terrorista en Nigeria en septiembre de 2017.

En diciembre de 2020, Kanu anunció la creación de Eastern Security Network, un ala paramilitar pro-Biafra, que las autoridades nigerianas han acusado de llevar a cabo una serie de ataques este año. Más recientemente, a principios de abril, hombres armados atacaron una prisión en el estado de Imo, situada en la región de Biafra, y ayudaron en la fuga de casi 2.000 prisioneros. Al día siguiente, hombres armados atacaron una comisaría de policía en la misma zona. El 26 de abril, cinco fuerzas de seguridad del gobierno murieron en Port Harcourt. En Camerún, los separatistas anglófonos han intensificado los ataques contra las fuerzas de seguridad del gobierno, utilizando dispositivos explosivos improvisados para atacar convoyes militares en al menos 30 ataques diferentes en 2021, según informes de la ONU, el proyecto de datos de eventos y ubicación de conflictos armados (ACLED), y un portavoz del ejército camerunés.

A pesar de la violencia, tanto los gobiernos como la comunidad internacional no han abordado agravios de larga data. "La lección que extraigo de esto es ... que las quejas internas, cuando se permite que se agraven, pueden en última instancia convertirse en conflictos más amplios y crisis hermanas y conflictos armados, que podrían tener consecuencias devastadoras a nivel transnacional", dijo Christopher Fomunyoh, de Estados Unidos. Instituto Nacional Demócrata.

Un intercambio de armas entre Biafra y Ambazonia reforzará el movimiento separatista anglófono.

Además, las fuerzas de seguridad de Nigeria y Camerún han violado repetidamente los derechos humanos para sofocar las protestas. En consecuencia, los leales a Biafra y Ambazonia han encontrado puntos en común en los movimientos de cada uno.

Daniel, el subjefe de defensa de Ambazonian, reconoció el impacto regional potencial de la alianza, pero dijo que después de casi cinco años de conflicto armado de bajo nivel en Camerún, no había otra opción. “Hemos sido muy cuidadosos en nuestra asociación con el movimiento de Biafra, porque no queríamos desestabilizar la región, pero nos han acorralado”, dijo desde su base en Hong Kong. "Los nigerianos no han actuado, la comunidad internacional no ha actuado, por lo que no tenemos otra opción que formar una alianza que pueda mejorar nuestras posibilidades de defendernos".

El movimiento Biafra está bien equipado con armamento y otras tecnologías de defensa del gran mercado negro de Nigeria. Un intercambio de armas entre Biafra y Ambazonia reforzará el movimiento separatista anglófono, que ha sufrido en los últimos meses una grave falta de apoyo financiero de la diáspora, tal vez debido al interés menguante, los abusos generalizados de los derechos humanos llevados a cabo por grupos separatistas contra civiles, o importantes divisiones en el liderazgo de la diáspora. (Varios líderes separatistas niegan que el apoyo financiero haya disminuido; sin embargo, los combatientes y los trabajadores humanitarios en el terreno confirman que la extorsión de los "impuestos de guerra" y los esquemas de secuestro por rescate son ahora la principal fuente de ingresos para apoyar los combates en curso). , el movimiento Ambazonia dice que compartirá lecciones para hacer que las regiones noroeste y suroeste de Camerún sean "ingobernables", una táctica que se ha logrado en gran medida.

Es probable que la unión exitosa de los dos grupos cada vez más violentos desencadene una mayor respuesta de las fuerzas armadas de Camerún y Nigeria, que ya trabajan juntas para contrarrestar la insurgencia de Boko Haram en las regiones del norte de ambos países. Nigeria también ha ayudado al gobierno de Camerún en sus intentos de reprimir el levantamiento anglófono. En 2018, las fuerzas de seguridad nigerianas localizaron, arrestaron y extraditaron a 10 líderes separatistas cameruneses que residían en el país. El año anterior, las fuerzas de seguridad de Nigeria arrestaron a más de 30 activistas anglófonos más.

Los ejércitos de Nigeria y Camerún están bien equipados y bien entrenados, ya que ambos países reciben apoyo militar y entrenamiento de gobiernos extranjeros, incluidos los Estados Unidos, Francia y el Reino Unido para los esfuerzos antiterroristas. En una carta abierta al presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, publicada en los medios de comunicación locales, el líder de Biafra, Kanu, solicitó que el gobierno de los Estados Unidos suspendiera la venta de armas a Nigeria, citando abusos contra los derechos humanos y "las medidas draconianas de Buhari" para sofocar las protestas pacíficas a favor de Biafra.

Los observadores han sugerido anteriormente que el gobierno de Camerún ha desviado el equipo militar de origen estadounidense y el personal militar entrenado en EE. UU. de la lucha contra Boko Haram en la región del extremo norte de Camerún hacia el conflicto anglófono en las regiones del noroeste y suroeste, y en 2019, el gobierno de EE. UU. redujo el gasto militar en Camerún por abusos contra los derechos humanos.

Existe otro riesgo: que la alianza desate la violencia étnica transfronteriza que puede tener consecuencias regionales. Los biafreños y los cameruneses anglófonos comparten un enemigo común: los pastores fulani, un grupo étnico nómada presente en África occidental y central. Las tensiones entre los fulani y los biafreños y los cameruneses de habla inglesa se remontan a décadas. Los biafreños y ambazonianos son predominantemente cristianos, mientras que los fulani son en su mayoría musulmanes.

Incluso antes de la crisis anglófona, los fulanis nómadas que pastorean ganado, conocidos localmente como Mbororos, se enfrentaron contra los lugareños, que son agricultores sedentarios, por el uso de la tierra en la región noroeste de Camerún. En 2016, grupos separatistas armados llevaron a cabo ataques violentos contra la comunidad Mbororo por su falta de apoyo a la causa anglófona, y estos ataques solo se han intensificado en los últimos años. Desde 2019, varios grupos separatistas han robado cientos de ganado, secuestrado al menos 20 mbororos y extorsionado aproximadamente 10 millones de francos centroafricanos ($ 18,600) en pagos de rescate, asesinado a aproximadamente 50 pastores y desplazado a más de 2,500 civiles fulani más, según el Centro de Derechos Humanos y Democracia en África (CHRDA).

Mientras tanto, las fuerzas de seguridad de Camerún han canalizado armas a las comunidades Mbororo que han pasado a atacar a los agricultores de habla inglesa, señala un informe de la CHRDA.

Los biafreños y los cameruneses anglófonos comparten un enemigo común: los pastores fulani, un grupo étnico nómada presente en África occidental y central. Las tensiones entre los grupos se remontan a décadas.

Los combatientes fulani, incluidos algunos que han cruzado la frontera de Nigeria a Camerún, han estado implicados en algunos de los incidentes más mortíferos del conflicto. En febrero de 2020, hombres armados fulani junto con personal militar camerunés atacaron la aldea de Ngarbuh en la región noroeste y mataron a 21 civiles, incluidos 13 niños. Este febrero, en una oleada de ataques sin precedentes, los Fulani armados asaltaron 18 aldeas en la subdivisión de Nwa, matando al menos a 17 personas y desplazando a 4.200 residentes locales.

En Nigeria, los biafreños luchan con los fulani por la supremacía étnica y política. La violencia étnica dirigida contra los igbos por parte de Fulani y otros grupos étnicos del norte de Nigeria fue uno de los varios factores que llevaron a la guerra civil en la década de 1960. Hoy en día, los activistas pro-Biafra utilizan un lenguaje incendiario, refiriéndose a los fulani como "terroristas", para incitar a la violencia. En todo el país, los Fulani han sido acusados de matar a miles de nigerianos, lo que equivale a "crímenes de lesa humanidad y masacres genocidas contra cristianos", según Gregory Stanton de Genocide Watch.

Una violencia comunitaria similar, que a menudo sigue líneas étnicas y de campesinos pastores, ha estallado en Malí, Níger, Chad y Burkina Faso. En los últimos años, la cifra de muertos por violencia étnica e intercomunitaria ha alcanzado niveles sin precedentes, incluso superando la del extremismo violento y el terrorismo en Mali, según ACLED. Boko Haram, la provincia de África Occidental del Estado Islámico y otros grupos extremistas violentos también explotan estas tensiones étnicas para su propio beneficio.

Las Fuerzas de Defensa de Ambazonia ven la alianza Biafra-Ambazonia como una salida fundamental para poner fin a los crecientes ataques dirigidos por Fulani. “Esta será una muy buena oportunidad para nosotros, porque lo que vemos en el campo es que ha habido algunas alianzas entre el gobierno de Camerún y Fulani”, dijo Daniel, el subjefe militar ambazoniano. "Así que esto es muy importante para nuestra causa, en nuestra lucha contra estos fulani, en particular los que vienen de Nigeria".

A pesar de una religión compartida, es poco probable que la creciente participación de Fulani en el conflicto anglófono de Camerún se fusione con la insurgencia de Boko Haram en la región del Extremo Norte, y no hay evidencia que sugiera que haya habido una fusión de los conflictos hasta ahora, según Akem. Kelvin Nkwain, oficial de derechos humanos de CHRDA.

Aun así, es probable que una mayor exacerbación de las tensiones étnicas que involucran a los fulani en Camerún tenga un efecto dominó en toda la región. “Un desarrollo en el que los fulanis se convierten en actores importantes, para bien o para mal, en un país como Camerún, luego se agrava en Nigeria debido a sus propias categorizaciones demográficas y de población”, dijo Fomunyoh, del Instituto Nacional Demócrata. Esto "luego se extiende a otras partes de África Occidental donde hay poblaciones que se identifican con los Fulani o con Peul [otro nombre para la etnia Fulani], y luego pueden sentirse victimizados o señalados o aislados o atacados".

Los movimientos de Biafra y Ambazonian están fracturados y no todas las facciones apoyan la alianza y el aumento de la violencia. Portavoces del autoproclamado Gobierno Provisional de Ambazonia, el otro importante grupo separatista anglófono, y del Gobierno Consuetudinario de IPOB han denunciado la alianza y proclamado que los líderes implicados son "impostores".

Aún así, la escalada de violencia en el sureste de Nigeria y el oeste de Camerún solo se sumará a los desafios de seguridad nacional y regional, en un momento en que la región ya está luchando contra economías que se desploman, retrocesos democráticos y un resurgimiento del extremismo violento y el terrorismo. Nigeria y Camerún, ambos socios internacionales críticos en las campañas antiterroristas de EE. UU. Y que alguna vez fueron faros de estabilidad económica en la región, pueden estar en camino de convertirse en estados fallidos, lo que tendría un impacto regional y global devastador.

Jess Craig es un periodista independiente que vive en África Central.

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