DOMINGO DE PENTECOSTÉS. Ciclo A.
IDEAS PRINCIPALES DE LAS LECTURAS DE ESTE DOMINGO
- 1ª Lectura: Hechos de los Apóstoles 2,1-11: La primera lectura cuenta el acontecimiento de la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles con los mismos elementos cósmicos con los que se narra la manifestación de Dios en el monte Sinaí. Los apóstoles, renovados por el Espíritu Santo, comienzan a proclamar las maravillas de Dios.
- 2ª Lectura: Corintios 12,3b-7.12-13: El Espíritu Santo es el autor de todos los dones en el Iglesia, es también el constructor de la unidad. Pablo recuerda que los dones que recibe cada uno están al servicio del bien común. Hoy el Espíritu continúa suscitando carismas en la Iglesia, como en la comunidad de Corinto.
- Evangelio: Juan 20,19-23: Cristo había prometido a sus discípulos al Espíritu Santo. El mismo día de su Resurrección se hace presente en medio de ellos y les comunica el Espíritu para que lleven a todos los pueblos el mensaje de la salvación y el perdón de los pecados.

• Queridos hermanos y hermanas en Cristo: El acontecimiento de Pentecostés se actualiza hoy en cada persona, en cada día e instante. El Espíritu Santo se dio y se da cada vez que recibimos los sacramentos.
• Sin el Espíritu Santo, Dios está lejos y Cristo permanece en el pasado, el evangelio se convierte en letra muerta, la Iglesia en una simple organización, la autoridad en un poder, la misión en una propaganda, el culto en un arcaísmo y la moral una esclavitud.
• Pero el Espíritu transforma todo con su presencia y fuerza: hace que Dios Padre esté muy cerca de nosotros, y Cristo se convierte en una persona presente y vivo entre nosotros. El evangelio por la fuerza del Espíritu se transforma en vida renovada y renovadora; la autoridad se transforma en servicio y dedicación; el culto en una liturgia viva y participada y la moral en bienaventuranzas.
• El Espíritu de verdad libera de la esclavitud de la mentira, de la falsedad y de todo tipo de fariseísmo. El Espíritu creador renueva los corazones cansados por la fatiga cotidiana y por la indiferencia religiosa, y crea ilusión y da fuerza para seguir el camino. El Espíritu de paz elimina guerras y odios, envidias y enemistades y recrea la fraternidad entre los hombres. El Espíritu de unidad reconcilia a los hombres entre sí, las familias, los padres con los hijos y los hijos con los padres, los suegros/as con los yernos/nueras, los hermanos con los hermanos, los vecinos con los vecinos…, y es autor de la comunión. El Espíritu de vida visita a los afligidos, consuela a los tristes, ayuda a los pobres. El Espíritu de poder sostiene a los vacilantes en la fe, robustece a los que dudan, ayuda en las pruebas y dificultades. El Espíritu de sabiduría ilumina las inteligencias, conduce a la verdad y abre las mentes al misterio divino.
• El Espíritu del Padre hace que seamos sus hijos de adopción. El Espíritu del Hijo de Dios nos hermana con Cristo y con todos los hombres. Amén.


Fuente: Jesús Rafael

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