|
|
GUINEA ECUATORIAL: UN PROCESO YA IRREVERSIBLE, SR LABORDA publicado por: Crispin Mba el 17/09/2011 11:14:20 CET
Los ciudadanos guineanos encuentran en el gobierno actual de Guinea Ecuatorial como época menos merecedora de evocación en la futura Historia de Guinea Ecuatorial. Muchos de nosotros vivimos entre el desconsuelo y la impotencia de ver cómo la España política se liga, invariablemente a la autocracia, al sectarismo, a la violencia que se aplica al pueblo de Guinea Ecuatorial. Todo dicho con perdón. En la primera generación de españoles, en su política hacía Guinea Ecuatorial, hubo hombres de probada calidad que en sus cabales desearon brindar páginas estimables para un devenir beneficioso para ambos países. Pero la segunda generación de políticos españoles, en la que como se demuestra, usted forma parte; se está siendo un sainete cómico en el que sucumben hasta hombres de probada liquidez política, que han ocupado y ocupan puesto muy relevantes en la política Española actual.
Todo por una simple cuestión de INTERESES, eso que puede obligar a un gobierno, o a un ex presidente o presidente del Senado, un senador de un país democrático a hacer cosas que, teóricamente, le repugnan, cosas que van en contra de los derechos humanos. O hace negocios con una de las dictaduras más inclementes y corruptas del mundo, que el año pasado asesinó de un plumazo a cuatro opositores, hijos de cuatro madres guineanas; todo, Sr Laborda, por hacer hueco a España en este pleamar de petróleo. Esa es la única razón por la que puede entenderse su postura, y los procedimientos de su fundación, Sr Laborda, y también la de España en relación con la dictadura que sufrimos los guineanos, donde, como todos sabemos, espero que Ud. también, Sr Senador; la dictadura tiene amordazado al pueblo, intimidado a sus líderes políticos , maniatado a los intelectuales y algunos expulsado del país. Quien suscribe este artículo ha sido varias veces buscado e interrogado por la policía politica de la dictadura, por unas simples opiniones personales, que en su país reconocerá que es un derecho inalienable; el derecho al pensamiento y a la libertad de expresión.
Qué decir, abjurar de un período especialmente cainita de nuestro acontecer colectivo es merecedor de miradas más sospechosas y consideraciones “muy sopesadas” por parte de quienes hemos dedicado tiempo de formación para asegurar el futuro de nuestros hijos, como lo hacen y lo han hecho ustedes. La visita de Bono hace unos meses como presidente del Congreso de los Diputados a Guinea Ecuatorial, la visita que usted acaba de realizar este verano como usted lo relata, me parecen iniciativas normales y coherentes en temas de política exterior de España, tan respetable en todos sus aspectos; tanto como lo haría los alemanes, ucranianos, ingleses o franceses. Pero lo que comporta a los políticos españoles una alienación difícil de comprender en parámetros actuales por parte de guineanos como yo, y le aseguro que hay muchos otros es la equiparación y el recuerdo del periodo de cuando España tenía algo que ver con Guinea Ecuatorial.
La Política Española de hoy y el gobierno post colonial de Guinea, proclamaron un epitafio de ruptura hace mucho tiempo que hoy sería difícil de restituir. Los que no conocimos ni la colonia, ni la Provincia, ni la Autonomía, no encontramos ahora qué remembranzas tener de España, que nos merecen la pena recordar y reivindicar. Lamentablemente, la debilidad de la política española hacía Guinea Ecuatorial ante las dos dictaduras, no nos hace recordar precisamente a España como padres de quienes hoy deberíamos reivindicar su recuerdo. Creo que es demasiado parcial ser padre y situarse debajo de una veleta. Por lo que nos parece algo desfasado ese discurso.
Aunque en la política no es una virtud decir la verdad, pero la situación de Guinea ecuatorial como la nueva Filipinas, ya es una realidad. Abundar sobre hechos que lo testifican, es perder el tiempo. Usted mismo ha visitado Guinea Ecuatorial y usted es muy consciente que el presidente y su equipo de gobierno no confían en ustedes, los españoles, desde hace ya mucho tiempo, y los otros políticos un tercio de lo mismo. No deja de ser ya un anacronismo histórico volver cromáticamente a un tiempo y a una realidad ya enterrada con fuerza por los dos países y sus gobiernos. Nos resulte dolorosamente complicado recuperar lo perdido con una España Política que prefiere buscar intereses y a hacer negocios con la dictadura que con los políticos que buscan ansiosamente la democracia.
Sinceramente, Sr Laborda, no quiero hurgar por qué de su tardía “interés” sobre un país que hasta hace poco, era como Vitoria, Almería o Canarias, ni tan si quiera medir los fines de su fundación, que como bien dice, son para normalizar la relación entre España y Guinea Ecuatorial, una relación que me gustaría saber según Usted, por qué se normaliza, qué ha pasado antes para que ahora se busca normalizarse.
Quiero recordarle, Sr Laborda, que lo nuestro es una dictadura, que no pasa de ser un tiempo en el que unos engrasan la ira contra los otros hermanos y hermanas, y ponen en marcha los más siniestros mecanismos de laminación incendiaria. Los que hoy reivindican el diálogo ideológico, ese diálogo que sólo quiere hablar en una sola dirección y con algunos selectos, hacen, directa o indirectamente viable nuestro sufrimiento y preparan un futuro de división, de enfrentamiento y de resentimiento. No le estoy acusando a usted de nada. Sólo le hago saber -como guineano, recién acabada la universidad, y del que, como tantos otros, cualquier iniciativa hacía Guinea no debería prescindirse de ellos- que meterse unilateralmente en asunto guineano, con el pretexto de “normalizar las relaciones” en un periodo convulso, irascible, intolerable, improductivo sobre derechos de las personas, que jamás haya conocido Guinea Ecuatorial, no es más que mostrar la cara menos encantadora del ser humano y de España en este siglo político.
Sinceramente poco servicio se hace al sufrido pueblo guineano por parte de aquellos que hoy lloran nuestro sufrimiento, como si les fuese algo en ello, y pretenden recomponer esas lágrimas emocionales desde unas iniciativas poco claras en sus fines y en sus procedimientos, en un contexto donde los enfrentamientos, la enemistad y pendencias entre los propios hermanos y compatriotas guineanos se ha cobrado y sigue cobrando varias víctimas mortales y abominables violaciones de los derechos humanos.
Andarse a estas alturas con “amor y seducción de África a estilo de los misioneros” en temas de la política de España hacía Guinea, es un absurdo que lleva inevitablemente a un rancio, sin ningún futuro que pueda asegurar una relación normalizada entre España y Guinea Ecuatorial.
Creo en su buena intención de repudiar cualquier violencia como fórmula política y defensa sincera del consenso como técnica para lograr el entendimiento, le suplico que realmente no nos añada más violencia de la que inmerecidamente ya llevamos acuesta. De España ya no esperamos casi nada, o dicho de otro modo, no esperamos algo diferente de España de lo que esperaríamos de Francia, Estados Unidos, Alemania o Canadá, países amigos con intereses en Guinea Ecuatorial. Para eso, España es bienvenida como lo es Canadá, Brasil, Finlandia o China. Si esta perspectiva lo quiere negar el Senador Laborda, nos aguarda el presente y el futuro próximos.
Conjeturándole, al Senador Laborda la mejor de las intenciones, la más absoluta de las noblezas, el sincero deseo de confeccionar, sin otros intereses que los del bien del pueblo guineano y español, el futuro más estable posible tanto para empresas españolas, que tanto quiere que participen en Guinea Ecuatorial, como para los políticos y los ciudadanos guineanos. Figurándole una audacia heroica, una visión clarividente y un tesón inquebrantable en la puesta en práctica de sus convicciones y fines de su “Fundación España-Guinea”. Supongámosle un refuerzo titánico que producen los contratiempos y un apoyo firme de sus principios políticos, ético-profesional, morales, y si cabe religiosos. Supongámoselo todo. ¿D. Juan José Laborda, ha pensado que, lo que es mejor para la mayoría de los guineanos sería también mejor para la mayoría de los españa o lo que es peor para la mayoría de los guineanos, también será peor para la mayoría de los españoles?, y viceversa ¿Qué un país que rechaza la cultura por medio de sus intelectuales, está abocado al fracaso?, ¿Sr Laborda y su fundación son conscientes de la dificultad de curar una llaga de odio de cuarenta y dos años -aunque Él sólo ve treinta años-?, ¿Dónde sitúa Sr Laborda a estos otros hijos de Guinea ecuatorial, que están situados fuera de este paragua de normalización de las relaciones?
También nos hubiese gustado que dijera lo que, en su largo recorrido en Guinea Ecuatorial, además de no encontrar intereses españoles y por qué, también qué le han dicho los guineanos que ha visitado, además de lamentarse de la falta de españoles en nuestro país; ¿Le han dicho otras cosas? ¿Cuántos funcionarios del estado guineano hayan realizado su formación en España y cuántos lo han hecho en la Antigua Unión Soviética, Francia, Marruecos, China, Estados Unidos últimamente? La realidad supera siempre la ficción Sr Senador.
Existen otras cosas más, que nos crean dudas en creer en usted, en aquellas cosas que no son más que una pura realpolitik. Y hasta aquí podemos llegar. El Problema es que la realidad no es un mandato, la realidad, a veces es un capricho, y el Sr. Laborda se ha topado con la crudeza de las cosas, no siempre adecuadas a sus intenciones. En cuanto acabe esta generación de la independencia, la relación España-Guinea será anecdótica.
No hay nada peor que una relación traicionada en sus pretensiones más elementales, porque hablar de Guinea y de los guineanos, dejando fuera a una élite de guineanos bien formada es una invención rancia y absurda, como también es una ensoñación pensar que el gobierno de Guinea Ecuatorial le gusta España y los españoles. Hace tres días que he visto con mis propios ojos y escuchado con mis propios oídos cómo el ministro de Sanidad de Guinea Ecuatorial arengaba a los suyos: “Si encuentras a alguien hablando mal de España ése es un español, y si encuentras a alguien hablando bien de Israel ése es un israelí, por lo tanto tenemos [los guineanos] que ser como los israelí y no como los españoles” Es el discurso que dio a los futuros enfermeros del nuevo hospital la paz de Malabo, y de los más de 200 enfermeros y médicos que estaban allí, ninguno era español ni haya sido formado en España; lo mismo podemos hablar de otros sectores de la país.
Es verdad que las élites de Guinea Ecuatorial, al parecer con quienes ha hablado el Sr Laborda, conocen la política española, pero tanto como de Francia o de Estados Unidos y más. Yo también creo que España tiene que estar en África, es su vecino, es la puerta de los africanos para Europa. Si España no puede entrar en África por Guinea Ecuatorial, además de los intereses que faltan, ¿No sería también, Sr Laborda, porque a Guinea Ecuatorial ya no le interesa tanto España, sólo en lo que sea para hacer “amigos”?. No creo que sea ingenuidad, pensar que el gobierno guineano dará un decanato a los españoles en la Universidad de Oyala, sino más bien una ensoñación anacrónica.
El mundo está lleno de buenas intenciones, pero está también lleno de políticos excesivamente codiciosos que nunca acaban de comprender que lo primero de todo son las personas. Nuestra Guinea Ecuatorial, y aquellos que lloran nuestro infortunio políticamente, no quieren enterarse de las cosas. Sigue siendo un ideal criar iniciativas que dividen y echarse a dormir.
Mientras los guineanos no pueden sentarse en una mesa de negociación; las fundaciones Guinea-España, Guinea-China, Guinea-Francia, serán siempre buenas para sus presidentes, pero nunca para los guineanos.
Me mueve soberanamente un inquebrantable deseo de saber qué haría Usted señor Laborda si fuese guineano, y sobre todo, si fuese tratado como somos tratados los guineanos. Nadie Sr Laborda quiere que le ensucien el patio de su casa. Espero que el futuro sea algo mejor que el presente, pero ya le anticipo que el sentimiento español en Guinea Ecuatorial, se va quedando en anécdota. Y sinceramente no creo que nos está saliendo demasiado caro prescindir de España; que lo pregunten a los chinos, Franceses, americanos, israelí y al propio gobierno de Guinea Ecuatorial. Esperamos con deseo que la amistad España-Guinea perdure.
Crispin Mba (ciudadano sin posicionamiento ideológico)
Fuente: prpia
¡Nota importante! El contenido de los artículos publicados no refleja necesariamente la opinión de la redacción de guinea-ecuatorial.net Véase también la declaración sobre el uso de seudónimos
|